Salinas de Gortari y el neoliberalismo dieron el tiro de gracia al PRI: Meyer

FOTO: PRESIDENCIA /CUARTOSCURO.COM

Lorenzo Meyer no descarta un atentado contra López Obrador ante la desesperación del PRI por frenar el cambio en México y continuar en el poder

A unas horas de conocerse los resultados de la elección presidencial que mayor interés ha despertado en la sociedad mexicana, el país está a un paso de emprender una nueva etapa que promete cambios, si no profundos, sí importantes en su desgastada y muy complicada vida política. Atrás queda un PRI agonizando por los excesos de una clase política que por décadas hizo del poder el instrumento para acumular fortunas personales y de grupos dejando a millones de mexicanos al borde del hambre, y a una nación sumida en la violencia y en plena bancarrota.

El liderazgo sorprendente que alcanza el líder el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, emerge como el de un “mesías tropical” y en un ambiente político electoral por demás violento, sacude las estructuras del poder y amenaza con provocar la mayor de las rupturas: el debilitamiento o en el peor de los casos la desaparición de un gobierno autoritario, despótico y violento que arrebató derechos y sobre todo la confianza en los ideales revolucionarios de 1910.

El Doctor en Derecho Internacional por el Colegio de México y autor de más de una veintena de libros, Lorenzo Meyer, en su análisis sobre la crisis que vive el PRI describe las causas de origen que terminaron por debilitarlo, pero alerta a la vez que el último de los coletazos podría poner en riesgo la vida de López Obrador como una reacción desesperada por crear un caos y mantenerse en el poder.

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El especialista e investigador del Colmex, al hacer una retrospección de cómo y en qué circunstancias surgió el partido que hoy conocemos como PRI, admite que en 2000 supuso que el PRI tenía mucha biografía pero ya con muy poco futuro. Que nació de una coyuntura única en América Latina que fue la Revolución de principios del Siglo XX y no se dio ningún otro movimiento similar hasta que llegó la Revolución cubana.

La Revolución Mexicana le dio una base social fantástica al PRI en el momento en que surge, porque al nacer no tenía el proyecto de ser el gran partido de Estado. Nació por un accidente que fue el asesinato de Obregón. Si no, no hubiera nacido porque a Obregón no le gustaban los partidos políticos. El sonorense defendía el caudillismo pero al ser asesinado surge el PRI y poco a poco entre el PRI y el Ejército se convierten en las dos instituciones básicas del sistema político mexicano.

En opinión del especialista, siempre han estado como dupla; el PRI no hubiera podido vivir sin el Ejército y este último siempre sirvió al PRI. Aprendió a no irse solo porque cuando lo hizo con Victoriano Huerta, terminó disuelto.

Entonces ese modelo, con una sociedad agraria, al partido le funcionó y muy bien. Cosa rara pero no había otro ejemplo de partido en América Latina. Durante algún tiempo el PRI tuvo el apoyo norteamericano porque era una forma de hacerle frente a la guerra fría que tantos problemas ocasionó en otras partes de América Latina como Cuba, Centro y Sudamérica.

SALINAS, COLOSIO Y ZEDILLO. Empezó la debacle. (FOTO: Pedro Valtierra/CUARTOSCURO)

México nunca le dio lata a Estados Unidos porque tenía al PRI. La Guerra Fría terminó; la economía se abrió y las bases sociales de México eran los ejidatarios y los obreros organizados. Pero al nuevo modelo económico no le gustaba, no le gusta y tampoco lo gustará la idea de los obreros organizados. El mercado requiere que haya una enorme movilidad de obreros y cuando se les necesita se les atiende y cuando no, se les corre y listo.

Esta es para el especialista una de las causas que provocaron la caída del Partido. Se disolvieron parte de las bases corporativas y clientelares del PRI. La democracia política se hizo hegemónica y el PRI no era ni tampoco nació para ser democrático. Su papel se limitó a funcionar como administrador del poder presidencial apoyado por el Ejército.

Pero para el siglo XXI eso ya no podía ser, por eso supuse que el PRI ya se había acabado. Pero fue tan malo el trabajo del PAN del 2000 al 2012 y fueron tan duros con la izquierda ambos partidos y los poderes fácticos, que en el 88 y 2006 impidieron por la fuerza que llegara la izquierda al poder, aun cuando había condiciones necesarias para el reemplazo. Y eso permitió su regreso del PRI.

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Vino el regreso de un viejo PRI pero ya sin las bases sociales, económicas y culturales que le dieron razón de ser. Como no las tiene ahora, y se ve.

—¿Y qué pasó?
—Bueno, el PRI se dedicó de una manera muy abierta y brutal a ser una máquina para extraerle recursos a la sociedad de forma descarada, un sistema extractivo en exceso, ineficaz en lo que se creía que era eficaz. Se pensaba que había controlado al narcotráfico desde hace mucho tiempo y que lo volvería a hacer pero esta vez no lo controló. Usó al Ejército a fondo y lo desgastó tanto que logró que el narcotráfico le perdiera el miedo y ahora enfrenta sola a una Armada incapaz de luchar contra este flagelo.
En sus argumentos sobre esta debacle histórica, explica el surgimiento de un Andrés Manuel López Obrador con un partido en movimiento —Morena— que sí logra movilizar en contraparte como un PRI movilizaba antes y ejercía un monopolio sobre sus bases sociales.

Afirma que tal vez es muy difícil que el PRI desaparezca pero se convence que ahora las posibilidades de convertirse en algo marginal son muy altas. A diferencia del PAN, el PRI no tiene y nunca tuvo ideología. Morena, en lo que hay del siglo XXI de ideología se identifica medianamente con las causas de la izquierda. Pero el PRI ¿con cuáles?, se pregunta.

—¿Y por qué dice que no tiene ideología?

—Nunca ha tenido, ha adoptado y adaptado el discurso político de cada presidente y cuando se convierte de PDR a PNR adopta el discurso de Lázaro Cárdenas; se convierte en PRI y adopta el de Miguel Alemán y luego el de Carlos Salinas de Gortari y se vuelve partidario del mercado, del neoliberalismo, de la globalización y con Peña Nieto, quién sabe que sea. ¿Usted tiene idea de cómo se podría calificar la visión política de Peña Nieto? Dejemos la idea de perversa de dedicarse a extraer recursos de los contratos de obra pública para él y su grupo. Qué visión ofrece del mundo y que elementos de cohesión le ofrece a México? Nada, es nada más la administración y el ejercicio del poder por el poder mismo. No más.

—Doctor, pero cuando hablamos de un PRI que generó toda una cultura política nacional e incluso fue artífice en las revueltas intestinas del país, deja mucha herencia; vicios, muertes, desigualdad social y económica muy enquistados, ¿cómo resume el legado de ese PRI en decadencia?

—Yo lo resumo como una herencia negativa porque ahora en la percepción común, no veo algo positivo. Además de lo que mencionas deja un autoritarismo exacerbado; un divorcio completo entre el discurso político y la realidad porque siguió utilizando el discurso de la justicia social y que son herederos de la Revolución.
Y con cierto sarcasmo dice: “Y todavía Salinas tiene el atrevimiento de ponerle a su hijo Emiliano, supongo yo que por el héroe Zapata, pero el, Salinas, es el encargado de destruir el Ejido”.

LORENZO MEYER. Ante una nueva etapa.

“Entonces eso que flota del priismo, es la parte podrida, negativa. Su nacionalismo, su resistencia frente a Estados Unidos, la expropiación petrolera o incluso la política de López Mateos de enfrentarse a Estados Unidos por Cuba en el contexto de la Organización de los Estados Americanos —que fue más forma que fondo—, ¡Eso ya no existe!”, afirma.

—¿Usted habla de que el mismo neoliberalismo mató al PRI? ¿Es así?

—Pues yo diría que sí. Y el entorno internacional es como un organismo que su medio ambiente se le vuelve tóxico. El medio ambiente ya sin la guerra fría es de la democracia política básicamente electoral y el PRI no está hecho para eso, insiste.
“El que le hayan agarrado días atrás paquetes de billetes que suman un monto de 20 millones de pesos —se ríe— iban con su dirección muy clara a las oficinas del PRI, es eso, como el alacrán que se sube encima de la ranita para cruzar el otro lado del rio con la condición de que no la pique. No se puede eso, los priistas son chapuceros, son tramposos. No tienen nada de ideales. —¿Y en qué momento empieza a fallar el PRI?”

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—Falló en no aceptar la naturaleza del cambio. Pero era imposible que no fallara. Cómo iba a aceptar que en 1988 ganara Cárdenas? Ahí se demostró que el PRI no nació para competir en elecciones. Pero ya las elecciones competidas formaban parte de la marca de una nación moderna. Entonces, falló en no modernizarse en lo político—, asegura.

—¿Qué le faltó hacer?

—Arriesgarse y a dejar que las urnas hablaran, pero es que no está acostumbrado a la ciudadanía, recalca. El PRI está acostumbrado a vivir entre súbditos. Es la cultura del súbdito y de repente se enfrentó a una cultura ciudadana, Incipiente pero al fin ciudadana, y no supo qué hacer más que seguir con lo mismo. La idea de Salinas de Perestroika sin Glásnost; una reforma económica pero justamente para que no hubiera lo que le pasó Gorbachov, una reforma política.

—¿Podría pensarse que en 1988 es cuando el PRI a través de Carlos Salinas le vende el alma al diablo, al neoliberalismo?

—Sí, sí. Es que el mismo Salinas es el diablo. Más bien el PRI le vendió el alma a Carlos Salinas. Y bueno, la propuesta era fantástica. El interés nacional mexicano requiere subordinar abiertamente la economía de México a la de Estados Unidos, algo como ser el cabús del tren norteamericano. Eso es lo que requiere el interés nacional. Se vende el alma de México, se le acepta al país su carácter de cabús, pero a cambio se da el ingreso de México al primer mundo.

“¿Y qué es lo que hay ahora?, se cuestiona: la permanencia del subdesarrollo y la creación de una nueva oligarquía de la cual no veo una diferencia de fondo entre la oligarquía de hoy encabezada Carlos Slim y la del Porfiriato representada por los Escandón, los Creel o Los Terrazas”.

—¿Y con todas estas hipótesis que comenta, quién a su juicio, aventó al PRI al precipicio ?

—Yo diría que la aparición de la ciudadanía en la sociedad mexicana y la existencia de un líder un poco fuera de serie que es Andrés Manuel. Yo diría que él es el que lo sepulta, porque él nació del PRI en el Tabasco de Garrido Canabal —porque todavía cuando nace y crece Andrés Manuel es el Tabasco controlado por el “Garridismo”.

“Conoce desde dentro al PRI y toma en serio lo que podría haber sido una ideología de izquierda no violenta. Mientras que el PRI se ríe de ella, y acepta la definición que otros hicieran de Andrés Manuel de ser un ‘Mesías tropical’… y se ríen de él. Pero creo que ahora la sonrisa se les congeló. Se burlaron y no lo tomaron en serio, mientras que una parte de la sociedad mexicana sí lo toma en serio”.

—¿Y al interior del PRI quién fue el personaje que provocó la debacle del partido. Salinas, Peña Nieto, quién?

—Claro que fue Salinas. Salinas es el tipo inteligente, perverso, educado en las mejores universidades. Peña Nieto no. Peña Nieto es Atlacomulco—, dice con una sonrisa burlona, sarcástica.

—¿Mucha ingenuidad de Peña?

Pues digamos que no porque la ingenuidad se confunde con inocencia y esto es algo que no existe en el PRI. Peña Nieto es una visión muy pequeña. Es el mismo Salinas pero mucho más limitado. El salto de Toluca a la Ciudad de México para Peña Nieto fue cósmico. Si podemos señalar la expresión más perversa que refleja lo que es el PRI, ese es Salinas de Gortari.

—Y en el supuesto de que el PRI se coloque como tercera fuerza después de las elecciones, ¿de qué mecanismos se tendrá que valer para evitar su desaparición como Partido?

—Mire eso si no me he puesto a pensar porque entre mis compromisos y lo que me queda de tiempo lo último que me interesa es saber que rayos le va a pasar al PRI. Que se preocupen ellos. Estará interesante saber que harán, porque lo único que sostenía al PRI era el poder. Yo me meto al PRI porque es donde está el poder y si tengo suerte, colmillo y perversión puedo llegar a colocarme en un sitio donde tenga un “sueldazo” y si en algún momento puedo sacar mi diez o 20 por ciento, pero si no lo tiene, entonces que es el PRI. Será un cadáver o algo bastante mediocre.

El PRI. Una máquina descarada para extraerle recursos a la sociedad.

—¿Y en tanto se da esta recomposición de fuerzas y actores políticos, quién va a suplir al PRI y reposicionar el discurso de esa derecha pragmática? Será el Consejo Mexicano de Negocios con Claudio X. González… quién será?

—Tan generosos y visionarios que son Claudio X. González o Larrea, dice con ironía. Sostiene que en México no hay una Derecha con visión, es muy miope. Si la hubiera, no habrían apoyado el arrebato del triunfo a Cárdenas Solórzano en 1988 o a AMLO en el 2006. Les faltó a esa ultraderecha más visión e inteligencia para reconocer que era el momento de meterle un poco de izquierda y preocupación social al país para que no se pudra, pero no fue así.

“Yo creo que Morena tiene que evolucionar si no asesinan a López Obrador, que es otra de las posibilidades. Si AMLO desaparece físicamente esto se jode y se da como en Colombia cuando el ‘bogotazo'”.

—¿Pero cree que haya esa posibilidad de que lo maten?

Pero claro que la hay. Si hubo lo de Colosio por qué no la de López Obrador…Y depende tanto de él en este momento el cambio del país, que no es descartable esta vía.

—¿Como el último coletazo del PRI?

—Pues sí pero sería el último coletazo que nos hunde a todos porque López Obrador es la garantía de una modificación mesurada. Es el centro de una estructura de poder todavía muy incipiente pero que él le da sentido en lo que madura.

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—El antropólogo Roger Bartra le declaró al Diario Español El País, en noviembre pasado, y lo ratifica al inicio de esta semana, que López Obrador ha dejado de ser de izquierdas, y más ahora que ha comenzado un viraje hacia posiciones que representa el viejo autoritarismo priista. ¿Qué opina de esto?

—Si así fuera, el priismo ya no puede volver. “Bartra yo no sé qué rayos trae en la cabeza. Bueno, es que los antiguos comunistas cuando quedan fuera de la jugada, híjole, son durísimos”… El PRI viene de una Revolución; Andrés Manuel no. Y no puede ser esa expresión refinada del priismo porque no hay la Revolución que creó las condiciones del priismo.

“El priismo es la culminación de una toma del poder por la fuerza, a través de las balas y listo. Y de un montonal de muertos. Lo de Andrés Manuel es otra cosa. Que sí tiene una visión social que en su mejor momento tuvo el priismo de Cárdenas, sí lo es. Los problemas sociales siguen estando ahí; preocuparte por la parte más baja de la sociedad no es característico de un priista, acota.
AMLO lo dice de manera sencilla o simplona recordando el Manifiesto a la Nación de Morelos y lo destaca: “Para crear una Nación hay que evitar el exceso de riqueza y de pobreza. De lo contrario, será muy difícil avanzar”.

Artículo publicado el 1 de julio de 2018 en la edición 805 del semanario Ríodoce.

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