Amenaza la extinción a transportistas

TRANSPORTISTAS DE MATERIALES. En la cuerda floja.

En Ahome se contrae la obra pública y hunde a materiales

Entre los transportistas de materiales para construcción de Ahome, se agudiza la incertidumbre por un futuro sin empleo.

Es tal la preocupación, que muchos han optado por dejar de lado el servicio de acarreo para sus camiones de volteo y dedicarse a otra cosa, mientras pasa la crisis.

Los más desesperados y pesimistas han comenzado a deshacerse de sus concesiones y vender el dompe, mientras que los optimistas se han montado al volante a operarlo, hacerle de buscadores de acarreos y hasta de cobradores. Estos han tenido que malbaratar sus servicios, reduciendo su utilidad y bajando los costos de mantenimiento, y con ello, restando vida útil a los camiones, agotando los activos.

Eso, más los costos fiscales y el incremento a los combustibles, coloca contra la pared al transporte de carga de materiales para la construcción.

De no reactivarse la economía en breve, un desastre llegará pronto, asume Gerardo Medina Palma, presidente de la Alianza de Permisionarios Transportadores de Materiales y Agregados para la Construcción.

“Esta es la peor crisis en muchos años, de la flota de más de 350 camiones de las dos alianzas de transportistas que funcionan en Los Mochis, sólo el 10 por ciento cuenta con un acarreo periódico, lo que es insuficiente para tener un ingreso que les permita a los concesionarios mantener a sus familias y mantener en operación sus unidades”, dijo.

GERARDO MEDINA PALMA. Un oficio en extinción.

“Los socios deben de compartir su tiempo con otra actividad, y algunos no tienen más opciones. Realmente, la situación es grave”.

En su recuento, sostuvo que la obra privada prácticamente no pinta, la construcción de vivienda está paralizada, las grandes plazas comerciales no aterrizan, mientras que la obra pública prácticamente es inapreciable. De esta última, las escuetas que se observan se realizan con maquinaria propia sin renta de equipos.

En las últimas semanas y dado que la Junta de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Ahome (Japama) comenzó a rehabilitar drenajes sanitarios, se negoció un porcentaje de obra a lo que accedió el alcalde, Gerardo Vargas Landeros. Con esa venia, sólo el 3 por ciento de la flota obtuvo un viaje de lodos cada mes, insuficiente para salir de la crisis.

En la rehabilitación de los colectores, se contrataron a constructoras de Culiacán y estas llegaron con sus propios equipos, entregando a las alianzas el 30 por ciento de los acarreos generales, por lo que la ocupación llegó al 7 por ciento.

Y hace algunas semanas, el acarreo se incrementó porque el gobierno federal arrancó la rehabilitación de la carretera México 15, al norte. Con esta obra, la flota alcanzó una ocupación del 10 por ciento.

“A mediados del 2022, la economía no repunta. Hay una paralización de las actividades que contrasta con el discurso alegre de los gobernantes que dicen que sus administraciones van bien. En realidad, están mal, pero no lo asumen. No sabemos de quién es la culpa de esa contracción económica, si de los alcaldes, por no saber gestionar obra pública con el gobernador o con el Presidente de la República”, cuestiona Medina Palma.

“De los segundos por ‘secuestrar’ el presupuesto para los municipios y liberarse condicionado a cuentagotas, o del presidente Andrés Manuel López Obrador que desvía la recaudación a programas asistencialistas como apoyo a ninis y a otros sectores de la población improductivos. La realidad es que el sector está jodido con las actuales políticas públicas de cero gasto en obra social”.

De continuar la tendencia, la situación será insostenible porque sin ingresos y obligados a mantener la operación de los camiones se generan costos tributarios que deben ser cubiertos so pena de sanciones fuertes.

“Poco a poco el gobierno aprieta el mecate. Nos llevan a desaparecer y dedicarnos a otras actividades. Mientras podamos, aguantaremos, porque en sexenios pasados se administraban las contribuciones de tal manera que había obra pública y se atendían los programas sociales”, insistió.

De entre los pocos que lograron un viaje de lodos está don José, un viejo transportistas que reconoce que los tiempos de bonanza ya terminaron y no retornarán.

Él, medio dormita en el pavimento caliente, mientras espera que una retroexcavadora llene de lodos los dompes que están antes que él.

Dice que será todo el día de espera para un viaje, y tendrá que aguardar un mes más parado para que el rol de vuelta. Esa es una estrategia que la alianza ha seguido durante años para que todo trabajo sea equitativo.

Él considera que la situación es desesperante y augura que ya está pensando en “tirar el arpa”, vender la concesión, el camión y buscar un nuevo negocio.

En sus reuniones gremiales, otros permisionarios están en las mismas condiciones: hartos de la situación. Y recuenta que pensó que el cambio de gobierno sería una opción para mejorar, pero resultó contraproducente, pues en su caso, en su giro laboral, la cosa va en retroceso, y sin nada claro que pueda llegar como solución.

En definitiva, opina, el transporte está peor.

Artículo publicado el 28 de agosto de 2022 en la edición 1022 del semanario Ríodoce.

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