Malayerba: Amanecidos
Habían sido agentes de la Policía Ministerial y esa noche decidieron irse de juerga. Enfilaron hacia La Palma y allá se encontraron con viejos amigos.
Habían sido agentes de la Policía Ministerial y esa noche decidieron irse de juerga. Enfilaron hacia La Palma y allá se encontraron con viejos amigos.
Ring. Sonó el teléfono. El abogado lo levantó con cierto desgano. Del otro lado de la línea le informaron que en una de las sucursales
Se endulzó la vida con los frutos en forma de billetes de dólares ganados por su hermano. Y cuando le fue mal a él se
Los niños sentados. El viento fresco bailaba en el pelambre pegajoso por tanto gel. Arriba de los columpios: demasiado grandes para mecerse en ellos y
Oyó tan cerca los disparos que sintió que le estaban perforando la espalda: el fuego recorriéndolo, despedazando su cuerpo. Pero no soltó la bolsa con
Nació entre los plantíos y el tráfico. Y vio de cerca la muerte, cuando apenas tendría siete años: su padre fue asesinado a balazos por
Rafael era de entregas totales. En la chamba y la escuela, cuando fue vendedor de publicidad y también en la religión y cuando le tocó
Juan era cabrón, pero no tanto: no tanto como para matar sin razón, golpear o amenazar a alguien que no conocía o cometer algún abuso,
Nadie pensaría que esos dos jóvenes, morros aún, tienen esos apellidos. Sus nombres son comunes y corrientes. Sus apellidos no. Y con todo y esa
Se le hizo fácil entrarle al negocio. Se le hizo fácil y lo otro llegó después, igualmente sencillo: trasladar paquetes, ordeñar billetes y hablar, orgulloso,
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