Más allá de la montaña

La empleada del aeropuerto le dice a Alex (Kate Winslet) que no necesita darse prisa ni documentar para su vuelo, porque se canceló debido a una tormenta, a pesar de que le urge estar en Nueva York, para su boda al día siguiente. Ben (Idris Elba) tampoco puede confirmar su viaje a esa ciudad en la que un niño espera que le realice una operación. La periodista no se da por vencida y le propone al médico rentar juntos una avioneta que los lleve lo más pronto posible a su destino, sin importar los riesgos que eso implica, por las condiciones del clima.

A los pocos minutos de despegar, el piloto (Beau Bridges), al que lo acompaña su perro, tiene complicaciones de salud y pierde el control del avión, que termina estrellándose en una montaña nevada. Además del dolor por los golpes y heridas ocasionadas en el impacto, los sobrevivientes tendrán que lidiar con sus propios temperamentos, la poca comida, falta de señal en los teléfonos celulares, frío intenso y animales salves.

Aunque por momentos se desesperan y toman decisiones apresuradas, Alex y Ben no se sentarán a esperar que la ayuda les llegue de los pocos aviones que pasan por encima de ellos, sino que, cuesta abajo, abrirán en la nieve su propio camino con la esperanza de que los lleve a donde haya alguien quien pueda auxiliarlos.

¿Qué puede surgir entre dos personas que no tienen nada qué ver entre sí, a partir de una situación extrema? Más allá de la montaña (The Mountain Between Us/EU/2017) dirigida por Hany Abu-Assad, basada en la novela de Charles Martin, lo ilustra muy bien: la primera impresión de que dos personas sobrevivan a un accidente aéreo y queden en la cima de una montaña cubierta de nieve, solo acompañados por un perro, podría interpretarse como un problema, pero no exclusivamente sería eso, sino también la oportunidad de que surja un estado nuevo y, con suerte, mejor.

Lo anterior es una de las virtudes de la cinta: cómo de los golpes y heridas por el percance, la convivencia con un desconocido 24 horas y cubrir necesidades fisiológicas delante de él, la falta de comida, el clima extremo, las discusiones para tomar decisiones vitales y sacar emociones sin filtro, se llega a sanar las lesiones, conseguir alimento, acuerdos, pensar antes de actuar, no ser impulsivo y que se sienta por ese otro del que poco antes no se sabía ni de su existencia, aprecio, cariño, amor y el deseo de no separarse más de él.

Más allá de actuaciones convincentes, desarrolladas de manera profesional por Winslet y Elba, paisajes que merecen estar enmarcados y colgados en la pared, la cinta invita de manera oportuna y adecuada a reflexionar en aspectos como la perseverancia, las relaciones humanas, el no perder la esperanza por más que las condiciones no sean favorables y el amor.

Por desgracia toda esa actitud echada para adelante de los protagonistas contrasta con la condescendencia que ofrece la historia en situaciones poco creíbles y resueltas fácilmente, que desembocan en un predecible final que se pudo salvar, de haber aparecido pocos segundos antes. Vaya a verla… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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