Malayerba: Sin palabras
Siempre había sido buena para correr. En las competencias de la escuela su suela pisaba fuerte la tierra y dejaba huella hasta en podios a
Siempre había sido buena para correr. En las competencias de la escuela su suela pisaba fuerte la tierra y dejaba huella hasta en podios a
Era uno de los pistoleros favoritos del jefe. Andaba con él pegado, más cerca que la sombra y más fiel que un perro: las armas
Cuando deslizaron el cierre de la bolsa negra, vieron que al hombre le seguía saliendo espuma por la boca. Era una espuma blanca, viscosa, de
Los hombres aquellos le cerraron el paso. Uno de ellos sacó una pistola y le apuntó. Entrégueme el carro. Ya. Las llaves. A chingar a
El hombre operaba un camión de carga que iba y venía a Estados Unidos con mercancía que los patrones le ordenaban que entregara. Algo sonó
Ya sabemos quién eres, le dijo el hombre. ¿Quién soy?, se contestó ella, atolondrada mentalmente. El sujeto le mostró una pistola bajo un chaleco de
El ritual de verse todos los días en el expendio de cerveza se rompió esa tarde. Ya la sábana oscura y traslúcida empezaba a tenderse
Unos corrieron, otros se tiraron al suelo. Todos gritaron. Los disparos parecían haberse efectuado en el patio de la casa, pero ellos no querían asomarse.
Carrocero malhablado, con pinta de drogadicto de baldío; malo para los trabajos a la hora de moldear la lámina de los vehículos abollados, bueno para
El chavo de 16 años. El morro que quiere ser adulto y emprender el vuelo. El joven que no quiere serlo, que ya se hizo
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