(Cerrojo abierto) No sorprende que se hayan fugado tres más de la cárcel de Culiacán, sorprende que no se vayan todos. No sorprende que dentro circulen drogas, armas, celulares, prostitutas, música viva… sorprende que los de afuera no queramos entrar porque es en el penal donde todo está permitido, es zona libre. No sorprende que nadie se sorprenda, lo que en realidad conmueve es el nivel de ingenuidad que se muestra en las explicaciones de cada fuga, de cada incidente dentro de los penales.
La cárcel de Culiacán es del tamaño de una parcela ejidal común en Sinaloa, apenas rebasa las 10 hectáreas. Si fuera productiva, se cosecharían unas 100 toneladas de maíz. Son unas once canchas de futbol, sin gradas —los penales de Los Mochis y de Mazatlán tienen superficies similares—. Dentro hay tantos hombres y mujeres adultos como en un par de colonias populares —entre 2 mil 800 y 2 mil 500, por las variaciones diarias que se dan, como por ejemplo si ese día no hay fuga—. Y en esa minúscula parte del territorio, ningún gobierno puede poner orden, no logra que quienes están dentro se ajusten a las reglas que ellos pusieron, le es imposible cercar sus fronteras, impedir la entrada de lo prohibido y la salida de quienes aun no cumplen con su deuda.
El año pasado, el gobierno estatal se ofendió con la calificación que recibió en el Diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos: En una calificación del uno al diez Sinaloa obtuvo 3.97 en sus tres penales. Si fuera un alumno sería caso perdido. Los padres lo mandarían a regularización inmediata, a volver a cursar el año. Pero aquí no, la mejor defensa fue el ataque y pusieron en duda el indicador. Una semana después, en la visita del presidente de la CNDH, Raúl Plascencia, para la firma de un convenio, ni se tocó el tema, no hubo reclamos del gobierno ni aceptación. Era la oportunidad para discutir el tema.
Qué decía el diagnóstico: en los penales de Sinaloa hay un autogobierno o cogobierno, es decir, son los presos quienes mandan, no la autoridad. La integridad física y moral del interno no se garantiza, la calificación fue de 4.93. Ya en el rubro de estancia digna si se aprobaba, pero arrastrando la cobija: 6.46.
MARGEN DE ERROR
(Afuera, no es adentro) Los penales de Sinaloa están en el número 10 del país por el número de incidencias, incrementado entre 2012 y 2013. Aumentaron 178 por ciento, pasaron de 14 el 2012, a 39 el año siguiente, entre ellas agresiones, fugas, homicidios, riñas, motines. El peor año fue el 2010, el último de Jesús Aguilar, con 43 incidencias, pero en realidad no ha mostrado ninguna mejoría en los años posteriores.
El año pasado, señala el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, se registraron en las tres cárceles estatales de Sinaloa 6 suicidios, 26 muertes, 2 fugas con 6 reos involucrados y 3 riñas con 54 internos participantes.
Así pues, al final, no sorprende que el margen de error entre la reinserción a la sociedad y la reincidencia delictiva sea tan alto. Piense en un capo del crimen organizado, el que sea: el chapo Guzmán, por ejemplo, fue detenido y en su vida libre siguió igual. Hay otros muchos ejemplos: Melesio Beltrán el mele, o Gonzalo Inzunza el macho prieto, como casos recientes; igualmente en algún momento fueron detenidos, liberados o fugados, y nunca abandonaron los negocios ilícitos.
MIRILLA
(ABC) La exigencia inicial sobre las normas internas de seguridad para los niños y niñas en guarderías se fue desvaneciendo después de aquel 5 de junio de 2009. Las áreas de Protección Civil municipales y estatales en el país arrancaron con una supervisión que días después reconocieron que era complicada: no había informes precisos sobre la ubicación de cada una de ellas, ni tampoco protocolos de protección civil en cada una de ellas, menos simulacros, entrenamiento, manuales de respuesta, en caso de alguna catástrofe como la de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora.
Un lustro después, solo como ejercicio, los padres y madres siguen obligadamente mañana tras mañana depositando la confianza a un sistema que no en todos los casos acabó de supervisarse. Hay guarderías subrogadas por el IMSS, por ejemplo, donde los estándares de seguridad cumplen la norma en la mayoría de los casos, pero prevalecen viviendas improvisadas que reciben a niños y niñas, sin salidas de emergencia, con ventanas selladas.
PRIMERA CITA
(Cartas marcadas) Con las cartas visiblemente marcadas, el nombramiento del Auditor Superior del Estado parece mero trámite para que ocupe el puesto Antonio Vega. Las críticas sobre él no son muy diferentes a las enviadas a Marco Antonio Fox, basta revisar los archivos: candidato oficial, carrera dentro del sistema.
Lo pobre, en todo caso, es que los legisladores del PAN y PRD se queden sin cartas. Sea para proponer o para la negociación política. En este juego de póker que a veces es la política, el PAN carece al menos del “blof”.
Ya se verá esta semana en el foro convocado por los empresarios de COPARMEX para emitir un perfil del próximo Auditor. Al menos el Centro Empresarial dijo esta boca es mía, en medio de tanta sumisión.
DEATRASALANTE
(Azul y oro) Con un año ya en la rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Juan Eulogio Guerra Liera tuvo tiempo suficiente para mostrar por donde transitará la UAS en los tres años que le siguen. No se ve más que absorto en la búsqueda de recursos, repitiendo aquí y allá la ruina financiera, destacando los programas certificados y la matrícula en prepas por la que no les dan un peso de subsidio.
Víctor Corrales, su antecesor, me dijo en una entrevista hace cinco año al asumir la rectoría, que ahora la UAS iba por la internacionalización, y aunque muchos jóvenes están en otras universidades del mundo cursando posgrados, la azul y oro no aparece en ningún ranking mundial de universidades, el mundo va más rápido que nosotros. ¿Guerra Liera a donde va? (PUNTO)
