Más de un centenar de pescadores de Topolobampo y indígenas de Lázaro Cárdenas. Ohuira y Paredones clausuraron simbólicamente la planta de amoniaco que se pretende construir en la bahía de Ohuira y a la que se oponen estos.
Para “cerrar” las instalaciones, usaron una manta pintada a mano con letras en rojo con la palabra clausurado, en máyusculas.
Una hora después, dos grupos de vigilantes privados desprendieron la manta que se colocó en el acceso y sobre un banner en que se podía leer una invitación al diálogo y que los industriales habían colocado en el lugar.
Armando Pinzó, miembro de la cooperativa de turisteros de Topolobampo anunció por una altavoz que el cierre de las instalaciones obedecía a una clausura por el pueblo tras que el presidente, Andrés Manuel López obrador la abría inaugurado de palabra el domingo anterior.
Un el cierre, una larga lista de oradores condenaron la franca promoción de la planta de amoniaco por el propio presidente de México, López Obrador, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y el alcalde de Ahome, Gerardo Octavio Vargas Landeros.
“Si ellos la promueven, nosotros la rechazamos”, dijo, Felipe Montaño Valenzuela, cobanaro de Ohuira.
Y reiteró que su tierra vale sangre y no está en venta, y si Gas y Petroquímica de Occidente (GPO) la quiere, que venga por ella”, dijo.
Anunció que la marcha que se extendió por casi un kilómetro, es el inicio de una segunda fase de su protesta.
Esta no sólo fue integrada por yoremes y pescadores, sino que ahora se sumaron tribus yaquis de Sonora, ambientalistas, activistas políticos de izquierda, comuneros, y fuerzas vivas de Los Mochis.
