Denuncian negligencia médica en Hospital General de Los Mochis

. Por negligencia médica.
. Por negligencia médica.

Entró de pie, sonriente, bromista, con un soportable dolor en el vientre, al Hospital General de Zona “Jesús Kumate Rodríguez”, pero 36 horas después lo abandonaba moribundo, en una camilla de urgencias.

Luego de 60 minutos de aquella salida autorizada y a sus 40 años, Filadelfio Jabalera Ortiz, moría, mientras escucha una discusión monetaria entre un doctor particular, su hermana y su sobrina.

“Era de madrugada y quería 50 mil pesos para operarlo de urgencia. Le dejábamos dos carros empeñados hasta en la mañana, pero no quiso. Mi hermano murió, en manos de matasanos”, se duele Judith Jabalera Ortiz, cuya mirada se nubla mientras sus ojos enrojecen.

No quiere, pero dos lágrimas forman un apenas perceptible arroyo sobre sus mejillas. Su temple la levanta y cuenta su historia, reducida ahora a recordar a dos pequeños que quedaron huérfanos de padre y madre y al cuidado de sus abuelos, ya ancianos, en plena Sierra Madre Tarahumara.

“Eso es la muerte allá”.

Judith es enfermera, partera, en una clínica de La Lajita de Palmira, en Morelos, Chihuahua, en pleno Triángulo Dorado. Con sus manos, sin instrumental médico, sin aparatos, y en ocasiones sin medicamentos, pero con remedios caseros, ha salvado muchas vidas. Desde hombres baleados hasta recién nacidos y mujeres con trabajo de parto pasado. Por eso no tiene explicación del por qué los médicos del Hospital General de Zona “Jesús Kumate Rodríguez” dejaron morir a su hermano, que era padre soltero. Por esa carga, él enfermó de colitis nerviosa, que le era controlada en la clínica de la sierra.

Pero el 22 de enero, a las 16 horas, se presentó en su casa, en la ciudad, con un dolor en el vientre, cuenta Judith. Fue a consulta a dos farmacias y las doctoras coincidieron en el diagnóstico y fue tratado. Al concluir el tratamiento, el dolor se agudizó. La noche del 24 de enero utilizó su póliza de Seguro Popular, pues al dolor le siguió diarrea.

Permaneció la noche del 24 de enero sin ser tocado y sin practicarle análisis de sangre, radiografías ni ultrasonido. En la madrugada, la diarrea se detiene, y los médicos le practican un lavado intestinal con agua jabonosa. Le aplican dos enemas. No mejora. Le meten analgésicos en el suero fisiológico, el dolor cede, pero la inflamación abdominal o intestinal no. Él se duele cada vez más.

“Asustados, recorrimos el hospital buscando al subdirector, al jefe de cirugía, al médico internista, al médico de guardia y nadie estaba”, recuerda Judith.

Todos los médicos o pasantes se hacían de la vista gorda, andaban en el chacoteo con las enfermeras, galaneando con las pacientes o de fiesta comiendo pasteles y tomando refrescos, se queja la experimentada enfermera.

Un médico la observa, la escucha y termina auscultando a Filadelfio. Ordena una tomografía. El paciente sale del hospital a una clínica particular, pues el tomógrafo del hospital no sirve. El estudio revela un daño intestinal interno y el especialista recomienda cirugía de emergencia. La ambulancia ulula y rompe el silencio de la madrugada, desembarcan al paciente en urgencias del hospital, pero no hay cirujano ni quirófano, mucho menos medicamentos.

“¡Sáquenlo y opérenlo ya!”, ordena el mismo médico.

Ellos lo trasladan a la clínica Santa Rita, pero ahí se origina una discusión por 50 mil pesos. Filadelfio escucha la negociación y en eso se infarta. Minutos después muere.

En la misma zona en donde Filadelfio estuvo internado en el hospital General, un preso murió de un infarto, otro paciente de diabetes, y otros más también han fallecido, dice Judith.

“El Hospital General  es una infamia. Son doctores matasanos, inconscientes, insensibles. Y a ti, como familiar, te matan de desesperación”.

JUDITH JALABERA. “Doctores inconscientes e insensibles en el Hospital General”.
JUDITH JALABERA. “Doctores inconscientes e insensibles en el Hospital General”.

La respuesta

La familia de Filadelfio está molesta, cuentan su historia a Aidé Soto, dirigente de la asociación civil “Se da tu vida digna”, y organizan una protesta, pues los casos de supuesta negligencia médica se multiplican.

En su lucha por justicia para Filadelfio, se entrevistan con el director Jesús Grande Rivera y con el coordinador médico de la zona norte, Marco Julio Carlón Rivero, y ellos los escuchan. Prometen investigar y aplicar sanciones a quienes no cumplieron con el protocolo. Dicen que el sacrificio de Filadelfio servirá para que no se repitan más fallecimientos. Los deudos no quedan contentos, pero aceptan la propuesta. Regresarán, prometen.

La tendencia

María Sepúlveda Saucedo, jefa de la Visitaduría Zona Norte, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa (CEDH), afirmó que las quejas en contra del personal del Hospital General de Zona “Jesús Kumate Rodríguez” van en aumento, principalmente por mala atención o negligencia médica en urgencias y partos.

“No se ha emitido recomendación, pero hay una tendencia a aumentar las quejas”, dijo.

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