Amplía gobierno de España querella contra cinco líderes independentistas más

Un día después de las elecciones autonómicas de Cataluña, realizadas este jueves, y en las que el bloque independentista revalidó la mayoría absoluta, la primera respuesta que llegó desde Madrid fue a través del Tribunal Supremo, en concreto del juez Pablo Llarena, que anunció que había decidido ampliar la querella por rebelión, sedición y malversación de fondos públicos.

La Jornada informó que esto significa que además de la docena de imputados actualmente, también serán acusados cinco destacados líderes más del independentismo catalán: Marta Rovira, líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), las ex diputados de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), Anna Gabriel y Mireia Boya, la dirigente del Partido Demócrata de Catalunya (PDCAT), Marta Pascal, y la presidenta de la Asociación de Municipios por la Independencia, Neus Lloveras.

Esta decisión supondrá la citación inminente de estas personas para declarar ante la justicia española, bajo las mismas condiciones de los ex miembros del gobierno catalán, de los cuales dos permanecen en prisión incondicional -el ex vicepresidente Oriol Junqueras y el ex consejero de Interior, Joaquim Forn-, cinco más salieron en libertad bajo fianza y los cinco políticos catalanas que se refugiaron en Bélgica desde finales de octubre, entre ellos el ex presidente Carles Puigdemont. Además de los cinco diputados de la Mesa del Parlamento, entre ellos la ex presidenta Carme Forcadell.

Todos ellos están acusados de los delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos, por los que podrían llegar a ser condenados a penas de más de 50 años de cárcel. El juez Llarena sitúa a todos ellos dentro del plan estratégico para declarar la independencia de Cataluñaa fuera de las vías legales. Su decisión se basa, principalmente, en el documento Enfocats, donde se fija el comité estratégico que llevará a cabo ese plan se secesión unilateral.

Desde Bruselas y con los datos electorales sobre la mesa, el ex presidente Puigdemont señaló que “España tiene ahora un pollo de cojones (un problema muy grave)”, con la revalidación de la mayoría del bloque soberanista -que obtuvo 70 de los 135 escaños del Parlamento, dos más de los necesarios para formar gobierno-.

Puigdemont instó a Rajoy a reunirse con él “en un país neutral fuera de España” y “sin condiciones”, en una reunión en la que pretende poner sobre la mesa las exigencias del nacionalismo para recuperar las instituciones catalanas, incluida la que sería su vuelta a Cataluña.

Cabe recordar que Puigdemont sería detenido en territorio español en cuanto lo pisara, por la orden en su contra por los delitos de rebelión, sedición y malversación, con lo que entre las medidas que reclaman los nacionalistas para recuperar la “normalidad” y “asumir el mandato popular” es que es “respete el voto” y se anulen las causas judiciales abiertas contra los líderes independentistas.

Además, Puigdemont advirtió que en las elecciones de ayer se constató el “fracaso de la receta de España” y la continuidad de su proyecto republicano: “Tenemos el derecho a restituir lo que el Gobierno español ha alterado abruptamente”, añadió.

Desde ERC compareció Marta Rovira para exigir algo similar, además de la liberación inmediata de los cuatro líderes independentistas que permanecen recluidos, que son Junqueras, Forn y los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cruixart.

La respuesta de Rajoy la dio a través de una rueda de prensa en la que analizó los datos electorales y reconoció el fracaso de su proyecto político en Cataluña, al cosechar el Partido Popular (PP) el peor resultado de su historia: tres escaños, con lo que ni siquiera tendrá grupo parlamentario propio.

“Estas elecciones se han celebrado dentro de la ley una vez restaurado el principio de legalidad. Y con todas las garantías posibles para que pudieran participar todos los partidos políticos”, señaló el mandatario, quien defendió así la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

“En cuanto a los resultados electorales, quiero felicitar a Inés Arrimadas y a su partido. Lo negativo desde mi punto de vista es que los que queríamos el cambio no hemos conseguido los escaños suficientes. Conviene recordar que los independentistas han ido perdiendo apoyos, menos de los que nos gustaría, pero siguen perdiendo apoyos”, señaló Rajoy.

“Lo que resulta evidente tras las votaciones es que Cataluña es plural, no es monolítica. También es evidente que la fractura que la radicalidad ha generado en la sociedad catalana es muy grave y costará mucho tiempo la reconciliación, que debe venir de la mano de la ley y del derecho de las minorías y de las mayorías”, afirmó.

Rajoy añadió que “el gobierno catalán resultante deberá estar sometido al imperio de la ley, porque sin esto no será posible generar certidumbre ni la vuelta de las empresas que se han ido y la recuperación de las inversiones. Confío en que en Cataluña se abra a partir de ahora una etapa basada en el diálogo y no en el enfrentamiento”.

“Ahora espero que haya un gobierno en Cataluña que no tome decisiones unilaterales y no se sitúa por encima de la ley”, añadió Rajoy, quien se mostró “abierto a normalizar la situación” pero “no aceptaré que nadie vulnera la Constitución y el Estatuto de autonomía de Cataluña”.

Al ser preguntado si tenía pensado reunirse con Puigdemont, Rajoy respondió: “Yo con quien tendría que reunirme es con quien ganó las elecciones de Cataluña, que fue la señora Inés Arrimadas”.

Las elecciones en Cataluña no han aclarado el futuro inmediato de la región, dejando al descubierto una amplia y profunda brecha entre los que están a favor y en contra de independizarse de España.

El gobierno español convocó las elecciones después de que los partidos separatistas declarasen de forma unilateral la independencia en octubre, tras un referendo considerado ilegal por las autoridades españolas.

El gobierno español destituyó al gobierno regional, detuvo a algunos de sus líderes y disolvió el parlamento catalán.

Sin Embargo publicó que en las elecciones de este jueves, el partido unionista Ciudadanos fue el más votado, en su mayor triunfo electoral desde su fundación hace una década.

Ciudadanos, liderado por la abogada de 36 años Inés Arrimadas, ha sido el principal grupo de oposición al movimiento independentista en Cataluña.

Sin embargo, fue una victoria agridulce para el partido liberal, porque sus 37 escaños en la asamblea regional de 135 plazas no bastan para formar un gobierno en solitario ni tampoco para liderar una coalición de partidos a favor de permanecer en España.

Los auténticos ganadores resultaron ser los grupos independentistas, que juntos tienen mayoría en la nueva legislatura.

El conservador Partido Popular, al que pertenece el Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, fue el menos votado y logró apenas tres parlamentarios, un gran golpe para el partido que gobierna el país.

Rajoy argumentó que la inestabilidad en Cataluña por la iniciativa independentista ha dañado la economía en la región más rica de España, que supone un quinto de la producción nacional. Al apelar a sus bolsillos, Rajoy confiaba en que los catalanes se volvieran contra los separatistas.

Ciudadanos, reforzado tras su buen resultado en Cataluña, podría convertirse en un desafío mayor para el PP a nivel nacional.

Los partidos independentistas lograron 70 escaños, lo que les da una mayoría parlamentaria, aunque lograron menos parlamentarios que en las elecciones de hace dos años.

La ajustada mayoría parlamentaria de los separatistas les permitirá negociar la formación de un gobierno. Las disputas pasadas entre ellos sugieren que no será fácil.

El partido independentista mejor posicionado fue Junts per Catalunya (Juntos por Cataluña) con 34 escaños. Su líder es el ex Presidente catalán Carles Puigdemont, que hizo campaña desde Bélgica, a donde viajó para evitar una pesquisa judicial en España sobre la iniciativa separatista del pasado octubre. A Puigdemont y otros líderes independentistas se les investiga por cargos preliminares de rebelión y sedición, que de confirmarse podrían conllevar penas de décadas de prisión.

Esquerra Republicana de Catalunya (Izquierda Republicana de Cataluña) logró 32 asientos. Su líder, el ex número dos del gobierno de Puigdemont, Oriol Junqueras, está en prisión preventiva a las afueras de Madrid mientras prosigue la investigación por sedición. El partido anticapitalista CUP ganó otros cuatro escaños.

Los grandes interrogantes son quién podría ser la persona elegida en un acuerdo entre los tres partidos para convertirse en el nuevo Presidente regional, qué condiciones pondrán los tres socios para formar gobierno y qué pedirán a Madrid.

Las elecciones mantuvieron abierto el tema candente de la independencia de Cataluña, que tiene escaso apoyo en el resto de España.

La probabilidad de que continúen la incertidumbre y la inestabilidad política fue mal recibida por los inversionistas. La Bolsa de Madrid abrió con pérdidas del 1.6 por ciento.

Los inversionistas “están reduciendo sabiamente un poco de riesgo” tras conocer los resultados, indicó en una nota el analista de ETX Capital Neil Wilson.

El Banco de España culpó la semana pasada a la incertidumbre en Cataluña de su decisión de rebajar sus previsiones de crecimiento nacional para el año que viene y 2019 a un 2.4 por ciento y un 2.1 por ciento, respectivamente.

Se espera que Rajoy anuncie en las próximas semanas la fecha de la sesión inaugural del nuevo parlamento catalán, pero las normas indican que tendrá que ser antes del 23 de enero.

En esa sesión de apertura, la cámara elige a un Presidente del parlamento, que encargará a un candidato que intente formar gobierno en un plazo de 10 días. La primera votación de investidura del nuevo Presidente catalán debe celebrarse el 6 de febrero como tarde.

El candidato necesita mayoría absoluta para ser elegido en la primera votación. Si no la consigue, tendrá otra oportunidad en 48 horas en la que sólo necesita más votos a favor que en contra. En caso de que no lo logre, los partidos tendrán dos meses para formar un gobierno o se convocarán nuevas elecciones.

Entre tanto, el gobierno de Cataluña quedará en manos de las autoridades centrales en Madrid hasta que se elija un nuevo gobierno regional. Rajoy no ha descartado invocar el artículo constitucional que le permite intervenir la comunidad autónoma si el nuevo gobierno vuelve a romper la ley al intentar independizarse de forma unilateral.

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