Las finanzas sanas son a la mente, lo que una correcta dieta a nuestros cuerpos. ¿Quién no ha escuchado decir al amigo hippie que el dinero no importa? Esto no puede estar más alejado de nuestra realidad.

A no ser que tengas todo el dinero que necesitas para lo que resta de tus días, o seas un verdadero maestro del autocontrol y vivas de meditación y agua, o que aparezcas de la nada los alimentos y suministros para sobrevivir, declarar que el dinero no importa es algo que pocos compartirán contigo hoy día.

En el mundo actual, capitalista y caro hasta los huesos, el dinero es muy importante. Si entendemos que el dinero sí importa y nos amistamos con la idea de que unas finanzas sanas conllevan una mejor salud mental e incluso física, podemos mantener una mejor vida.

En nuestros días quien no paga las cuentas de agua, luz, alimentos y salud está en un problema.
Ya no solo se trata de pagar los servicios básicos. A nuestras vidas se les han ido adhiriendo otros gastos menos básicos como internet, servicio de telefonía o plataformas de cine digitales.

Estrés financiero

Se le define como estrés financiero a los cuadros de ansiedad y tensión nerviosa provocados por un descontrol en las finanzas personales.

Las consecuencias de este padecimiento pueden afectar la salud física y mental, ya que el estrés se asocia con el mal funcionamiento del sistema inmunológico, lo que promueve contraer enfermedades con mayor facilidad.

Además, tiende a provocar inestabilidad laboral a causa de distracciones, ausentismo y rotación constante por la búsqueda de mejores salarios.

En México, 55 por ciento de las personas admiten tener control sobre sus finanzas, pero otro 40 por ciento usan su sueldo para pagar las deudas y alcanzar a llegar a la siguiente quincena, según datos de Sodexo.

La recomendación de Sam Barnett, neurocientífico de la Northwestern University, quien dirigió un estudio de la actividad cerebral en las decisiones financieras, es obtener un poco de ayuda a la hora de tomar estas decisiones, ya sea con algún asesor o con tu pareja.

Con esto se mitiga la carga del problema y se brinda relajación, se exponen un mayor número de posibilidades y se mejora la calidad de las decisiones finales.

Señales claras

Afortunadamente, el problema de las finanzas no es genético y es muy sintomático. Existen distintos tipos de señales, comportamientos y estadísticas con las que puedes determinar si estás sufriéndolo o en el camino de hacerlo.

Debes tu próximo(s) salario con anticipación: si no has cobrado y ya debes todo tu dinero o la mayor parte, necesitas ayuda. La deuda corriente no debe rebasar el 30 por ciento de tus ingresos, de lo contrario, es posible que caigas en el círculo vicioso de adquirir deudas para pagar deudas.

No ahorras ni de broma: la capacidad de ahorrar es una buena prueba si intentas conocer tus alcances financieros actuales. Se recomienda ahorrar entre el 5 y 10 por ciento de tus percepciones, según datos de Condusef. Si en tu caso terminas a raya las quincenas, cualquier imprevisto puede convertirse en un problema mayor por falta de solvencia.

No tienes idea de en qué gastas: si frecuentemente abres tu cartera y te preguntas en qué gastaste tu dinero, tienes una especie de amnesia financiera. La mejor medicina para esto es hacer una lista de todos tus gastos por concepto, monto y frecuencia, y monitorearla diario si es posible. De esta manera sabrás en qué gastas y cuáles son tus principales fugas.

Usas tus créditos como dinero líquido: la práctica sistemática de comprar todo a crédito puede promover una ruptura importante en tu salud financiera. Lo ideal es pagar al contado los gastos básicos y dejar los créditos para cubrir inconvenientes y artículos que mejoren tu calidad de vida. Ahorrar previo a una compra fuerte puede aligerar considerablemente la carga del crédito a pagar si se usa el ahorro como pago inicial.

Artículo publicado el 11 de agosto de 2019 en la edición 863 del semanario Ríodoce.