Los Mochis, Sinaloa.- José Luis Stone, presidente de Canacintra tiene un gallo para que lo releve en el cargo: Jorge Arao Toyohara. Y le abre cancha, y lo presenta, y lo muestrea abiertamente, sin recato, sin pudor, con desvergüenza.
Y aquel se deja querer, conducir a una contienda en donde cree tener la mayoría. Cuando menos, en su favor, sí, la mayoría, pero de los directivos actuales, que pretenden mantener la línea y cortar de tajo el avance de los jóvenes empresarios, de los innovadores, de los que enfrentan retos, de los que no se doblan con la primera dificultad, de los van por lo que les corresponde, y que ahora representa José Rojas, “El Pepe”, según lo nombran sus seguidores.
Stone llegó a la reunión del organismo intercamaral, apenas el lunes anterior y presentó al que considera su sucesor, Arao Toyohara.
El protocolo interno de los líderes camarales se había roto, pues eran sólo presidentes, directivos en forma y no aspirantes los que tradicionalmente acuden a la reunión intercamaral para analizar los problemas sociales, discutirlos y emitir una posición al respecto. Pero ahora estaba un extraño, Arao, que era empujado para ganar aceptación, para que los otros líderes lo aceptaran como el nuevo dirigente empresarial. Imposición a toda costa, campaña sucia.
Y por otro lado de la ciudad, José Rojas hacía campaña. Apegada a su estrategia, sin romper protocolos, sin necesitar patiño. Sólo y su equipo buscaba los votos de los 250 socios que deberán de elegir el 30 de enero a las 18:30 horas al nuevo dirigente.
Era su campaña limpia, y no sucia, de elección y no de imposición. Es como dicen sus seguidores, de propuesta, de joven, de avance, de logros, de retos, de logros, de rendición de cuentas, de resultados.
El tiempo avanza y el David de la juventud sigue su lucha contra el Goliat de la costumbre.