Los dos papas

Los dos Papas

Desde su llegada a los cines en noviembre pasado y a Netflix un mes después, Los dos papas (The Two Popes/Reino Unido/2019), dirigida por Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, 2002 ; El jardinero fiel, 2005), no ha escapado a los cuestionamientos, principalmente, aquellos que apuntan a señalar lo que es verdad y es mentira en su historia, la cual, precisamente, tiene algunos elementos ciertos como otros que no lo son.

En la cinta, el cardenal argentino Jorge Bergoglio (Jonathan Pryce) viaja al Vaticano para entrevistarse con el Papa Benedicto XVI (Anthony Hopkins) y hacerle saber su intención de renunciar a su cargo y dedicarse a una parroquia local. La llegada de Bergoglio a Italia coincide con la detención del asistente de Benedicto por filtrar información, por lo que el Papa considera que lo mejor es retirarse, y aprovecha la visita del cardenal argentino para proponerle que lo supla, ya que en el cónclave donde él fue electo, Bergoglio era una de las cartas fuertes para representar a los católicos.

De acuerdo con el propio director, la cinta escrita por Anthony McCarten (La teoría del todo, 2014; Bohemian Rhapsody: La historia de Freddie Mercury, 2018) está inspirada en hechos reales, sobre todo los diálogos, lo cuales sí son frases dichas por los papas Benedicto XVI y Francisco, aunque no en los tiempos ni en las situaciones que presenta la película, por ejemplo: los dirigentes católicos no se encontraron Castel Gandolfo poco antes de la renuncia de uno de ellos; la charla en la Capilla Sixtina nunca sucedió; Jorge Bergoglio no entregó un anillo de compromiso, ni mandó una carta al Vaticano para renunciar, pero, se supone que sí envío una de amor a una chica cuando era adolescente.

Lo que sí es verdad y muy evidente de Los dos papas son las magistrales y excelentes interpretaciones que Hopkins y Pryce hacen de los dos últimos pontífices de la iglesia católica: cada uno muestra un Benedicto y un Francisco extremadamente precisos con los reales, tanto en su apariencia, su forma de ser, de hablar, como de expresarse. Ninguno de los dos titubea para asimilarse a los papas que representan o, al menos, a los estereotipos que se alcanza a ver de ellos a través de los medios de comunicación.

Independientemente de los aspectos que son verdad, mentira o están acomodados arbitrariamente, otra fortaleza del filme es la historia, que en manos de Meirelles funciona muy bien: impacta, conmueve y convence con una ágil narrativa, que solo tropieza por ese innecesariamente extenso pasado del Papa Francisco, y por el débil y discreto tratamiento a los temas más controversiales que han sacudido a la iglesia en los últimos años.

Si bien, Los dos papas se luce con su detallada fotografía a cargo de César Charlone; por la clase de tango que un papa le da al otro; por la precisa inclusión de imágenes reales; el intento del Papa más reciente de conectarse al wifi; y por lo “mundanos” que resultan algunos gustos de Francisco (The Beatles y la pizza), la cinta tiene uno de sus mejores momentos al final: Bésame mucho de Consuelo Velázquez a cargo de Ray Conniff de fondo; un televisor, cervezas y pizzas, para disfrutar la final de una copa mundial de fútbol entre, por supuesto, Argentina y Alemania. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 12 de enero de 2020 en la edición 885 del semanario Ríodoce.

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