Lara Aréchiga en la mira

 

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Óscar Lara Aréchiga ya tenía planeada su salida de México cuando de manera insistente lo estaban rastreando reporteros del periódico español El País. Le buscaban para contar con la reacción del político priista sobre una historia que llevaba meses reporteando. José María Irujo, del equipo de investigación, contaba con un informe sobre la investigación judicial en España de presunciones de lavado de dinero en la Banca de Andorra, donde mencionaba claramente a una persona “políticamente expuesta”, y todo apuntaba al sinaloense.

Para el inicio de febrero de 2017, fecha de la publicación del reportaje en el diario español, Lara Aréchiga estaba por salir a Estados Unidos o justo en esos días había llegado al hospital donde sería atendido —hizo el vuelo en un avión prestado por uno de sus amigos, también sinaloense—, necesitaba someterse al tratamiento de una enfermedad de la que conocía el diagnóstico por especialistas mexicanos.

Antes de aquella primera publicación, el ex Tesorero de Sinaloa conocía claramente de qué se trataba la historia de El País, y había decidido responder al teléfono de manera lacónica, pero negando ser esa persona “políticamente expuesta”:

“No le puedo dar esa información”, dijo sobre si tenía una cuenta por 6 millones de dólares en la Banca de Andorra. Aunque negó ser la persona, Lara Aréchigaba no negaba ni confirmaba que él, o su hermano, tuvieron una cuenta en la Banca de Andorra. La respuesta es fiel al estilo de Lara Aréchiga. En una década como Tesorero de Sinaloa y luego de diputado federal fue de acceso difícil, hosco, siempre cerrado al escrutinio.

La segunda publicación de El país el 12 de mayo, tres meses después de la primera, es devastadora para Óscar Lara. Sigue atendiéndose la enfermedad de la que él mismo ha hecho mención, y ofreció de nuevo una respuesta lacónica y negando vínculos con el hallazgo del reportero José María Irujo.

Esta vez el sustento son documentos que revelan movimientos financieros de una sociedad opaca, de las conocidas como offshore —empresas,  cuentas o fondos creados fuera del país donde reside la persona—, y que llegó a tener 16.8 millones de dólares, siempre en los llamados paraísos fiscales y en triangulaciones internacionales.

Lo peor para Lara Aréchiga es que no se trata de un desprendimiento o parte de la misma investigación judicial de los depósitos en la Banca de Andorra —los de la primera información—, sino que el reportaje asegura que son informaciones “desconocidas para la justicia de Andorra”.

 

Margen de error

(De rico a millonario) ¿Puede un Secretario de Finanzas de un estado, en un país de pobres, acumular una fortuna que necesita medirse en millones de dólares? ¿Puede el servicio público convertir a un hombre de trabajo en un hombre rico primero y luego millonario?

Ciertamente Lara Aréchiga no era un pobre cuando llegó al servicio público, tenía carrera en la banca privada. Pero fue a partir de su arribo a la Tesorería de Sinaloa cuando empezó una red de empresas de ramos tan diferentes como la construcción, las gasolineras y la industria minera.

Como diputado federal Óscar Lara armó otras relaciones que lo llevaron a un paso efímero por la Comisión Nacional del Agua al triunfo de Enrique Peña, y ahora a enfrentar estas acusaciones que vienen de fuera.

 

Mirilla

(Expuesto) Óscar Lara Aréchiga está en el foco de la justicia española, que ya encarceló a Humberto Moreira, el exgobernador de Coahuila, pero no en el foco de la justicia mexicana. Incluso la PGR de México ni siquiera le respondió a la jueza española sus peticiones oficiales sobre información del personaje que no tenía plenamente identificado.

Pero más allá de la investigación española, lo que sucedió con Óscar Lara es que se encuentra en la mira de una red internacional de investigación. La punta de la madeja partió de Estados Unidos, donde se detectaron recursos ilícitos que se triangulaban a España, en medio quedó envuelto Lara Aréchiga.

 

Deatrasalante

(Sandra Luz) Un año, dos y tres. Se cumplieron tres años del asesinato de Sandra Luz Hernández, cuando la citó un falso contacto que le ayudaría a encontrar a su hijo Edgar García. Ella pasó dos años y tres meses buscando a su hijo, indagando, exigiéndoles al procurador Marco Antonio Higuera Gómez y al gobernador Mario López una investigación que diera con el paradero de su hijo.

La responsabilidad de la inutilidad del servicio público es inexplorada en México, pero este es el caso más claro de la inutilidad de aquel procurador y del gobernador en turno que conociendo de la indagatoria le dieron largas.

Higuera se dedicó a rastrear los antecedentes del desaparecido, a Edgar, necesario quizás para dar con el hilo de la investigación, pero nunca pasó a buscarlo; y Malova a darle clases de moralidad sobre la crianza de los hijos a Sandra Luz Hernández, pero tampoco exigió a su subalterno que resolviera la averiguación previa (PUNTO)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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