Ciudadano busca descuento en transporte público para personas de la tercera edad

Va apoyado en un bastón y cargando una carpeta y una manta enrollada. Calzando huaraches de tres puntadas y un sombrero arrugado, Bonifacio Carrillo Ramírez camina por el centro de Culiacán. Su cruzada es recabar firmas para buscar un descuento al transporte público para adultos mayores.

La solicitud se basa en la modificación del artículo 245 de la Ley de Tránsito y Transporte del Estado para que los adultos mayores reciban un 50 por ciento de descuento en la tarifa del transporte público, suburbano y foráneo.

Con 62 años y pensionado por riesgo de trabajo, Bonifacio es uno de los casi 270 mil adultos mayores en Sinaloa. Ha perdido la capacidad para escuchar bien, sin embargo, espera que su solicitud no caiga en oídos sordos otra vez. Ya la legislatura pasada tuvo sobre su escritorio la petición y no pasó nada.

La lógica en la que Bonifacio se apoya parece justa para algunos y entiende que para otros no.

“Esto no le gusta nada a los dueños de los camiones, pero ya les dimos mucho dinero muchos años las personas de la tercera edad. Yo creo que merecemos que estos señores nos apoyen”, justifica.

Y a la fecha, ha recolectado más de mil 200 firmas.

“Al Congreso del Estado yo mandé, metí pasaditas de mil, ahí está el documento que me dieron, ahí adentro del sobre”, explica.

Luego, de una bolsa de plástico saca su carpeta. Busca papel por papel. Lo encuentra. “Este documento me llegó a la casa, me lo mandaron del palacio de gobierno para que yo venga al Congreso para darle seguimiento a esto”, añade.

A veces en las afueras de la plazuela Álvaro Obregón, otras por la calle Domingo Rubí, siempre va cargando la manta, y en ella se lee “les pedimos su apoyo para el descuento del transporte público para personas de la tercera edad señores diputados dios se lo pague”.

El documento ya estuvo en la cancha de los diputados. Con fecha del 10 de julio, dirigido a la entonces diputada Emma Karina Bueno Millán, fue recibido por Iván Medina. Sin embargo no tuvo eco. La petición quedó ahí.

Por eso continúa. A su paso, pide a las personas le apoyen con una firma. Todo comenzó en marzo cuando regresó de Mexicali, capital de Baja California en donde sí existe este descuento. Ello le hizo pensar en que en Culiacán, siendo una ciudad muy similar y de donde él es originario, debería existir un beneficio similar.

“Yo empecé a trabajar en esto como en marzo o abril porque yo fui a visitar a mis hijos a Mexicali y allá sí tienen la credencial para personas de la tercera edad, entonces me llevaron a que sacara la credencial de allá y la traje, entonces yo digo por qué Mexicali la tiene y nosotros no”, cuestiona.

De su carpeta busca otro puño de documentos. Lo encuentra. Pegado a un block, las hojas donde solicita el apoyo ciudadano se desprenden y sobre ellas una pluma con tinta azul sujetada con una liga elástica.

“Empecé yo y mandé a hacer esta hoja con este nombre pidiendo a los señores legisladores dos cosas, el descuento del 50 por ciento para personas de la tercera edad y que los primeros asientos por ley que sean de otro color para personas con discapacidad”.

PETICIONES. Ignoradas.

Según datos del INEGI, la población de adultos mayores se ha incrementado en Sinaloa. En 2015 la población que se encuentra en edad laboral (15 a 64 años), constituye 65.5 por ciento, y la población en edad avanzada representa 7.7 por ciento.

Y para 2015, la fuente principal de ingresos monetarios diferente al trabajo que recibe al menos uno de los integrantes del total de las viviendas de Sinaloa, corresponde a programas sociales de gobierno como Prospera, Oportunidades y el de Adultos mayores, entre otros.

La jubilación o pensión es la segunda fuente de percepción de dinero en los hogares con el 16.1 por ciento.

Y como Bonifacio no es beneficiario de ningún programa de asistencia, se vuelve parte de la anterior estadística. Se vale únicamente de su pensión. Su situación abona a una cifra de casi 150 mil adultos mayores que sobreviven sin una prestación, y por ello buscar trabajo es una necesidad, convirtiendo al transporte público en prácticamente su única opción de movilidad.

Pero la batalla la libra él sólo. No forma parte de ningún colectivo. Es un activista por iniciativa propia. Su proyecto cobró mayor fuerza el 30 de agosto de este año, según explica Bonifacio, después de caminar bajo el puente de la calle Teófilo Noris.

La historia plasmada en uno de los muros del puente la lleva transcrita en una hoja de papel y la lee. “Es la historia de un defensor de los que menos tienen, se llamaba Ayapín. Nació en 1470 y fue el primer caudillo nativo de Sinaloa que defendió a su raza de los abusos de los españoles”, explica.

Sin embargo, Bonifacio insiste. Además, la lucha del descuento, señala, busca extenderla también a personas con capacidades diferentes. Con sus problemas auditivos, ese problema él también lo vive.

“Otra obra que estoy haciendo es que yo sé que en México las personas discapacitadas viajan gratis, y allá en Mexicali estuve trabajando en ello. Entonces me gusta ayudarle a la gente aunque batalle, porque entonces… yo primero les digo ‘discúlpeme que hable recio’, es que pienso que no me escuchan, pero ya me impuse”.

Y a sus 62 años, con problemas para escuchar y sin un empleo para su sustento, Bonifacio sale a la calle. No cede en su lucha y advierte que no se dará por vencido.

“Esto es lo que me mantiene vivo, con la autoestima alta: luchar para la gente. Yo les digo a mis hijos que me dejen”, concluye.

Artículo publicado el 11 de noviembre de 2018 en la edición 824 del semanario Ríodoce.

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