Boyhood, momentos de una vida

Boyhood

Como ganadora de los Globos de Oro y de los BAFTA, Boyhood, momentos de una vida (Boyhood/EU/2014), escrita y dirigida por Richard Linklater, fue una de las favoritas para coronarse en la pasada entrega de los Oscar, como mejor película (aunque ya sabemos que ese título se lo llevó Birdman), pero de las seis nominaciones que tenía, sólo consiguió el muy merecido de mejor actriz de reparto para Patricia Arquette.

Películas que narren la vida de alguien desde la niñez a edad adulta (incluso a la inversa, como en el caso de El curioso caso de Benjamin Button) hay muchas, donde se recurre a varios actores para representar las diferentes etapas. Una que muestre a los mismos histriones en distintos años de su vida, real, sólo Boyhood.

La cinta tiene la peculiaridad de que se tardó 12 años en rodar, con los mismos intérpretes, por lo que los cambios reales en ellos, tanto físicos como de personalidad, son por demás notorios y uno de los mayores atractivos (de flacos a gordos, y de regreso; cortes de cabellos, arrugas…).

Desde niño, Mason (Ellar Coltrane) tuvo que lidiar con la separación de sus padres, y mientras Olivia (Patricia Arquette), su mamá, se hacía cargo de él y su hermana Samantha (Lorelei Linklater), iba a la universidad y trabajaba, su papá (Ethan Hawke) era más relajado, desobligado y se aparecía de vez en cuando a visitarlos.

Mason tuvo que soportar además las constantes mudanzas, incluso ya siendo un adolescente, las diferentes parejas de su madre, a quienes curiosamente, les gustaba mucho el alcohol, por lo que a veces el trato de ellos hacia a él y su hermana no fue el más agradable.

Los cambios de amigos, vecinos, escuelas, hermanastros y casas, serán una constante en la vida de Mason y su familia, lo cual, aparentemente aceptan sin ningún problema, pero los inconvenientes no tardarán en hacerse presentes.

Cuando parece que las cosas se establecen para todos, llegará el momento de que cada uno decida qué hacer con su vida, y lo que se esperaba como algo común (ir a la universidad, que los hijos se vayan) se convertirá en lo más difícil de digerir.

Si se espera la espectacularidad y la acción, se terminará decepcionado, la película es un relato enfocado a las emociones, a los sentimientos, a las situaciones cotidianas, comunes, y eso es lo que hace que no dejemos la butaca y, más aún, que permanezcamos atentos e interesados a lo que sucede.

La cinta tiene un elemento que podría funcionar en su contra: dura 165 minutos, y eso es demasiado, pero en ningún momento se percibe aburrida o lenta, y en ese sentido fue importante que la nueva etapa en la vida de los personajes se presentara oportuna y adecuadamente, de manera natural y convincente.

Es interesante cómo el filme va dando señales del paso del tiempo (además del evidente cambio físico de los actores), y lo que en su momento fue un distintivo, como referencias a películas, video juegos y libros.

El inconveniente con Boyhood, es que en la vida real no todo es relevante, y en esa cotidianeidad que muestra,  tiene escenas y personajes que si no estuvieran no pasaría nada, aunque eso también pude hacerla más auténtica. Lo cierto es que no se la puede perder… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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