Bird Box: A ciegas

Si una plataforma en internet es exitosa y ha modificado la forma de ver televisión y películas es Netflix. Una de las más atractivas innovaciones de la empresa que inició con la renta de DVD con entrega a domicilio y por correo electrónico, es que ofrece la posibilidad de no esperar días o semanas para ver el siguiente capítulo, sino que, con algunas excepciones, el espectador puede irse de un episodio a otro inmediatamente y terminar un producto en pocas horas.

Ahora, este monstruo del streaming se da el lujo de producir contenidos propios y distribuir filmes, con el respaldo de directores como los hermanos Ethan y Joel Coen (La balada de Buster Scruggs, 2018), Martin Scorsese (The Irishman, 2019; Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese, 2019) y el muy sonado recientemente por su multipremiada Roma (2018), Alfonso Cuarón.

Una de las cintas originales de Netflix más nuevas es la apocalíptica Bird Box: A ciegas (Bird Box/EU/2018), dirigida por la danesa exintegrante del movimiento fílmico Dogma 95, Susanne Bier (Brothers, 2004; En un mundo mejor, 2010), con un guion de Eric Heisserer, basado en la novela de Josh Malerman, en donde el sentido de la vista juega un papel importante entre la vida la muerte.

Las indicaciones de Malorie (Sandra Bullock) a sus hijos Niño (Julian Edwards) y Niña (Vivien Lyra Blair) son contundentes para sobrevivir en el frio recorrido por un río durante dos días: el viaje será duro, difícil y largo; hay que guardar silencio, estar alerta, obedecer en todo lo que se diga y no quitarse la venda de los ojos por ninguna razón.

Cinco años antes de emprender la marcha comienzan a registrarse inexplicables suicidios en masa en Rumania, que luego se extienden por todo Europa. Los testigos comentan comportamientos psicóticos de quienes atentan contra sí mismos, aunque no parecen ser patológicos ni virales.

El objetivo de Malorie es llegar al final de río, donde se escuchan muchas aves: un lugar seguro y con suficientes provisiones. El inconveniente es lo fuerte y peligroso de la corriente y que uno de los tripulantes debe destaparse los ojos, con el riesgo de ver extrañas criaturas que lo obliguen a quitarse la vida.

Es inevitable la comparación de Bird Box: A ciegas con Un lugar en silencio (2018). Si en esta última las personas debían mantenerse sin hablar si no querían ser atacadas por seres extraños, en la protagonizada por Bullock es indispensable no ver, si es que no se quiere entrar en un estado máximo de plenitud al admirar algo muy “hermoso”, que provoca la muerte.

Si bien la cinta, que muestra en paralelo el recorrido de Malorie, Niño y Niña por el río y cómo inició cinco años atrás el raro comportamiento de la gente, logra mantener en suspenso la mayor parte del tiempo, no evita los estereotipos en algunas situaciones y en las características de los personajes.

Aunque es interesante ver que las personas pasan la mayor parte del tiempo con una venda en los ojos —incluso en redes sociales ya se difunde el reto Bird Box— en algunos momentos es inverosímil que, sin mirar, Bullock se mueva tan hábilmente, como si ya conociera los lugares por los que camina y corre. Véala en Netflix… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 13 de enero de 2019 en la edición 833 del semanario Ríodoce.

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