No cabe duda que nuestros políticos siguen teniendo conductas aldeanas impropias de los tiempos. Tienden a convertir prácticas estudiantiles de elección de la mesa directiva en la secundaria en kermeses exitosas de bombo y platillo de adultos que apoyan aspiraciones a gobernador.
Pero el juego político ha cambiado, ya no están en la secundaria y no pueden seguir acudiendo solo al lado de las emociones de sus compañeros: de risas, besos, apapachos o casorios fingidos. La verdad da pena ajena ver esos cuerpos cargados de años en busca de apoyo para sus aspiraciones políticas.
Y es que ante un escenario estatal descompuesto, los políticos deberían estar más comprometidos, dejar de lado sus pequeñas frivolidades y fiestas proselitistas, para posicionarse ante los grandes temas estatales. Sin embargo, eso pudiera ser considerado y lo es, una veleidad que no se debe permitir so riesgo de marginarse políticamente. Alejarse, vamos, del cargo deseado y los privilegios del poder.
Pero en esto de la política, cada día es más valorado el arrojo y más despreciada la pusilanimidad que genera el “dedazo”. Sinaloa ha dado cuenta de ello con las enseñanzas de Juan Millán o ahora cómo vemos a Javier Corral buscando la Presidencia del CEN del PAN, bajo la consigna de “la rebelión de las bases”, que ha despertado de su letargo al panismo doctrinario que estaba vencido, al menos en Sinaloa.
Así que la escuela que formó el hoy senador Daniel Amador, de celebrar su cumpleaños a tamborazos en el pueblo de Celestino Gasca, tiene en la también senadora Diva Hadamira una buena alumna que busca esa suerte de besamanos inútiles.
Ambos pretenden hacer de su onomástico un ejercicio que les permita mostrar su músculo con gente acarreada que va por un desayuno, una cerveza, la botana o a escuchar discursos o la banda sinaloense.
Y es que la nota periodística habla de 800 mujeres que se reunieron en el Centro de Convenciones de Mazatlán para festejar a la guasavense por su enésimo cumpleaños, a sabiendas que la amplia mayoría de las asistentes no conocían a la senadora y por lo tanto no tenían motivos para celebrarla; pero a quien le dan pan que llore y por solo eso querían quedar bien con Maribel Chollet, que trae su propio juego en esto de las kermeses políticas.
Pero, eso se dirá, en política no importa. Lo que importa es el ruido mediático. Las imágenes periodísticas en los medios y redes de mujeres apoyando a mujeres en sus objetivos de género. Sin embargo, a estas alturas ¿eso funciona para ser tomada en cuenta entre quienes decidirán la nominación de candidato para gobernador (a) del PRI? ¿Habrá quien diga, mira la senadora Gastélum logró reunir 800 mujeres que la apoyan para ser candidata del PRI a la gubernatura? Hay que sumarlo, como una competencia de puntos en la contienda interna. Porque si así fuera, Daniel Amador ya hubiera sido varias veces gobernador gracias a los profes que además le aportan dinero para el festejo ya rutinario. Pero no.
Entonces, la decisión tiene otro tipo de switch que hay qué oprimir, y estos, no hay que dar vuelta, son el Presidente, gobernador y los poderes fácticos. Y, por supuesto, quienes están en el ánimo de cada uno de ellos que hacen su luchita todos los días en sus actos públicos privados y de gobierno. Y hasta ahora, los cumpleañeros no pintan, ni en las columnas más oficiosas del poder, así que pudieran estar metiendo dinero bueno al malo. Desgastándose de tanta foto, abrazo y tanta sonrisa fingida.
Vamos, no todos los aspirantes hacen este tipo de cónclaves gastronómicos de socialité porque dudan al menos de su efectividad o cuidan sus centavos para otro momento. Esto es de arrojo, amarres y baños de pueblo oportunos. Y esto es lo que distingue a unos y otros candidatos. Su capacidad para moverse en los pasillos del poder. No, con estas fiestas escolares renovadas, donde señoras y señores entrados en canas buscan hacer actos proselitistas entre los mismos y sin posicionamiento alguno ante los grandes temas estatales.
Es el ridículo y lo aldeana que suele ser todavía mucho nuestra política proselitista.
No obstante, mis felicitaciones.
