Las tímidas sanciones impuestas a los secretarios de Finanzas y Obras Públicas del gobierno de Malova, inhabilitándolos para ocupar cargos públicos, son más para enviar mensajes políticos que para escarbar en el desastre administrativo del sexenio pasado: no acalambra a ninguno de los seis funcionarios señalados, pero sí son suficientes para confirmar que Quirino Ordaz sigue en la lógica de mantener a raya al grupo político saliente.
Las acusaciones resultan todavía temerosas y no espantan a Armando Villarreal Ibarra y a José Luis Sevilla, ninguno necesita los cargos públicos y menos los están buscando. Pero en ambos casos les pega macizo en su reputación pública, los dos tienen negocios —Sevilla mucho más exitoso que Villarreal— y son de familias ampliamente conocidas en sus regiones, Los Mochis y Culiacán. Ahora ya no son habladurías de opositores, o de grupos de poder no beneficiados de las regalías del poder, ahora existe un procedimiento abierto y una sanción por encontrarlos culpables.
Durante los seis años pasados surgieron señalamientos mucho más graves que los investigados y expuestos hasta ahora por la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas, pero con los acreditados por ahora se va revelando que investigaciones periodísticas diversas, entre ellas algunas de Ríodoce, estuvieron desde mucho tiempo antes exponiendo lo que ocurría en el ejercicio público.
Aunque ambos fueron secretarios de estado con Malova, los dos funcionarios de mayor nivel hasta ahora sancionados, deben explicarse por separado:
Villarreal es un amigo de Mario López Valdez. Se conocen desde la etapa de estudios de Armando en el Tec de Monterrey. Es ese amigo a quien le podrías dar la cartera y la llave de tu casa.
Sevilla en cambio es una cuota. Con él y con otros puestos —como Desarrollo Económico para Eduardo Ortiz— se cubrió el apoyo a la campaña de Malova que otorgó Heriberto Félix Guerra, en aquel momento Secretario de Desarrollo Social de Felipe Calderón.
Ambos recorrieron el tramo completo con el gobernador López Valdez. Solo que lo hicieron por caminos paralelos, uno fue de la absoluta confianza y el otro solo ejecutaba las órdenes que llegaban de la Unidad de Inversiones. Un constructor sin poder. Por eso el foco debe ponerse en el Tesorero más que en el constructor.
Margen de error
(El amigo) Tocar a Armando Villarreal es alcanzar a Mario López Valdez. Es lo que en matemáticas se conoce como proporcionalidad directa, es decir, dos números o variables que son proporcionales: si una aumenta lo hace la otra también en la misma proporción. Malova fue Alcalde y Armando Villarreal terminó como su Tesorero. Si Malova buscó la Senaduría, su amigo fue el administrador. Cuando López Valdez llegó a la gubernatura todos sabían que Villarreal sería el Tesorero.
Si el Secretario de Administración y Finanzas no transfirió los recursos de las aportaciones de los trabajadores que quincena a quincena se les fueron reteniendo, es porque el gobernador mismo lo avaló. Hay una relación directa, y directamente proporcional debiera ser entonces la culpabilidad.
No es posible saber si el exgobernador Malova se siente tocado con la sanción, o simplemente piensa que acercarse al amigo no es meterse con él. Pero no se necesita ser matemático para entenderlo.
Mirilla
(El otro amigo) Hay otro afectado en todo este asunto. Gerardo Vargas Landeros es el tercer dato necesario en una operación donde se aplica la proporcionalidad directa: la regla de tres.
En una regla de tres hay dos números que son proporcionales entre sí, y con ellos es posible averiguar la incógnita. Vargas como Villarreal fueron y son los dos hombres más cercanos a Malova: Si a uno le dio el poder del dinero, al otro le dio todo el control político.
También amigo del exgobernador, Vargas Landeros no abandona las aspiraciones a la candidatura del PRI al Senado de la República. Tanto es el aprecio al amigo, que Malova intentó de muchas formas heredarle el poder.
Cuando concluyó el sexenio Vargas ya no regresó a vivir a Los Mochis, se quedó en la casa de Culiacán y desde aquí se ha encargado de mantener el proyecto de la candidatura. La sanción al Tesorero le pega de refilón, porque al final los tres siguen manteniendo esa relación de proporcionalidad.
Primera cita
(Tiempos) Quirino Ordaz y su equipo político son escrupulosos en los tiempos para presentar los tímidos avances en las investigaciones sobre la corrupción del sexenio pasado. Lo que no han cuidado es la contundencia, porque hasta ahora ni siquiera andan cerca de donde se manejaron las grandes decisiones de los negocios. Pero en el timing sí. Involucrando ahora a Armando Villarreal unos días antes de la presentación del primer informe de gobierno y a solo unas semanas de las decisiones sobre la candidatura del PRI a la Presidencia de la República, mantienen el tinte político que no se puede soslayar en este tipo de decisiones.
Deatrasalante
(El PRI) Armando Villarreal tomó protesta como uno de los 400 Consejeros Estatales del PRI el 5 de septiembre de 2014. Cuatro años antes había formado parte de los rebeldes que abandonaron el tricolor y lograron la hazaña de derrotar a Jesús Vizcarra. Él había manejado los dineros, y pedido los apoyos.
Llegó espichado al Figlo-Stase aquella tarde nublada, esperó paciente la tardanza de César Camacho, el Dirigente Nacional del Revolucionario Institucional. Y escuchó los regaños indirectos del líder: “Ofrezco respeto y pido respeto. Ofrezco respaldo y pedimos respaldo a los priistas… Quienes hoy han rendido protesta… han ratificado que se la juegan con el PRI. Se la juegan con Sinaloa y se la juegan con México” (PUNTO)
