Un futuro donde se democratice la productividad

cosecha

Sinaloa ya no tiene una economía que destaque por su capacidad de originar bienestar y riqueza.

Ya no somos una sociedad admirada por su generación de productos y servicios.

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En la creación de empleos formales ocupamos el lugar 23 de la clasificación nacional, según dictan los datos anuales del IMSS a noviembre de este año.

En el crecimiento del producto interno estamos en el lugar 24, de acuerdo a las cifras más recientes del INEGI.

Por supuesto que somos capaces de organizarnos para reconstruir y relanzar nuestra economía.

Por supuesto que el futuro puede ser distinto.

La tesis básica del Premio Nobel, Joseph Stiglitz, es que los aumentos en los niveles de vida son resultado de los aumentos en la productividad: aprender cómo hacer las cosas mejor.

Que la productividad es resultado del aprendizaje en la organización del trabajo y el uso de la tecnología, por lo que el punto focal de las políticas debería ser aumentar el aprendizaje al interior de la economía.

Se trata de incrementar la capacidad y los incentivos para aprender y luego cerrar las brechas de conocimiento, innovación organizacional y uso de la tecnología que separa a las empresas más productivas del resto.

Crear una sociedad del aprendizaje debe ser uno de los principales objetivos de nuestra política económica.

La productividad de Sinaloa está por debajo del promedio nacional, de acuerdo al informe de INEGI de julio de este año.

En nuestro estado se producen 144 pesos por cada hora de trabajo, y en el país, 147.

En Campeche, 562; CDMX, 322; Tabasco, 257; Nuevo León, 229; Sonora, 205; Querétaro, 188; Coahuila, 180; Chihuahua, 168, entre algunos de los estados que nos superan.

La verdadera diferencia entre la economía sinaloense y la de estas entidades o la de países desarrollados es que aquí existe un mayor porcentaje de empresas que se encuentran muy por debajo de las mejores prácticas globales.

Existen 126 mil microempresas sinaloenses, donde trabajan entre una y diez personas, y 275 grandes empresas, donde trabajan más de 250 empleados.

Las microempresas dan empleo al 38 por ciento de los trabajadores sinaloenses y las grandes empresas al 19 por ciento. Dos a uno.

Si sumamos todos los activos fijos de las 126 mil microempresas, se juntan 357 mil pesos.
Si sumamos todos los activos fijos de las 250 grandes empresas, se juntan 148 millones de pesos.

La diferencia es de 414 a uno. Esa es la brecha de inversión.

El tres por ciento del personal de las microempresas ha sido capacitado mientras que en las grandes , la proporción es de 49 por ciento. Trece a uno.

Las microempresas operan muy por debajo de su capacidad potencial, lo que significa que tienen amplios márgenes de aumento de su productividad si se desplazan hacia la frontera de las posibilidades de producción.

Ni siquiera se trata de inventar nueva tecnología; habría un gran avance con solo adoptar la ya existente, cerrar la brecha con los más productivos.

Es posible desencadenar un ambicioso programa de democratización de la productividad.

La reorganización de las cadenas mundiales de producción, junto con el objetivo de la economía de Estados Unidos de procurar relaciones comerciales con países geográficamente cercanos y política y militarmente aliados, ofrece una gran oportunidad para Sinaloa y México.

La productividad depende de la eficiencia con la que se usan los factores de la producción.

Se deben trabajar tres líneas que a continuación esbozo a grandes rasgos y apunto algunos de los contenidos importantes:

Incrementar la productividad del capital: asociación con empresas de punta; innovación y adopción de tecnología; digitalización y apoyo especial a micro, pequeña y mediana empresa.

Mejorar la asignación de factores: formalización; financiamiento; industrialización y potenciación de ventajas.

Incrementar la productividadlaboral: capacitación; certificación de competencias; incentivos laborales a la productividad; estrategia de formación de habilidades a lo largo de la vida y vinculación efectiva con la educación media superior y superior.

El talento más importante de Sinaloa está desperdiciado. El desempleo, el subempleo o la inactividad de los disponibles afecta a 468 mil personas.

Es posible crear riqueza.

Crecer económicamente juntos, todos incluidos.

Volver a ser una Sinaloa admirada por su trabajo.

Un futuro de riqueza para todos.

Artículo publicado el 11 de diciembre de 2022 en la edición 1037 del semanario Ríodoce.

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