Doce años de fracasos con el PAN

VICENTE FOX y Felipe Calderón.

Una de las manifestaciones más profundas del fin del PRI también fue trágica. El 23 de marzo de 1994, fue asesinado su candidato a la presidencia, Luis Donaldo Colosio. Lo sustituyó Ernesto Zedillo Ponce de León, que fungía como coordinador de campaña. Entre el dolor y la conmoción nacional, Zedillo obtuvo el 48.6 por ciento de los votos y mayoría en las dos cámaras legislativas, con una participación del 77 por ciento de los votantes.

Pero el viejo sistema priista estaba tocado de muerte. Seis años antes, el gobierno presidido por Miguel de la Madrid ordenó tumbar el sistema de cómputo para robarle la elección a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, algo que fue reconocido en sus memorias por el propio ex presidente antes de morir.

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Las elecciones intermedias del sexenio zedillista (1997) se constituyeron en un hito, pues por primera vez en 70 años de control absoluto, el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, pues se quedó con 239 legisladores y tuvo que enfrentar al llamado bloque opositor que construyeron las bancadas del PRD y del PAN.

La crisis de diciembre de 1994 y las secuelas del levantamiento zapatista de enero del mismo año marcaron la administración de Zedillo. El PAN ya había ganado la gubernatura de Baja California en 1989 y le siguieron Guanajuato en 1991, cuando Carlos Medina Plascencia fue nombrado gobernador interino. Luego ganó Chihuahua en 1992 y Jalisco en 1995. Vicente Fox refrendó Guanajuato en elecciones extraordinarias y partir de ahí empezó a tejer su candidatura presidencial para el 2000.

VICENTE FOX. Puerta abierta a la violencia. (Foto: Pedro Mera/CUARTOSCURO.COM)

La insólita llegada de Vicente Fox

Mermado en estados, municipios y congresos locales, donde el PAN y el PRD habían logrado posiciones importantes, el PRI llegó a la elección presidencial de 2000 con un candidato, Francisco Labastida, que sucumbió ante el embate verbal y la figura recia de Vicente Fox Quezada.

Con una participación del 64 por ciento del electorado, Fox logró el 42.5 por ciento, contra el 32 de Labastida y el 16.6 de Cárdenas, que competía por tercera ocasión en busca de la presidencia. Y aunque no logró mayoría absoluta, el PAN obtuvo 224 diputados y 60 senadores, observándose un claro descenso del PRD, que logró apenas 65 diputados y 16 senadores.

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Pero si todo el mundo habló del fin del PRI, las ineficaces administraciones panistas que le siguieron (después de Fox la de Felipe Calderón), le dieron la oportunidad de insistir como un auténtico partido de poder.

Fox no logró nunca armar un equipo que desplazara a los tiburones priistas y ante la falta de pericia en la administración pública, dejó intacta buena parte de la administración pública que se había forjado en el priismo. También se vio lento el activismo del PAN en las cámaras, lo cual fue aprovechado muy bien por el viejo partido para contrapesar sus políticas. Esto se reflejó en las elecciones intermedias (2003), pues el PRI pasó de tener 208 diputados, a 222, mientras el PAN caía de 224 a 153 diputados federales, es decir, 71 legisladores menos.

Uno de los temas que marcaron a la primera administración panista fue la violencia; con Vicente Fox nacieron y se dieron a conocer los Zetas, con acciones que no habían tenido registro en México como secuestrar camiones, incendiarlos y bloquear calles para enfrentarse al ejército, como lo hicieron en Tamaulipas a partir de 2005. La caída de Osiel Cárdenas aceleró el encumbramiento de este grupo, que en pocos años se consolidó en buena parte del territorio nacional, sembrando el terror en las policías y en la gente. En gran medida debido a ello, Vicente Fox cerró su mandato con más de 61 mil homicidios según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI), una cifra nunca alcanzada bajo un gobierno priista.

Los grupos del narcotráfico, que durante décadas de dominación priista habían estado bajo control, se desataron en las administraciones panistas. El Cártel del Golfo y los Zetas entraron en guerra con las organizaciones de Sinaloa y esto provocó un baño de sangre en el país que no tenía precedentes y marcaría a la administración de Fox como una de las más violentas de la historia, con expresiones —cabezas humanas con narcomensajes, cuerpos mutilados y amontonados— que rayaron en lo macabro.

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En lo económico Vicente Fox mantuvo calma en las variables macro pero esto no se reflejó en una disminución de la pobreza, algo que había ofrecido durante su campaña. La economía creció al 2 por ciento, un punto por debajo del crecimiento logrado por Zedillo y 2 menos que lo hecho por Carlos Salinas. Fox recibió el gobierno con 40 millones de pobres y lo entregó con una cifra superior a los 50 millones.

Y no estuvo exento de escándalos ligados a la corrupción. Desde su primer año de gobierno fueron develadas compras suntuosas para la casa presidencial, donde destacaban toallas de 400 dólares, lo cual dio origen al llamado toallasgate. Su esposa, Martha Sahagún, tuvo una injerencia como nunca en una “primera dama”, incidiendo sobremanera en las decisiones presidenciales. Sus hijos fueron involucrados con frecuencia en acusaciones de corrupción, al ser beneficiados con contratos en Pemex.

Otra de las acciones que marcó a Fox fue su intención de impedir que Andrés Manuel López Obrador compitiera por la presidencia de la república en 2006, enderezando en su contra un proceso judicial por haber construido un acceso a un hospital pasando sobre un terreno expropiado con tal fin por la administración encabezada por Rosario Robles. El entonces jefe de gobierno del Distrito Federal fue desaforado pero la movilización social impidió que el juez le aplicara una pena y lo inhabilitara. Compitió contra Felipe Calderón y éste le ganó con 7 décimas porcentuales y una diferencia de menos de 250 mil votos, en una elección que se consideró fraudulenta.

FELIPE CALDERÓN. La guerra absurda.

Calderón y sus más de cien mil homicidios

Felipe Calderón no era el favorito de los panistas durante la contienda interna, donde también participaron Santiago Creel y el jalisciense Alberto Cárdenas. Pero se impuso a fuerza de una campaña agresiva y ante contendientes de muy bajo perfil, a pesar de que uno había sido gobernador de su estado y Creel secretario de Gobernación.

Siempre debajo de AMLO en las encuestas, empezó a subir en la recta final y ganó oficialmente la elección. El país quedó quebrado después de la contienda, con una sociedad dividida e irritada. Fox no había dejado un buen sabor de boca ni para los panistas, que le reclamaban no haber ayudado a desmantelar al PRI y Calderón llegó en medio del descrédito.

Urgido de legitimidad y sabiendo que la violencia era uno de los males más graves del país, Calderón decidió enviar tropas del Ejército Mexicano para combatir las organizaciones delictivas a Michoacán. Luego haría lo mismo con Baja California, después con Sinaloa y Chihuahua, en una estrategia que, pronto reconocería, no daría los resultados que él esperaba.

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Fue su mayor fracaso como presidente pues los homicidios se duplicaron en sus seis años. Todavía no cumplía la primera mitad de su gobierno cuando tuvo que reconocer que se había equivocado, que había hecho un mal diagnóstico del problema. Sin embargo, mantuvo su estrategia hasta el final.

Nunca como con Calderón las fuerzas armadas y las policías federales fueron tan criticadas por su proceder y por la gran corrupción que las caracterizó. Decenas de miles de mexicanos fueron incluidos en las listas de desaparecidos, un fenómeno que creció en su administración.

Todo esto se reflejó en sus elecciones intermedias de 2009, pues de 206 diputados que había logrado en 2006, pasó a tener 143;
En crecimiento económico Calderón mantuvo el mismo magro nivel que Fox, con dos o tres décimas menos. Y en cuando a la pobreza, según datos del propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), sumó 15.9 millones de mexicanos a la masa de pobres, de tal forma que el 52 por ciento de la población estaba en ese rubro.

Así, mientras el PAN ahondaba su desprestigio y la izquierda no lograba consolidarse en México, el PRI volvería por sus fueron en los zapatos de un político joven perteneciente a uno de los grupos más influyentes al interior del tricolor, el de Atlacomulco, Estado de México.

En las elecciones de 2012, Enrique Peña Nieto se alzó con el triunfo.

Artículo publicado el 1 de julio de 2018 en la edición 805 del semanario Ríodoce.

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