Pegasus y el gobierno espía que nos infectó

espionaje citizen lab


No tenía por qué extrañarnos pero tampoco podíamos aceptarlo como algo “normal”. Desde que nacimos hemos enfrentado las vilezas del poder. Desde “advertencias”, amenazas, el clásico “supe”, “me enteré”, los cercos publicitarios para “matarnos de hambre”, hasta una granada que hicieron explotar en nuestros pies en septiembre de 2009. Así que podíamos esperar cualquier cosa. Pero enterarte, confirmar que lo hicieron en un momento así y de esa forma, produce que te ardan de rabia los genitales.

Lea: Documentan espionaje contra Ríodoce https://bit.ly/2EbSped

Dos días después de que asesinaron a Javier Valdez nos llegaron los primeros mensajes furtivos. Los recibió Andrés Villarreal, nuestro jefe de información. Horas después de que pasaron las exequias de Javier le llegó el primero: 11:17 horas del miércoles 17 de mayo. Alguien le pedía que viera una fotografía íntima relacionada con los dos. Y anexo estaba un link. Luego le llegó otro. Los mensajes fueron de texto. Le parecieron sospechosos. Ya teníamos información sobre el programa Pegasus, que el gobierno federal había adquirido de NSO Group, una empresa israelí que vende programas informáticos de espionaje a gobiernos supuestamente para combatir la criminalidad y el terrorismo. Así que lo comentamos y pusimos una alerta con los compañeros de Ríodoce.

Luego me llegarían a mí. Las mismas características. Agazapados en supuestos medios (la agencia de información UNO, el diario El Debate, el portal Animal Político, La Jornada), enviaron noticias falsas que uno aparentemente podía ver si abría el link. Ya se había advertido en febrero de 2017 sobre este sistema, pues los móviles de dos decenas de personalidades, la mayoría críticas o adversarias del sistema, habían sido infectados con el fin de introducirse a sus comunicaciones. Si logran infectar el móvil, los halcones cibernéticos tienen acceso a tus mensajes de texto, de WhatsApp, a tus correos electrónicos, tus videos e imágenes. Y pueden escucharte a través del micrófono y verte con tu propia cámara. Nosotros, hasta donde tenemos conocimiento, no caímos en la trampa.

Sin embargo lo intentaron, y la pregunta aquí es qué buscaban, si pistas para dar con los probables asesinos de Javier Valdez o encontrar elementos para enturbiar la investigación y lavarse las manos. En todo caso, ninguno de los que hasta ahora hemos sido atacados con Pegasus (24 casos documentados hasta ahora) sabemos a ciencia cierta hasta dónde llegaron los halcones, de qué información se apropiaron, quién la tiene y cómo puede ser usada. Estamos hablando de hechos criminales, de delitos debidamente tipificados en el código penal, de que hay una carpeta de investigación abierta en la PGR, pero también de que a la vuelta de casi dos años no hay información sobre el caso.

Y estamos hablando también de que, hasta septiembre pasado, según ha podido establecer Citizen Lab, —un laboratorio de análisis digital enfocado a estudiar ataques cibernéticos, con sede en la Universidad de Toronto, Canadá, y cuyos expertos lograron detectar Pegasus— el sistema, con algunas modificaciones que hizo la empresa proveedora para no ser rastreado, se seguía usando. Y entonces no solo hubo vileza en algunos casos —como en el de Carmen Aristegui pues a su hijo Emilio, menor de edad, le infectaron su teléfono— sino también cinismo, pues a pesar de que el programa ya había sido denunciado, se siguió utilizando.

Hace diez días el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales tomó la resolución de requerir a la PGR todo lo relacionado con este programa que adquirió, quién lo usó, con qué fines, y verificar la información para que, en su caso, se tomen medidas institucionales y ponerle fin al programa.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho una y otra vez que en su gobierno no se espiará, pero su palabra no basta. Él podrá tener toda la voluntad de no hacerlo, pero no hay ninguna garantía de que los halcones que habitan en los sótanos de la PGR, del Ejército, de la Marina, del Cisen, de Gobernación, no lo vayan a seguir haciendo. Se requiere antes que nada transparentar todo lo relacionado con Pegasus, todo, y después destruir el sistema. No podrá hablarse de una verdadera democracia cuando las voces críticas de un país son amenazadas hasta en su vida íntima.

Bola y cadena
LO QUE NOS FALTABA: más de cien periodistas han sido asesinados de 2010 a la fecha, 48 solo en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Cerca de mil agresiones a compañeros del gremio se han registrado en los últimos seis años con denuncias formales, de las cuales el 99.6 por ciento no se castiga según ha documentado la propia fiscalía encargada de investigarlas. Y encima de esto ahora resulta que son intervenidas nuestras comunicaciones, como si fuéramos terroristas y criminales. Un gobierno así no tiene madre. ¿Es un rubro más para el mecanismo de protección de periodistas y defensores de derechos humanos? Sí. Una razón más para fortalecerlo.

Sentido contrario
UNO DE LOS PRIMEROS CASOS DE ESPIONAJE denunciados fueron los relacionados con los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) que coadyuvaron en el caso Ayotzinapa. Otro caso que debe abrirse contra la llamada “verdad histórica”. El nuevo presidente ya se comprometió a hacerlo. México no puede cambiar si hechos como este permanecen en la impunidad.

Humo negro
LA CUARTA TRANSFORMACIÓN HA LLEGADO por fin. A partir de ahora no hay pero que valga. Por muchas razones inicia una nueva era. Estoy seguro que 53 millones de mexicanos no se equivocaron. Si Andrés Manuel es capaz de cumplir medianamente las expectativas de la gente, México habrá avanzado.

Columna publicada el 2 de diciembre de 2018 en la edición 827 del semanario Ríodoce.

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