Preeclamsia: la principal causa de muerte materna, fetal y perinatal en México

Preeclamsia: la principal causa de muerte materna, fetal y perinatal en México

De acuerdo con la OMS la incidencia de la preeclamsia oscila entre el 2 y 10 por ciento del total de embarazos; en México es una de las principales causas de muerte maternal y neonatal, según la Secretaría de Salud.

La preeclamsia “es una complicación del embarazo que se manifiesta después de la semana 20 de gestación o en el postparto, y se caracteriza por la presencia de presión arterial alta, pérdida de proteínas por la orina debido a daño renal, o daño a otros órganos como el cerebro (eclampsia, que es la complicación más severa)”, explica la ginecóloga y obstetra, Dámaris Monárrez.

La especialista en salud femenina recalca que, “si no se trata la preeclamsia puede generar complicaciones graves, incluso mortales, tanto para la madre como para el bebé”.

La preeclamsia afecta entre el 2 y 10 por ciento de las embarazadas en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en México es la principal causa de muerte materna, fetal y perinatal, según la Secretaría de Salud, mientras que su prevalencia va del 5 al 10 por ciento.

La doctora Dámaris, detalla que la causa de la preeclamsia no está cien por ciento descrita, “la teoría más aceptada es la alteración de la formación de vasos sanguíneos en la unión de la placenta al útero durante la formación” del feto.

“Al parecer esa conexión entre placenta y útero, que es vital para el suministro de oxígeno y nutrientes, no se desarrolla o no funciona correctamente y esto provoca cambios en la circulación y en la presión arterial materna”, explica la ginecobstetra.

Síntomas

Las características principales de la preeclamsia van desde el edema, que es la retención de líquidos; dolor de cabeza; zumbido de oídos; ver destellos luminosos; visión borrosa o en el peor de los casos la pérdida de visión, detalla Monárrez.

Otros síntomas, señala son el “dolor hepático, nauseas o vómitos, fatiga”.

Dámaris Monárrez, ginecóloga y obstetra.

Así como “cambios a nivel de laboratorios, como pérdida de proteínas en la orina, (proteinuria) u otros signos de problemas renales; aumento de enzimas hepáticas y disminución de plaquetas en la sangre (trombocitopenia)”, expone.

Diagnóstico

El diagnóstico, agrega la especialista, “se realiza por medio de la toma de presión, y de laboratoriales para valorar si hay datos de severidad”.

De las tomas de presión, explica “se considera signo de alarma arriba de 140/90 Mmhg, en dos tomas separadas de 2 a 15 minutos”.

Asimismo, agrega que la preeclamsia “puede generar diversos daños en el feto, como, restricción de crecimiento, o nacimiento prematuro”.

Mientras que en la madre, genera diversas complicaciones como “daño en órganos, eclampsia (convulsiones), síndrome de HELLP (daño en el hígado), desprendimiento de placenta, edema pulmonar, daño en la visión,” incluso, señala, “aumenta el factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares”.

Factores de riesgo

“Van desde la edad materna, los extremos de vida muy jóvenes, menores de 18 años o muy adultas, mayores de 35 años; obesidad, primer embarazo, antecedentes de preeclamsia en embarazos previos, embarazos múltiples u obtenidos por vía in vitro”.

Agrega que otros factores de riesgo son, “antecedentes en la madre de presión arterial alta previo al embarazo, de enfermedades autoinmunes, de diabetes tipo 1 y 2, de enfermedades renales previo al embarazo, así como “aumento de peso excesivo durante el embarazo (mayor a los 12 kilogramos)”.

Prevención

“Tener un control de enfermedades previas al embarazo, es muy importante llevar un control prenatal adecuado”, indica, así como “hábitos dietéticos de calidad e higiénicos”.

Monárrez recalca que es de vital importancia que la madre se realice un ultrasonido de tamizaje, “el cual se recomienda entre la semana 11 y la 14 de gestación, ahí, se hace la medición de arterias que valoran un factor pronóstico para desarrollar la preeclamsia”.

Mientras que para el tratamiento señala, debe prescribirse por un profesional, “dependiendo de la variante que desarrolle la paciente”.

Las cuales, “pueden ser de baja severidad, de alta severidad, asociada al síndrome de HELLP o eclampsia”, explica.

Artículo publicado el 16 de octubre de 2022 en la edición 1029 del semanario Ríodoce.

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