La caída

Cultura la caida
En abril de 1945, el enemigo ya estaba muy cerca de llegar a la guarida de Adolfo Hitler, por lo que era necesario no dejar de luchar; los Nazis no se iban a dar por vencidos, era mejor morir, con la ayuda de algún compañero o suicidándose, pero jamás rendirse.
Después de ver La caída (Der Untergang/Alemania/Italia/Austria/2004), dirigida por Oliver Hirschbiegel, no se puede dejar de pensar en esos últimos meses, días, horas, que muestra la película, acerca de la vida de Hitler, y de su afán por terminar con los judíos.
La cinta, basada en El hundimiento: Hitler y el final del Tercer Reich de Joachim Fest y en Hasta el último momento: la secretaria de Hitler cuenta su vida, de Traudl Junge y Melissa Müller, con un guión de Bernd Eichinger, produce sentimientos encontrados: se sabe del gran daño que el dirigente de los Nazis hizo, de tantas personas que se murieron por sus órdenes, pero también se ve a un Hitler como jamás o pocas veces se le imagina: cariñoso con los niños, sus empleados, y con quienes además comparte la mesa de una manera cordial y amena.
De las cintas acerca de la Segunda Guerra Mundial, esta es la que más me ha impactado, porque la mayoría del resto, tiende a mostrar el otro lado de la moneda: los refugiados, lo muertos, los ataques… pero La caída se centra más en quienes organizaron y fueron las piezas claves de este momento de la historia, como la secretaria (Alexandra María Lara) que tuvo el dirigente de los Nazis, de la que incluso vemos imágenes reales.
Algo que realmente merece una reflexión, es cómo las personas más allegadas a Hitler no se rindieron ni en el último momento, antes que eso, prefirieron mejor quitarse la vida, como fue el caso de quien armara la campaña publicitaria, Joseph Goebbels (Ulrich Matthes), que se mata después de asesinar a su esposa, y luego de que ésta envenenara a sus hijos.
A pesar de que se les puede considerar como las personas más malas de toda la historia, por las crueldades que cometieron, el filme también los muestra como seres humanos “comunes”, como individuos que, sin lugar dudas, tenían sentimientos, preocupaciones, y tal vez, y sólo en ocasiones, consideración, al menos entre ellos mismos.
Si bien se puede pensar que en las actuaciones todos cumplen muy bien con su trabajo, la de Bruno Ganz como Hitler merece una mención aparte, primero porque la caracterización es impresionante, el parecido del actor con el verdadero es impactantemente real (si se comparan las fotografías de uno y otro, prácticamente no hay diferencias).
Pero si eso corresponde al maquillaje, al peinado y al vestuario, algo sencillo de conseguir, tal vez, la manera de hablar, de moverse, las expresiones, incluso la mirada, es una copia fiel del Führer, además de que registra muy bien ese coraje al darse cuenta de que no saldrá victorioso, y esa firmeza que no le permite verse derrotado ante sus contrarios, por lo que prefiere retirase él mismo del camino, antes de que lo hagan los otros.
La caída es una cinta que, independientemente de que le atraiga o no el tema de la Segunda Guerra Mundial, lo atrapara sin duda alguna. No deje de buscarla en DVD… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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