Rocha, AMLO, Quirino, Cuén y Vargas

 

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Foto: Rubén Rocha Moya.

La inclusión de Rubén Rocha en el círculo principal de Andrés Manuel López Obrador, y su eventual candidatura al Senado de la República por Sinaloa, abre un nuevo panorama al escenario político en la sucesión presidencial en la entidad. Quirino Ordaz gana, y mucho. Pierden Héctor Melesio Cuén y Gerardo Vargas Landeros.

Pierden, porque de un modo u otro tenían como opción, primera-segunda-tercera, una alianza con el peje que les permitiera participar en las mejores condiciones posibles. Ni Cuén ni Vargas tienen segura su candidatura —nadie la tiene, pero ellos dos menos—, uno porque carece de partido para buscar el Senado, y Vargas porque su militancia en el PRI se mantiene en la formalidad pero en la práctica no.

Y no es que Rocha Moya, todavía Coordinador de Asesores de Quirino, bloquee a alguno de ellos, simplemente perderían con demasiada anticipación quizás la posición que era de su interés. ¿Qué más podrían buscar Vargas y Cuén de Andrés Manuel que no fuera el Senado? Nada más, no pondrían sus fichas, pocas o muchas, al servicio del proyecto de Presidente sin nada a cambio.

La jugada de Andrés Manuel y Rocha es buena sobre todo por el timing político. López Obrador se les adelanta a ambos. Se anticipa y no deja correr las versiones de las alianzas con unos y otros.

Héctor Cuén y Gerardo Vargas por separado tocaron la puerta de Andrés Manuel. Intentaron acercamientos con amigos en común, pidieron hablar con él, ofrecieron lo que tenían. Hasta donde fue posible indagar, ni uno ni otro se han reunido personalmente con López Obrador, pero sí deslizaron los dos la posibilidad y la versión de querer un acercamiento y una alianza. Tácitamente ambos ofrecieron lo que dicen tener: una estructura territorial que le urge a AMLO porque Morena no la tiene.

Andrés Manuel, por su lado, indagó sobre ambos y sobre otros tantos personajes en Sinaloa —entre ellos Julio Preciado, el reconocido cantante de banda, otro de los firmantes, además de Rubén Rocha, Tere Guerra e Imelda Castro, del Acuerdo Nacional de Unidad este domingo en el Monumento a la Revolución—. Preguntó a sus conocidos y contactos en el estado sobre la reputación de Cuén y Vargas. Quiso saber de dónde sacan el dinero para moverse, cómo está la hoja de su pasado, lo que siempre se pregunta en estos casos. Al final, llegaban al punto más importante, lo que ofrecían cada uno, la estructura territorial tan valiosa en las campañas políticas.

Cuen ofrecía y ofrece mayor certeza, porque apenas el año pasado obtuvo casi 300 mil votos en la campaña a la gubernatura con su partido, el PAS, nada despreciables para ningún aspirante a la presidencia. Sin embargo en política nunca hay sumas fáciles, en un arte donde quien sabe sumar sabe dividir, la aritmética falla estrepitosamente. Vargas también presume de una estructura que formó desde la Secretaría de Gobierno en los años de Malova, alterna al PRI en la idea de seguir cualquier camino en caso necesario. Insisten sus allegados que la estructura se mantiene, pero no hay pruebas más allá de los dichos y de incondicionales en algunos municipios y regiones.

 

Margen de error

($) Lo que sí es innegable que tanto Cuén como Vargas no se detendrían por recursos. El manejo financiero del PAS y los recursos logrados para 2018 por los buenos resultados en la campaña inmediata anterior, le permite a Cuen sufragar la eventual campaña. Vargas mientras tanto está igual. Si logró conformar una estructura que cuesta mucho dinero siendo Secretario de Gobierno es porque se mantuvo fondeado y preparado por si los astros lo favorecían.

 

Mirilla

(Ganar, ganar) Quien gana con el fichaje de Rubén Rocha por Andrés Manuel López Obrador es el gobernador Quirino Ordaz. Gana porque tendría un interlocutor inmejorable si el Peje gana la presidencia. Pero gana desde antes. En la visita del líder de Morena a Sinaloa la semana pasada, cuando recorrió una tercera parte del estado visitando seis municipios, ni siquiera tocó a Quirino Ordaz en sus discursos. En tiempos de Malova no lo bajaba de corrupto —algo le habían contado—. Pero ahora no se enfocó en el gobernador en turno.

Quirino Ordaz jaló a Rocha Moya por una convicción de que lo necesitaba en el equipo, más allá de razones de equilibrio político o de recomendaciones. Se conocieron en los tiempos de Aguilar, uno como Coordinador de Asesores y el otro como secretario particular primero y después como Tesorero. Quizás incluso ya sabía desde la invitación que le hizo Quirino a Rocha de regresarse a Sinaloa sobre los acercamientos con Andrés Manuel. Político que no tiene puestos los ojos diez escalones arriba tropieza.

 

Primera cita

(Gabinete) Por otro lado, Quirino Ordaz no verá su gabinete descompuesto o desmantelado por las elecciones del próximo año. Si acaso Rosa Elena Millán sea el único desprendimiento importante, además de Rubén Rocha. El resto no anda buscando ser alcalde, diputado o senador. Hasta en eso ganará Quirino (PUNTO)

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