Seúl propone a Corea del Norte mantener conversaciones de “alto nivel” el 9 de enero

Seúl ha cogido el guante lanzado por el líder norcoreano, Kim Jong-un, en su discurso de Año Nuevo. El Ministerio de Unificación de Corea del Sur ha propuesto conversaciones “al alto nivel” entre ambos países para hablar de la posible participación de una delegación del hermético país en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán este febrero en territorio surcoreano. Si Pyongyang acepta, el diálogo tendría lugar el próximo martes, día 9, en la aldea de Panmunjom, situada en la zona desmilitarizada que separa ambas naciones.

Corea del Sur apenas ha tardado 24 horas en poner fecha y lugar a la oferta de Kim Jong-un, que se mostró dispuesto a entablar conversaciones con el fin de enviar sus deportistas de élite a la cita olímpica, que tendrá lugar en la ciudad de PyeongChang entre el 9 y el 25 de febrero. El ministro de Unificación surcoreano, Cho Myoung-gyon, sostuvo que la voluntad del Ejecutivo es “mantener conversaciones con el Norte en cualquier momento, lugar y formato”, citado por la agencia Yonhap.

El alto cargo aseguró que las conversaciones se centrarán en la participación olímpica, pero se mostró optimista en que este diálogo pueda allanar el camino hacia un paulatino deshielo entre ambos países. “Creemos que los canales de comunicación intercoreanos suspendidos deberían restaurarse inmediatamente”, dijo Cho. Las dos Coreas, aseguró, deben ahora negociar la agenda del encuentro y la composición de las delegaciones. De fructificar la propuesta, sería la primera vez en más de dos años que se reúnen representantes de ambos países.

Horas antes de que se formalizara esta última oferta de Seúl, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, había pedido “medidas rápidas” que permitan al país vecino participar en el evento deportivo. “Considero que los comentarios de Kim Jong-un (…) son una respuesta a nuestra propuesta de hacer de los Juegos de Invierno una oportunidad pionera para mejorar las relaciones Sur-Norte y establecer la paz”, dijo el mandatario.

El presidente surcoreano llegó al poder con la apuesta personal de abrir el diálogo con el régimen de Kim Jong-un y dejar atrás la política de mano dura que llevaron a cabo sus inmediatos predecesores durante una década. Su objetivo fue el de abordar el problema norcoreano con una combinación entre presión económica -basada en las sanciones- y la apertura de canales de diálogo bilateral y cooperación. Pero hasta ahora Corea del Norte ha ignorado a la nueva administración surcoreana e incrementado de forma notable sus pruebas de armamento, lo que ha impedido cualquier forma de diálogo.

Moon vio como su estrategia generaba dudas entre algunos de sus aliados, por ejemplo Estados Unidos, e incluso dentro de su gabinete, que le pidieron priorizar la disuasión militar. Pero el presidente se ha mantenido firme en sus convicciones. En este sentido, la maniobra de Kim Jong-un podría abrir la brecha entre Seúl y Washington si acabara produciéndose una distensión, aunque sea momentánea, entre las dos Coreas. Mientras que la administración Trump ha apostado por la máxima presión posible sobre el régimen y no quiere oír ni hablar de treguas, Corea del Sur ha mantenido la puerta abierta al diálogo bilateral. Cada vez que Washington ha puesto sobre la mesa la posibilidad de un ataque preventivo, Seúl ha salido en tromba para recordar que una medida de este calibre debería contar con su apoyo, ahora virtualmente imposible de conseguir.

Antes incluso de que Kim Jong-un hablara de los Juegos Olímpicos, Moon pidió a Estados Unidos aplazar los ejercicios militares conjuntos que ambos países celebran a principios de año para que estos no coincidan con el evento deportivo. Más allá de intentar fomentar la participación norcoreana, el presidente trata de evitar que Pyongyang torpedee la cita con ensayos de armamento o amenazas. Washington no ha explicado aun si está dispuesto a ello, pero ha vinculado cualquier concesión a que haya señales de una paralización del programa nuclear norcoreano.

Kim Jong-un, si bien mostró su voluntad de hablar sobre los Juegos Olímpicos, no cedió un ápice en esta cuestión: hizo un llamamiento a producir “de forma masiva” ojivas nucleares y misiles balísticos y advirtió a Estados Unidos de que está en condiciones de apretar el botón nuclear si su país se ve amenazado. Con la vista puesta en su alianza con Estados Unidos, Moon Jae-in recordó este martes que la mejora de las relaciones entre ambas Coreas está vinculada al futuro del programa nuclear del Norte y que su Gobierno seguirá coordinándose estrechamente con Washington sobre lo que discuta con su vecino.

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