El presidente Enrique Peña Nieto decretó el 7 de septiembre como día de luto nacional por el sismo de 8.2 grados en escala Richter registrado el jueves y ordenó el izamiento de banderas a media asta.
Desde Juchitán, Oaxaca, la zona más afectada por el movimiento telúrico en esta zona de istmo, el mandatario se comprometió a que la entrega de ayuda se realice sin distingos políticos, ni partidistas a fin de que le llegue a la población.
“Me pidieron que no hubiera mediación de ningún liderazgo, que nadie pretenda sacar ventaja de esta lamentable tragedia. Los apoyos llegarán directamente a las personas sin importar de quién se trata ni la afiliación política que tengan”.
De acuerdo a La Jornada, EPN estuvo acompañado del gobernador de Oaxaca y de la presidenta municipal de Juchitán informó del arribo en las próximas horas de más elementos de las fuerzas armadas y de la Policía Federal para ayudar en el rescate y en las tareas de seguridad, aunque muchas familias han tenido que abandonar sus viviendas.
Después de un recorrido por las calles de Juchitán, donde la gente le pedía agua potable, y que sacaran los escombros, el mandatario les pidió estar unidos.
Comisionó a dos secretarios (Agricultura y Desarrollo Urbano) para atender Oaxaca y a las 18:00 horas se trasladó en helicóptero a Tonalá, Chiapas.