Fue una situación imprudencial, el colapso del tiburonario del Acuario Mazatlán, sostuvo el empresario Omar Osuna, responsable de la construcción de la primera etapa.
Luego de la ruptura que la tarde del miércoles ocasionó el derrame de casi 2.5 millones de litros de agua de mar, Osuna defendió la obra que le correspondió ejecutar.
Acusó a la empresa que hizo la segunda estapa, propiedad de Ramiro Burgueño, de haber manipulado el acrílico incorrectamente.
Mostró imágenes, datos técnicos y nombres de empresas, entre ellas Reynolds, para demostrar que el trabajo que se hizo fue profesional y bien calculado.

Sostuvo que está a disposición de las auditorías y peritajes que las autoridades deseen hacer y proporcionar la información que se le requiera.
Mostró ante los medios de comunicación imágenes en las que se observa a personal de la otra constructora, haciendo trabajos con un martillo durante la anterior administración.
Exentó al anterior y actual director del acuario, Jorge Armando Gómez Llanos y Milay Quintero, respectivamente por considerar que son meros administradores.
Dijo que existe la posibilidad de reabrir el tiburonario, y que en los próximos días estarán representantes de las compañías internacionales que trabajaron y fueron proveedores, para hacer sus propios peritajes.

“Hice mi trabajo, lo hice bien, aquí estoy, soy un constructor mazateco, aquí trabajo y aquí estamos para aclarar”, indicó.
En su exposición, insistió en que aportará las pruebas necesarias para demostrar que su etapa fue construida con responsabilidad.
Hay más acrílicos que fueron instalados, que no deben tener ningún problema, dijo, siempre y cuando no los hayan movido.