Separan a custodios por fuga del ‘Azulito’… cinco años después

CUSTODIOS DEL PENAL DE AGUARUTO. Justicia tardía.

El jefe de seguridad y tres celadores del penal de Aguaruto, implicados en la evasión de Juan José Esparragoza son despedidos

Cinco años después de la fuga de Juan José Esparragoza Monzón, el Azulito y cuatro operadores del Cártel de Sinaloa, la Secretaría de Seguridad Pública estatal determinó que el jefe de seguridad y cuatro custodios son responsables administrativamente y separó del cargo a tres de ellos.

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El 16 de marzo de 2017 ocurrieron dos fugas en el Centro Penitenciario Aguaruto, de esta ciudad de Culiacán. La primera fue la del Azulito; y la segunda, la de Jesús Peña González, el 20; Rafael Félix Núñez, el Changuito Ántrax; Francisco Javier Rosales Zazueta, el Chimal; y Alfonso Limón Sánchez, el Limón.

La investigación penal por la fuga del Azulito fue enviada al archivo temporal porque la Fiscalía General de la República no tiene datos sobre cómo ocurrió ni siquiera el día; y por la evasión de los otros internos sigue abierto el proceso penal contra los celadores y un civil.

Tras la fuga, la Unidad de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado abrió una investigación administrativa al jefe de seguridad del penal, José Mario; y a los custodios José Roberto, Alfredo, Marcelo y Hugo y cinco años después fue resuelta.

En el proceso penal también está involucrado el entonces subdirector, Víctor Manuel, que el día de la fuga era encargado del despacho de la dirección, pero en la investigación administrativa no lo incluyeron.

La SSPE resolvió destituirlos del cargo, excepto a Marcelo quien fue sancionado con una inhabilitación de cinco años para ocupar cargos públicos.

El jefe de seguridad salió del penal previo a que se confirmara la fecha y desde entonces la SSPE desconoce su paradero. Los otros custodios seguían dentro de la institución pero no realizaban labores de vigilancia.

De acuerdo con la SSPE los celadores no podían ser destituidos hasta que hubiera una resolución judicial o administrativa, la cual fue dictada por la Comisión de Honor y Justicia de la Policía Estatal Preventiva.

“No cumplieron con dichas funciones, siendo negligentes, imprudentes o descuidados en el desempeño de sus obligaciones que tienen en el servicio laboral, dejando vulnerable e insuficiente la seguridad del citado reclusorio, dando como resultado que cinco personas privadas de la libertad evadieran las instalaciones”, señala el acta de la Comisión.

La Comisión reconoció que “se ha vuelto una práctica entre los integrantes de las instituciones policiales no mantener la vigilancia del Centro Penitenciario Aguaruto, por lo que es imperante suprimir dicha práctica”.

Los cuatro operadores del Cártel de Sinaloa escaparon del penal en el doble fondo de una camioneta, que presuntamente ingresó a dejar madera al taller de carpintería.

Como parte de la investigación administrativa, tres custodios comparecieron y dieron su versión.

El celador Roberto dijo que el día de la fuga él estaba realizando sus actividades normales en el pórtico en las revisiones a las personas que entran, y a las 15:00 horas le indicaron que no diera entrada ni salida a ninguna persona, por lo que ordenó que cerraran las puertas.

Marcelo declaró que esa mañana pasó lista a los internos de los módulos que le correspondían y la lista sí le cuadró.

El celador Hugo señaló que él revisaba los vehículos que entran al penal y cuando llegó la camioneta blanca cargada con madera, el custodio José Roberto le dijo que nada más la revisara visualmente y le permitiera el ingreso.

La Comisión de Honor y Justicia resolvió que todos tenían responsabilidad administrativa por incumplir con sus obligaciones.

Sobre el comandante, la Comisión estableció que “decide de manera voluntaria no mantener la vigilancia, el orden y la tranquilidad del Centro Penitenciario Aguaruto, lo cual era su deber cumplir y dio como resultado la evasión de cinco personas privadas de la libertad en el referido centro penitenciario”.

La investigación de la FGR establece que a las 11:00 horas el C4i recibió una llamada que alertaba de la fuga del Azulito y disturbios en el penal, y el entonces subsecretario de Seguridad, Cristóbal Castañeda, se comunicó con el encargado del despacho de la dirección del penal, Víctor Manuel, quien mandó a Marcelo a buscar al Azulito y el custodio le dijo que sí estaba.

A esa hora los otros cuatro internos todavía no se fugaban y la camioneta con doble fondo no había entrado al penal.

Más tarde, a las 12:20 horas, personal del Centro Información y Seguridad Nacional se comunicó con Castañeda para informarle que el hijo del Azul se había fugado.

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Castañeda habló nuevamente con el encargado del despacho para pedirle que revisara otra vez y envió al jefe de seguridad, José Mario, quien fue al módulo y aseguró que sí estaba y luego salió del penal y la SSPE ya no supo de su paradero.

A las 12:50, por tercera ocasión Castañeda llamó al encargado del despacho y le dijo que personalmente verificara si estaba el Azulito y éste acudió al módulo y los internos le comentaron que no lo habían visto en todo el día. Y entonces el encargado del despacho salió del penal y le informó a Castañeda que el Azulito no estaba.

A las 13:22 horas entró la camioneta blanca presuntamente a dejar madera al taller de carpintería y a las 13:37 salió del penal con los cuatro internos en el doble fondo.

Según la FGR, si hubieran activado el protocolo de fuga desde la llamada al C4i, se habría evitado la evasión de los cuatro reos, porque el Azulito presumen que escapó por la madrugada o un día antes.

El Azulito murió de COVID-19 en enero de 2021 tras permanecer internado con un nombre falso en una clínica de Culiacán; el 20, el Changuito Antrax y el Limón siguen prófugos; y el Chimal murió tres meses después de la fuga, en un enfrentamiento con elementos de la Marina.

Artículo publicado el 04 de diciembre de 2022 en la edición 1036 del semanario Ríodoce.

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