Campo pesquero el Jitzámuri, Ahome.- Don Dimas Estrada Casillas tiene 79 años de edad y es almejero. Sobrevive con 80 pesos diarios.
Logra ganar ese dinero, siempre y cuando su esposa le ayude a juntar dos kilos de almeja blanca o china, porque él ya tampoco puede agacharse sin sufrir dolores de cintura. Peor aún, sus manos están tan maltratadas que ya poca fuerza le queda para formar una tenaza y desprender la almeja de la arena.
Por eso, le cayó muy bien el programa de empleo temporal que Bernardino Antelo Esper, director de Desarrollo Social Municipal implementó aquí para apoyar a los pobres. “Sí, nos dijeron que era para personas necesitadas, y yo ya verdad sí tengo necesidad. Debo dos mil 200 pesos de agua. Abono, abono, pero no puedo pagar. Ese dinero va a ir a esa cuenta. Pinte la escuela durante tres días, y ahora me van a pagar. Creo que estos políticos jóvenes van a hacer diferencia. Durante los 50 años que llevo aquí, nunca me habían tomado en cuenta. Ahora sí”.
Bernardino dice que los programas sociales continuarán.
Don Dimas está sentado en la segunda fila de beneficiarios.
Frente a él, el alcalde, Arturo Duarte García se despoja de todo glamour político. Les habla en su idioma, en el español bronco, en el duro, el que conoce de hambre y necesidad. “Espero que ahora sí me inviten a la tacuachada, no que tenga que llegar de “gaviotón”, como el año pasado”. Arranca risas. La situación se relaja.
Explica, que están ahí para pagarle el empleo temporal, de enjarre de casas, pintura y otras más. Ofrece acarrear más programas, porque los pescadores son de esa clase de trabajadores marginados.
Más aplausos. Apretones de manos, abrazos, despedida. Y más promesas. Les dije que iba a regresar y aquí estoy. Y voy a regresar
Los funcionarios se van como llegaron, en sus camionetas.
