Inés Arredondo, a 28 años de su partida

 

La sinaloense, una de las mejores cuentistas de la literatura hispánica

Inés Arredondo nació en Culiacán el 20 de marzo de 1928, y murió el 2 de noviembre de 1989, se cumplirán 28 años de su partida; su obra literaria, que no fue extensa, pero sí de muy alto nivel, sigue siendo reconocida como de la mejor lograda en el mundo hispano. Fue galardonada en 1979 con el premio Xavier Villaurrutia por su cuento Río subterráneo. En 1986 obtuvo la medalla de honor “Bernardo del buen” y el Honoris causa por la Universidad Autónoma de Sinaloa en 1988.

Culiacán, en el año de 1967, cuando todavía era una pequeña ciudad de apenas 80 mil habitantes, se vio convulsionada por la llegada de estrellas de cine como Pilar Pellicer, Roberto Cañedo, Julio Alemán y otros. Juan García Ponce, en aquel entonces uno de los directores de cine más connotados, llegó con un numeroso grupo de técnicos y equipo para la filmación de Mariana, basada en un cuento del mismo nombre de nuestra bien amada Inés. La gente se volcó a seguir los movimientos de aquel acontecimiento. La prensa local y nacional dio cuenta de las incidencias de la filmación. Este acontecimiento, puso a Sinaloa, y en especial a nuestra ciudad, en las páginas de la prensa y radio nacionales, sin duda, mucha gente de otros lugares supo, por vez primera, de la existencia de Culiacán, Eldorado, Altata y El Tambor, lugares de locación del filme.

Inés Amelia Camelo Arredondo nació en una casa ubicada donde hoy sólo quedan vestigios, esto gracias a la estulticia y ambición de quienes deberían cuidar de nuestros edificios históricos, allí, por la avenida Ruperto Paliza, enseguida del restaurante Los Portales, hay un estacionamiento, en ese punto vivía el Dr. Mario Camelo y Vega, hombre reconocido por su profesión de médico y entusiasta amante del arte.

Inés Arredondo alguna vez dijo: “…tengo varias infancias de dónde escoger, y hace mucho tiempo elegí la que tuve en casa de mis abuelos”. Lo dijo porque eligió llamarse, como escritora: Inés Arredondo. La elección fue porque ella vivió su infancia en Eldorado, y su principal protector fue don Francisco Arredondo quien se distinguió por ser el administrador del ingenio que era propiedad de la familia Redo.

El maestro y escritor Leopoldo Sánchez Zúber, amparado por el Colegio de Sinaloa, publicó una semblanza en el cuaderno No. 32, esto fue en junio de 1997. A continuación expongo parte de ese valioso documento.

De la niñez de Inés Arredondo: “Su niñez transcurrió en el ambiente provinciano y postrevolucionario de Sinaloa, a la sombra de un abuelo que con su uno noventa y tantos de estatura y su enorme seriedad, iba vestido como un inglés de las colonias: lino blanco, polainas de cuero y sarakof. Tanto las largas vacaciones de verano como las de Semana Santa las pasaba Inés en la hacienda Eldorado, donde su abuelo era superintendente general. Allí tuvo oportunidad de acercarse a agricultores y peones, y fue haciendo suyas anécdotas, rumores, chismes que corrían de boca en boca sobre la vida de aquel grupo cuyos valores, idiosincrasia, creencias, esperanzas y frustraciones, jugaron un papel importante en la formación de Inés. Sus experiencias en aquella hacienda, vestigio del porfiriato, nos hablan más de una relación paternal del patrón respecto a los peones (con todo lo que eso tenía de limitante y sin olvidar la injusticia propia del sistema), que de la prepotencia y despotismo con que la literatura revolucionaria nos muestra a todo el porfiriato. Desde muy joven, Inés se acercaba a los grupos de peones y servidumbre: Chuyón, el becerrero, ese compañero secreto de infancia… me trajo las mejores cañas que comí en mi vida… conocerlos, a Chon, a Chicho, a Pablo, ir con ellos a caballo, hablando, mientras se reían de mi ignorancia de las cosas de la siembra…

Es verdad que para entonces ya había pasado el porfiriato, pero el concepto de hacienda no había cambiado. También es cierto que no todos los patrones se habrían portado igual. Pero en Eldorado de Inés Arredondo la relación del patrón respecto al personal no era expoliatoria. La idea de chusma, de plebe, de indiada, la aprendí mucho después, precisamente en la literatura mexicana… la condición de servidumbre toma otro cariz cuando la sirvienta regaña, habla de tú, es mayor de edad y gobierna y realmente no se siente menos que cualquier otro.

Inés Arredondo se casó con el escritor español Tomás Segovia, y se codeaban con personajes del mundo literario: Juan García Ponce, Juan Vicente Melo, Salvador Elizondo, Sergio Pitol, Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Juan José Areola, Jaime Sabines, Rubén Benítez, Carlos Pellicer. Ante ellos tuvo la fortuna de presentar sus libros, el primer tomo de cuentos La señal lo dio a conocer en 1965, y el segundo: Río subterráneo en 1979 y el tercero, Los espejos, lo publicó en 1988. Existe un compendio de Inés Arredondo editado hace tres años, búsquelo, disfrútelo y como sinaloense, siéntase orgulloso de ser testigo porque Inés Arredondo es una las mejores cuentistas de la literatura hispánica.

JAVER VALDÉZ CÁRDENAS, amigo y compañero nuestro, en su obra periodística y literaria, intentó hacer valer lo más preciado del ser humano: libertad y justicia; siguiendo su ejemplo seguiremos reclamando justicia por él, por sus colegas caídos, y los más de 105 mil asesinatos y más de 30 mil desaparecidos sucedidos en este país durante los últimos cinco años.

*Escritor, autor de la novela Por amor a Feliciana. Búscala en librerías Educal, Gonvill y México.

 

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