¿Detención accidental?

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Nunca quedó claro cómo detuvieron al Chapo en Mazatlán

 

 

“Los señores están encabronados”, se decía con insistencia semanas después de que fue recapturado en Mazatlán Joaquín Guzmán Loera, el Chapo. “Había acuerdo”, se explicaba.

Desde la campaña presidencial de Enrique peña Nieto en 2012 se manejó la versión de que el Cártel de Sinaloa había aportado recursos para su financiamiento. Y que ya “todo está arreglado”.

Muchos hechos desmentían tal “arreglo. El hostigamiento de los gobiernos mexicano y de los Estados Unidos sobre la estructura del cártel era cotidiano, sin cuartel. Eso sí, nunca se tocaba a los grandes capos, pero muchos de sus operadores de primer nivel fueron aprehendidos. Incluso familiares metidos en la operación del trasiego de drogas y lavado de dinero. Invariablemente, las agencias norteamericanas de por medio. Con inteligencia, pero también en la coordinación de los operativos.

En los Estados Unidos, desde 2011, uno de los grandes líderes del Cártel de Sinaloa, Ismael Zambada García, libraba una batalla legal para que su hijo Vicente no fuera juzgado.

La ganó en abril de 2014, cuando Zambada Niebla se declaró culpable y logró un acuerdo para que su sentencia –que todavía no llega—fuera mínima.

 

El hostigamiento

 

Pero Zambada tenía la guerra con los gringos en varios frentes, no solo en las cortes norteamericanas.

El 20 de noviembre de 2013, cuando trataba de cruzar la frontera norte por Nogales, Arizona, Serafín Zambada Ortiz, uno de los hijos del Mayo, fue detenido por agentes de la DEA. Serafín hacía vida cotidiana en Culiacán y se le creía culichi, pero entonces se supo que era ciudadano norteamericano, pues allá había nacido en San Diego, California. En esa calidad, entraba a los Estados Unidos y regresaba cuando quería. Pero esa vez fue detenido.

Nunca se supo que Serafín tuviera un proceso abierto, así que cuando fue presentado en una corte de San Diego, fue evidente que los fiscales habían hecho la acusación sobre las rodillas. Y, por tanto, era imposible no relacionar su detención con el proceso que se le seguía al otro hijo del Mayo en Chicago, Vicente Zambada Niebla, y que había puesto de cabeza al sistema judicial gringo, por lo menos en cuanto a la persecución de narcotraficantes se refería.

Serafín se declaró inocente de los cargos que se le imputaban y después de varias audiencias suspendidas, el 26 de septiembre de 2014, se declaró culpable de introducir cocaína y metanfetaminas a Estados Unidos.

De acuerdo a la fiscalía estadounidense, Zambada Ortiz aceptó conspirar con terceros para comprar más de 100 kilos de cocaína y mil kilogramos de mariguana en Centroamérica, y llevarlos de contrabando a Culiacán, Sinaloa, México, desde donde posteriormente buscó la manera de introducirlos a Estados Unidos por el área de Caléxico, California.

En el acuerdo, logrado en el juzgado del Distrito Sur de California, Zambada Ortiz accedió a entregar 250 mil dólares de las ganancias obtenidas por el narcotráfico.

La jueza Sabraw dijo que Zambada Ortiz sería sentenciado el 22 de mayo de 2015, sin embargo, la fecha se cumplió y la sentencia no llega todavía.

Cinco semanas después, en Holanda, otro de los operadores directos de Zambada fue detenido. El 31 de diciembre de 2013, en el aeropuerto de Ámsterdam, fue aprehendido Rodrigo Aréchiga Gamboa, jefe de seguridad de la familia Zambada, de espectacular protagonismo.

Su proceso está radicado en la misma corte donde la Fiscalía Federal de San Diego acusó a Serafín Zambada. En mayo pasado se declaró culpable y espera sentencia.

No sería todo. El 14 de noviembre de 2014, otro hijo del Mayo sería detenido. En una operación que parecía encaminada a atrapar a Zambada García, fuerzas especiales de la Marina Armada de México detuvieron en El Salado, municipio de Culiacán, a Ismael Zambada Imperial.

El gobierno mexicano no informó oficialmente al respecto, pero trascendió que fue recluido en el penal del Altiplano.

En enero de 2015, la Fiscalía Federal en San Diego (la misma que acusó a Serafín y al Chino Ántrax) anunció una acusación en contra de Ismael el Mayo Zambada García, Ismael Zambada Imperial el Mayito Gordo, Ismael Zambada Sicairos Mayito Flaco, e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el Chapito. Ésta fue derivada de la acusación inicial en contra de Serafín Zambada Ortiz. Hasta ahora, no se sabe que haya sobre el Mayito Gordo una solicitud de extradición.

 

La ofensiva de febrero

 

Pero la ofensiva más fuerte contra las principales cabezas del Cártel de Sinaloa, el Chapo Guzmán y el Mayo Zambada, se dio en febrero de 2014 y culminó con la aprehensión de Guzmán Loera, “haiga sido como haiga sido”, en un edificio de condominios de Mazatlán.

Todo empezó el jueves 13 de febrero, con una incursión de la Armada de México a la sindicatura de El Salado. En un recorrido realizado por esa zona,

la Marina detuvo a varios “halcones”, entre ellos a los hermanos Apolonio y Cristo Omar Sandoval Romero. Trabajaban para la organización de Ismael el Mayo Zambada.

A partir de estas detenciones, se atrapó a Joel Enrique Sandoval Romero, el 19. Joel Enrique Sandoval, encargado de las comunicaciones del cártel en esa región, fue detenido al llegar al rancho Aguazarca, muy cerca de El Álamo, el pueblo donde nació el Mayo Zambada.

Ya traía la Marina objetivos concretos. Desde el domingo al mediodía, elementos de la Armada habían sitiado un domicilio ubicado por la calle Río Humaya de la colonia Guadalupe. Luego se sabría que ahí habitaba el Chapo y que logró fugarse por el drenaje pluvial con salida en el canal Rosales. También fueron cateados 12 domicilios esa madrugada, entre ellos dos en la colonia Libertad, dos en Colinas de San Miguel y uno en la colonia Capistrano, al sur de la ciudad. En éste último fue detenido Mario Hidalgo Arguello, el 70, quien sustituyó a Carlos Adrián Guardado Salcido, el 50, muerto a tiros frente al Ejército en agosto de 2013, en la colonia  El Vallado, de Culiacán. El otro detenido fue presentado como Mario López Osorio, de menor nivel.

El 70 o el Picudo, pertenecía a la estructura de Joaquín el Chapo Guzmán.

Esa misma madrugada en Colinas de San Miguel, por la calle Siete Gotas, la Marina cateó una casa de Griselda López Pérez, expareja de Joaquín Guzmán Loera, la misma casa que el 12 de mayo de 2010 había sido cateada por la Policía Federal, con el apoyo del Ejército, y donde la señora fue detenida y liberada horas después en la ciudad de México.

Los operativos se intensificaron. Pero fue el jueves 20 cuando asestaron el golpe más contundente hasta ese momento: En el residencial Colinas de San Miguel aprehendieron a Jesús Peña González, el 20, considerado el hombre más cercano a Ismael Zambada García. Hasta que, dos días después, aprehendieron al Chapo en Mazatlán.

 

Tres versiones encontradas

 

Sobre la detención del Chapo en Mazatlán se conocieron al menos tres versiones distintas. La primera la dio a conocer el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Káram. Dijo que para capturar al Chapo se había recurrido a la tecnología de punta, con la ayuda de la DEA.

“En la detención de Joaquín el Chapo Guzmán, un punto fundamental en el plan fueron las últimas tecnologías de geolocalización de las llamadas telefónicas realizadas por varios miembros del Cártel de Sinaloa en Mazatlán”.

Otra versión quedó registrada en el parte informativo rendido por el personal de la Marina que participó en estas acciones el 22 de febrero en el puerto sinaloense y a cuya copia tuvo acceso Ríodoce. Dice que una persona que estaba afuera del edificio de condominios Miramar alertó a los elementos de la Secretaría de Marina sobre gente armada dentro del inmueble, con lo que inició el operativo que terminó con la captura de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, ex líder del Cártel de Sinaloa. Esto quedó asentado en el expediente A.P. PGR/SEIDO/UEIDCS/069/2014.

Otra de las versiones indica que los elementos de la Secretaría iban por Carlos Manuel Hoo Ramírez conocido como el Cóndor y a quien detuvieron junto con el Chapo esa mañana.

De acuerdo con datos extraoficiales y testimonios de quienes participaron en este operativo, la detención del líder del Cártel de Sinaloa fue un hecho fortuito y se debió a que el Cóndor prendió su teléfono celular y eso permitió su localizaron y aprehensión.

La Marina le perdió la huella a Guzmán luego de los operativos realizados en Culiacán, por la calle Río Humaya en la colonia Guadalupe, el 17 de febrero. Los uniformados habían realizado fuertes operativos, sobre todo cateos, en diferentes sectores de la ciudad capital y el capo había logrado evadirlos a través de túneles que conectan varias casas de seguridad.

“Desde que se escapó el domingo para amanecer el lunes, lo sacaron para Mazatlán. De ahí no supimos nada hasta el jueves que el teléfono del Cóndor prendió y supimos dónde estaba. Empezamos a checar todos los números de este capo, todos estaban en Mazatlán.

“¿Qué hicimos? El viernes llegó una fuerza de civil a Mazatlán y el viernes en la noche se enganchó, se ubicó al Cóndor, no a él (Chapo). Ya fue que decidieron el sábado a las 5:00 de la mañana intervenir ese departamento”, reza la nota publicada el 2 de marzo en las páginas del diario El Universal.

“No sabíamos que (Guzmán Loera) estaba en el departamento y mucho menos que estaba con Emma y las niñas”, se registra en la nota.

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Operativo de fuerzas federales en el sector de La Lima, tras enfrentamiento ocurrido la madrugada de este domingo en Culiacán, que dejó un elemento de la Guardia Nacional (GN), muerto y otro lesionado .
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