Centros de rehabilitación fuera de control

CENTRO DE CHINITOS, ANGOSTURA. Explotación clandestina.

CEPTCA reconoce que la proliferación de estos centros escapa a sus posibilidades de revisión

La afirmación no tiene titubeos. La información, sí. Hasta negativa. El crimen organizado operaba los supuestos centros de rehabilitación de Chinitos y Angostura “reventados”, de donde liberaron a 57 personas que mantenían esclavizadas.

“Yo tengo toda la información que tú ocupas, pero no te la voy a decir a ti porque me voy a meter en un problema”, se escucha a través de la línea telefónica.

En las palabras hay certeza. También, miedo. El solo responder la llamada representa un peligro para el interlocutor.

“Las personas que estaban involucradas ahí, ahí andan afuera…” expresa.

Otra llamada telefónica y más luces a la luz del día. Casas clandestinas “vestidas” de centros de rehabilitación.

“(Los centros de rehabilitación) no tenían un registro ante la Comisión Estatal de las Adicciones, no contaban con aviso de funcionamiento, no tenían acta constitutiva. Es decir, yo pongo una casa, la visto de centro y tengo prácticas que atentan contra las garantías, explotación, trata de personas”, comenta.

Son voces de personas cuyos nombres piden no ser expuestos.

Las de Angostura llegaron muy lejos, sostiene el entrevistado, porque ostenta una razón social.

“Pero hay unas que ni logotipos tienen, donde están internando a la gente. ¿Y qué es lo peor? Que había gente internada sin la autorización de la familia. Esa es una situación muy grave”, agrega.

El de Angostura ya tenía más de un año operando y había denuncias, sostiene ante la autoridad.

“Había gente que subía personas. Las agarraban en la calle, las metían y luego pedían dinero para dejarlas salir, que las ponían a trabajar…” asegura.

“Hermanos Unidos”

A dos kilómetros del entronque con la autopista Benito Juárez, en la sindicatura de Chinitos, Angostura, se encuentra el primer “centro de rehabilitación” de donde el 11 de julio liberaron a 18 personas entre los 17 y 60 años de edad, que los mantenían esclavizados.

El lugar es un páramo. Desierto. Localizado en la orilla de la carretera en las instalaciones de una gasolinera abandonada.

Afuera están las literas hechas de madera sin desbastar y arpillas de cebolla amontonadas entre las bombas surtidoras de combustible.

El azul resalta sobre el edificio abandonado. “Centro de Rehabilitación Hermanos Unidos”, reza la razón social en la marquesina de lo que fueron las oficinas de la estación de gasolina, donde una cobija cuelga en la puerta principal.

A las afueras de la cabecera municipal de Angostura se encuentra el otro centro de rehabilitación, de donde el 14 de julio liberaron a 39 personas más que eran tratadas como esclavas, y detuvieron a tres personas.

Las instalaciones son más “formales”. La misma razón social. Patio frontal que servía para el trabajo mecánico y una entrada principal con algunas hojas adheridas con indicaciones impresas.

“ESTE LUGAR ES UNA CASA DE DIOS”, se lee en una de ellas.

A decir de algunos vecinos, esta tenía alrededor de dos años en operación. El movimiento de personas era habitual.

“Gente que anda en malos pasos… que la misma familia interna”, dice un vecino.

Las condiciones del centro son “aceptables”. No hay olvido en el lugar. Tampoco gente a raíz del operativo de la Marina y de la Policía Estatal Preventiva.

Fuera de control

Seis días antes del operativo realizado en Chinitos, Angostura, donde liberaron a 18 personas, la comisionada estatal de Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones (CEPTCA), lo aceptó.
En el estado están surgiendo “centros de rehabilitación” sin control.

“El incremento que estamos encontrando en la proliferación de centros de rehabilitación que, de alguna manera, escapa a nuestra posibilidad, a veces, de poder controlar esa parte”, expresa Martha Torres.
El personal para la búsqueda de estos sitios es insuficiente. Los centros de rehabilitación aparecen como las plagas.

“Lo que sorprende es que cuando menos pensamos ya está otro centro nuevo. Y nos enteramos cuando los visitamos que ya tiene tres años, cuatro años funcionando, y ni siquiera se tenía detectado… Los centros matrices, de repente, nos notifican que ya tienen otra matriz, otra extensión…” agrega.

Cuitláhuac González, secretario de Salud en Sinaloa, aseguró que en el estado se tiene un censo estimado de 250 centros de rehabilitación, de los cuales 130 están registrados y cumplen con la normatividad, y de estos, 17 cuentan con una certificación federal.

El resto, 120 de los que se tienen en el padrón, son los llamados “patito”.

“Esta problemática que se dio en Angostura quizá no es solo algo de ahí, quizá en otros centros también se da (la esclavitud)”, comenta.

El 18 de julio el gobernador Rubén Rocha Moya sostuvo en su Semanera, que los centros de rehabilitación de Angostura donde tenían a estas personas privadas de su libertad, existían porque alguna autoridad los dejó que existieran.

Y anunció una revisión en estos centros de rehabilitación para que cumplan con la normatividad.

El acoso

Víctor Capaceta, de la Unión de Redes Sinaloa, lamentó que las revisiones siempre vayan encaminadas a los centros de rehabilitación registrados.

“De lo que se tiene que hablar es de las personas que se aprovechan de esta labor para hacer sus fechorías, de la falta de regulación. No de los centros que ya estamos regulados, sino a los que son patito… Pero la solución de ellos es volver a venir a revisarnos a los que ya estamos registrados… Esa es una forma de acoso, de desviar la atención y propiciar la impunidad”, subraya Capaceta.

Artículo publicado el 23 de julio de 2023 en la edición 1069 del semanario Ríodoce.

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