Un año de política económica ineficaz, baladí

Un año de política económica ineficaz, baladí

Sin substancia.

De ocurrencias, de confeti, sin planeación.

De programas con presupuestos insignificantes que apoyan a una cantidad mínima de personas.
En Sinaloa se necesitan 468 mil empleos, de acuerdo con reportes del INEGI.

El primer informe del gobierno estatal festeja, resalta como logro, que se crearon 11 mil 480 empleos formales.

Vivimos un año de ínfima generación de fuentes de trabajo formales.

La economía sinaloense produce el 2.4 por ciento de los empleos que se necesitan.

A ese paso, tendrán que pasar 40 años para atender el problema actual.

Vivimos un año de gobierno de crecimiento económico mediocre. Ocupamos el lugar 14 en el país.
Tuvieron mejor desempeño: Tabasco, Baja California Sur, Quintana Roo, Hidalgo, Guerrero, Morelos, Sonora, Chihuahua, Baja California, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Tlaxcala.

Vivimos un año donde creció la pobreza laboral, según reportó el CONEVAL, que es el organismo gubernamental que mide la carencia de ingresos.

A principios de 2022, el 29.7 por ciento de los trabajadores tenían un ingreso que no les alcanzaba para comprar la canasta alimentaria con que se mide la pobreza.

En septiembre de este año, ya con gobierno estatal de Morena, ese porcentaje aumentó, ahora son perjudicados el 31.5 por ciento de los trabajadores sinaloenses.

Un tercio de quienes tienen empleo en nuestro estado no pueden escapar de la pobreza, a pesar de que trabajan.

Ya son cuatro años de gobierno federal morenista y un año de gobierno estatal y no hay ni generación de empleo, ni crecimiento económico, ni mejores salarios.

No habrá mientras la administración pública se preocupe por los procedimientos en lugar de hacerlo por los resultados.

El gobierno estatal pone énfasis en el número de convenios firmados, las promesas de inversión y la cantidad de eventos sin evaluar su impacto real en la economía del estado.

El nivel de preocupación por lo aparente, en lugar de lo importante, es tal que el informe del primer año enlista como logro propio el octavo lugar en competitividad que es un índice publicado este año, pero elaborado con datos de 2020 y 2021, cuando esta administración todavía no empezaba.

Se realizan eventos para entregar una cantidad de apoyos que alcanzan para menos del 5 por ciento de la población objetivo a atender.

Ejemplifiquemos con las micro, pequeñas y medianas empresas de Sinaloa (mipymes), aquellas que tienen de uno a 250 empleados. Según el censo 2019 del INEGI, en nuestro estado hay 135 mil mipymes.

El primer informe de gobierno presume que con el programa “Posible” apoyó a 18 empresas; con “Ruta digital” a 160; con “mujer productiva” a 370; con “Desarrollo comercial” a 1 mil 731; con “capacitación artesanal” a 50; con “Fosin microcrédito” a 1 mil 578, y con “Impulso Nafin”, a 253.

Usted diga si se está haciendo una política pública trascendente en este tema, si ya inició la transformación de la economía sinaloense.

A los gobiernos no les corresponde producir.

A los gobiernos les toca impulsar el análisis económico para identificar las tendencias de éxito.

Organizar y coordinar a los actores económicos para que colaboren entre sí y, de ese modo, alcanzar las metas económicas comunes.

Garantizar la óptima y suficiente asignación de recursos de la sociedad, esto es, que se trabaje e inviertan los ahorros en lo que satisfaga las necesidades humanas y sociales.

A los gobiernos les toca promover que la productividad y las oportunidades estén al alcance de todos, que su acceso dependa solo de los méritos de cada persona y empresa.

Este deber gubernamental debe traducirse en políticas públicas y programas de desarrollo económico.
Nada de eso se está haciendo.

Se refleja ese vacío en el primer informe.

Hace poco, un diputado de Morena proponía la creación de una “política industrial explícita” que significa un programa escrito. Lástima que no le hicieron caso, no hay tal e, incluso, la actividad industrial estatal disminuyó 1.2 por ciento entre julio y junio de este año.

Existen 240 mil sinaloenses que quieren trabajar, pero ya no salen a la calle a buscar; 113 mil que están subocupados; 68 mil que quieren trabajar, pero se los impide alguna situación como, por ejemplo, no tener con quien dejar a sus hijos y, 47 mil que están desempleados y continúan pidiendo donde laborar.

Este es un enorme desperdicio. Cientos de miles de creadores de valor y riqueza desaprovechados.

Habiendo empresas que requieren trabajadores, habiendo necesidades sociales que satisfacer y habiendo ideas que implementar.

Para eso debe servir la política económica, para organizar a la sociedad, para que no se desperdicie el recurso humano, para que se produzca riqueza.

Esos cientos de miles de sinaloenses no encuentran políticas que les den un lugar en la actividad económica estatal.

No hay empleo, no hay crecimiento económico, no hay mejores salarios, no hay manufactura, no hay innovación tecnológica, no hay financiamiento, no hay capacitación, no hay política industrial, no hay sentido social, no hay transformación, no hay nada.

Solo hay confeti y listones.

Artículo publicado el 04 de diciembre de 2022 en la edición 1036 del semanario Ríodoce.

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