El "Azul" ¿un asunto de estado?

Azul Esparragoza. Los misterios.
Azul Esparragoza. Los misterios.

Es posible que pase mucho tiempo para que se aclare con certeza científica, si, efectivamente, Juan José Esparragoza Moreno murió hace una semana, tal como lo publicó Ríodoce a partir de la tarde del domingo 8 de junio.
Nuestras fuentes, diversas pero todas extraoficiales, no dejaron lugar a la duda sobre el hecho, aunque sin precisión en los detalles: el lugar, la circunstancia precisa, el día, la hora exacta, datos de oro para que una noticia sea impecable.
Para la mañana siguiente la nota le había dado la vuelta al mundo occidental, dada la importancia del personaje en las redes del narcotráfico. Ese mismo día, tanto la PGR como la Secretaría de Gobernación se apresuraron a decir que no tenían elementos para afirmar que el Azul había muerto y una semana después no volvieron a tocar el tema.
El problema del Gobierno federal es que está atrapado, porque le será tan difícil demostrar que ha muerto, como que sigue con vida. La DEA, por su parte, dijo que investiga la versión de que ha muerto, pero hasta ahora tampoco ha brindado información sobre sus pesquisas.
¿Es un montaje? Tal vez. Una nota publicada por el diario El Economista el miércoles pasado, con fuentes de la Secretaría de Gobernación no dadas a conocer, maneja esa posibilidad. El funcionario entrevistado argumenta que ya, hace años, se dijo que el Azul había muerto en un accidente automovilístico. Y recordó el caso de Nazario Moreno González el Chayo, quien en 2010 difundió “su muerte” cuando en realidad seguía vivo y operando para La Familia Michoacana y luego para Los Templarios, hasta que fue abatido el 9 de marzo del 2014.
Pero si realmente es un montaje entonces hay que preguntarnos porqué el hombre que sirvió durante décadas al Gobierno como puente con el resto de los líderes del narco, sobre todo con los de Sinaloa, estaría actuando de esa manera. No tendría lógica dado su perfil negociador y el respeto que se había ganado aquí y allá. Tendríamos que pensar, entonces, que algo se rompió y que por ello el Azul, de 65 años cumplidos, decidió mejor optar por el retiro.
Pero si realmente Esparragoza Moreno ha muerto, será difícil que alguien explique y convenza por qué la familia decidió manejar el hecho con tanta reserva, no ocultarlo, porque finalmente la noticia empezó a correr a través de comunicaciones telefónicas desde el sábado y fue a parar a la calle el domingo 8 de junio.
Cuando murió Amado Carrillo Fuentes, el mundo se enteró porque el diario Noroeste lo dio a conocer en una portada espectacular. Una fuente ligada a la mafia habló a la redacción y dijo, “muchachos, murió Amado Carrillo, si no me creen vayan a las florerías, no es una broma”. Una mancha de reporteros y fotógrafos del diario fue hasta el Guamuchilito y confirmó que decenas de arreglos florales empezaron a llegar a la Finca Santa Aurora, donde, días después de los ires y venires con el cuerpo, el Señor de los cielos fue velado y sepultado.
No hay mucha escuela sobre estas circunstancias del narco porque la mayoría de los grandes capos no llegan a viejos ni mueren de forma natural. Y debido al nivel de Esparragoza Moreno en el negocio de las drogas en México, no debía esperarse que su muerte fuera anunciada por la familia como la de cualquier cristiano. Si las autoridades se enteran o no, pues ya es problema de ellas.
Por lo demás, habría una razón comprensible para manejar con reservas un hecho así. Y es que el Azul representaba una cobija muy grande no solo para aquellos que gravitaban en su estructura, empezando por sus familiares, sino para el cártel de Sinaloa. Y que su centro principal de operaciones, desde hace al menos 30 años, era Guadalajara, plaza gobernada por Nemesio Oceguera Cervantes, un hombre que había tenido conflictos a muerte con el cártel de Sinaloa, a pesar de que en los últimos meses, sobre todo después de la salida de Rafael Caro Quintero de la cárcel, se habían producido algunos acercamientos.
Por el lado del Gobierno federal, su conducción ante la eventualidad de la muerte del Azul apunta que lo está tomando como un asunto de Estado. Aunque no debe esperarse que lo reconozca.
Bola y cadena
Por lo demás, la desaparición de Juan José Esparragoza Moreno, vivo o muerto, se suma a la detención de Joaquín Guzmán Loera en febrero pasado, dejando al cártel de Sinaloa prácticamente bajo el liderazgo único de Ismael Zambada García, el Mayo. Pero el cartel tiene un problema y es que no cuenta con sucesores claros. El Chapo Guzmán no se preocupó por forjarlos y el heredero del Mayo está preso en los Estados Unidos. Un problema generacional y de estructura que deberá resolver si quieren mantener la supremacía que han tenido históricamente.
Sentido contrario
EL GOBERNADOR VENDIÓ a los sinaloenses la contratación del general Moisés Melo García como la panacea para resolver los problemas de seguridad de Sinaloa. Pero es un hombre, el gobernador, con muy “mala suerte”, porque más tardó en sentarse el general en su nuevo cargo, ahora de civil, que la violencia en agudizarse. ¿Culpa de Melo? No: culpa de un Gobierno faccioso que no ha querido desarrollar estrategias para enfrentar a la delincuencia.
Humo negro
CONTRA TODOS LOS PRONÓSTICOS, México le ganó a Camerún y bien. Un poco de esperanza siempre le viene bien a países tan jodidos como el nuestro. Que el júbilo no nos haga olvidar que en el Senado de la República se discute la reforma energética.

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