En Culiacán, la ciudad que cumple 492 años de fundación, distintos hombres y mujeres han enriquecido el imaginario popular
Lupita La Novia de Culiacán paseaba por las calles de la ciudad; por la Avenida Álvaro Obregón, Ángel Flores y el Mercado Garmendia. Lo hizo durante más de 30 años, vestida de blanco como se le había encomendado para recuperar el Tesoro de la Divina Gracia.
Todos los días ese fue su ritual, además de estar al pie de Catedral para que la ayudaran a ir a Roma y pedirle al Santo Padre cumplir su cometido.
Vivía en el Hospital del Carmen y estaba informada de todo lo que pasaba; de los políticos corruptos, de las desigualdades sociales. No se quedaba callada ante la situación.
A los funcionarios les gritaba que se alejaran del ‘cochino pecado ladrón’ y que no fueran rateros. La ciudad y la gente se apropió de su imagen y de su voz.
Dejó existir en 1982, pero su imagen, su figura, no se ha ido. Lupita La Novia de Culiacán, se volvió un personaje entrañable, y eso, de acuerdo a Ulises Cisneros, tiene qué ver con su representación social; el mito del loco del pueblo que es voz, oídos y los ojos de una población.
Además, ha influido el proceso de apropiación de la identidad cultural, de una mujer que simbólicamente representa una situación contestataria a cualquier representación del poder.
Ni loca, ni plantada
El autor del libro El tesoro de la Divina Gracia, explica que la historia trágica de que Lupita fue plantada en el altar o que le mataron al prometido y que desde entonces pregonó por las calles, es un mito.
Ella contrajo nupcias a los 37 años con Don Manuel Valenzuela, un ejidatario, y tuvieron tres hijos, uno de ellos murió y perdió sus propiedades debido a una inundación. Su salud mental se deterioró.
“El caso de Lupita es como el de Malverde, es el de dos figuras populares que son capaces de increpar al poder y eso es atractivo para muchas generaciones. Una es como la loca del pueblo y el otro, el bandido generoso”, señala Cisneros.
“Llegó a Culiacán a mediados de los 50, en búsqueda del Tesoro de la Divina Gracia y con su vestido de novia se fue adornando el personaje como dueña y reina en la vida diaria de la ciudad”.
Lupita, la figura
Lupita Leyva Flores, menciona que es una figura atractiva todavía para muchas generaciones, en la que pesa una historia romántica esbozada, aunque sí es verdad que el primer novio sí la dejó, pero tuvo una segunda oportunidad en el amor.
“Ella fue una mujer campesina, analfabeta, que llega a Culiacán a pedirle al Obispo que la llevara con el Santo Padre para ir a recuperar el tesoro de la Divina Gracia, porque perdió todo a causa de una inundación y se fue formulando en el deterioro de su salud mental”, señala Cisneros.
Artículo publicado el 24 de septiembre de 2023 en la edición 1078 del semanario Ríodoce.