Desastres naturales

ACAPULCO DESPUÉS DE OTIS. La devastación total.

Una buena manera de acreditar o no, la sensibilidad humana y social de un gobernante, de un funcionario público, es su actitud y su papel frente a las tragedias humanas.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador partió rumbo a Acapulco, zona cero de la embestida del huracán “Otis”, apenas terminó su conferencia mañanera el miércoles 25 de octubre que, apenas unas horas antes había sido devastado junto con muchas comunidades más del estado de Guerrero.

Tras él y por delante iba un ejército de humanos y máquinas, pero no de guerra, sino de rescate y ayuda. Se fue por tierra, ello les permitió abrir brecha para empezar la comunicación, constatar de manera directa la magnitud de los daños y el estado de ánimo de los pobladores. El apoyo, la ayuda, la solidaridad llegaron juntos. Los malquerientes podrán decir, parece un dictador, hace y deshace a su antojo, no reúne a su gabinete a deliberar, no llama a los “asesores”; actúa, funciona y resuelve sobre la marcha, parece y es un gran líder con una tremenda sensibilidad humana, conoce los recursos de que disponen y los utiliza para el beneficio de los que lo ocupan, así quisiéramos que hubiera muchos.

Diez mil efectivos se quedan en el estado de Guerrero para ayudar en todo lo que se ocupe, otro ejército de civiles trabaja para restaurar la electricidad, las líneas telefónicas, etc. Se instalan transportes gratuitos, aviones y autobuses, para trasladar a los turistas a sus casas por todo el país. Mil servidores de la nación levantarán desde ya el censo de daños para los apoyos correspondientes, de entrada, la construcción de las viviendas destruidas y apoyo económico a los pequeños empresarios afectados.

Horas antes de que pegara el fenómeno natural el propio presidente, de viva voz, envió mensajes para que se extremaran medidas de prevención, instruyó para que se difundiera con equipos de sonido móviles en las colonias populares el aviso del grave peligro que se avecinaba. Instruyó al ejército para la puesta en marcha inmediata del Plan DN 3 y a la Marina con el suyo.

Frente a la “confusión” intencional de la posible falta de recursos presupuestales para enfrentar la emergencia por la desaparición del Fonden, fue enfático al subrayar que los recursos que antes tenía este fideicomiso siguen disponibles, lo único que se acabó fue la oficina dónde se traficaba con esos recursos; pero que, si no fueran suficientes, la caja del gobierno disponía de todo lo necesario para hacer frente a la emergencia.

Los recursos antes administrados por el fideicomiso del Fonden que eran utilizados discrecionalmente por gobiernos estatales y federales y que se convirtieron en cajas chicas para el enriquecimiento de funcionarios ratas, no han desaparecido ahí están y serán utilizados para este y todos los casos que surjan, dijo AMLO.

Que contraste de este gobierno con otros que han enfrentado similares, o peores eventos. Con el gran sismo de septiembre 1985 que destruyó media ciudad de México, el primer presidente de la última era neoliberal, enmudeció por horas y se preocupó más por minimizar los daños, abandonó a los afectados, las fuerzas de seguridad se dedicaron a cuidar los edificios públicos; fue la propia sociedad organizada la que tuvo que tomar en sus manos el socorro a las víctimas, el rescate de los enterrados y el abastecimiento de comida y agua a la población. El presidente dijo al mundo que no se ocupaba de su apoyo, que no era necesario. La insensibilidad fue brutal.

Con el sismo de 2017, la actuación gubernamental no fue mejor, los recursos utilizados del Fonden están llenos de observaciones de la Auditoría Superior de la Federación: “No se sustentó adecuadamente el uso de los recursos destinados.”, dijeron.

A nivel internacional los ejemplos no son mejores; El gobierno del país “modelo” de muchos, Estados Unidos, cuando el huracán “Katrina” asoló Nueva Orleans, tuvo un pésimo apoyo del gobierno encabezado por George Bush quién debió reconocer, el “Katrina” trajo imágenes que nunca pensamos que veríamos en Estados Unidos. Mi gobierno no estuvo a la altura de su responsabilidad” El resultado más de 1836 muertos, “Katrina”, huracán de magnitud 5. Igual que “Otis”.

El presidente Trump, no lo hizo mejor en sus muestras de solidaridad con los afectados por el Huracán María en Puerto Rico, cuando con total desprecio aventó a la multitud Rollos de papel para cocina, como muestra de solidaridad.

Sinaloa con su gobierno de la 4T y frente al huracán “Norma”, también hace la diferencia; Rubén Rocha visitó en cuanto dejó de llover, las zonas afectadas, comprometió a su gobierno a reconstruir las viviendas dañadas, destino 831 millones de recursos propios para un apoyo económico directo e inmediato a todos los afectados, así como la distribución inmediata de los más importantes productos de consumo familiar. No reclamó ni añoró el Fonden para hacerlo.

Como sÍ sucedió cuando en el gobierno de Aguilar Padilla, en 2006, pegó el huracán “Lane”, se aplicó el Fonden; lamentablemente los empresarios vinculados al gobierno lo aprovecharon para sacar de sus bodegas los saldos de muebles viejos, camas, estufas, etc. Venderlos a precio de lista al gobierno con cargo a los fondos del desastre y hacer su agosto. “Para la gente será un regalo, no pagan nada” decían, con total cinismo. Igual ya en el gobierno de Malova, su Secretario de Gobierno “brincó de gusto” cuando pegó el huracán “Manuel”, pues los recursos del Fonden estaban en sus manos.

Artículo publicado el 29 de octubre de 2023 en la edición 1083 del semanario Ríodoce.

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