Muestran el músculo yoreme

Firme la oposición a planta de amoniaco en Topolobampo

Uno a uno, el contingente se fue armando.

Llegaron a pie, de raite, en camionetas, automóviles, camión y a bordo de pangas.

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Todos llevaban una consigna impresa en sus playeras de color rojo o gris: “¡Aquí No!”

Se apostaron sobre el bulevar Francisco Labastida Ochoa y carretera Los Mochis-Topolobampo; extendieron sus mantas hechas a mano y con spray. Aguardaron.

Frente a ellos, por el otro lado de la carretera, un piquete de policías municipales armados hasta los dientes, los acecharon a la distancia, luego, les pasaron rozando, pero no se movieron ni un centímetro. A los policías, ellos les sostuvieron la mirada. No se ocultaron de nadie y ante nadie.

Incluso, plantaron el rostro cuando una escuadra de marinos llegó frente a ellos para fotografiarlos.

No había miedo en ellos. Eran hombres, mujeres y jóvenes bien resueltos a mantener su lucha.

Poco antes de las 09:00 horas, el contingente ya era numeroso. Se extendieron sobre el bulevar Labastida Ochoa, y emprendieron su caminata hacia el centro del puerto teniendo en la mira el malecón. En el trayecto lanzaron consignas en contra de la empresa gas y petroquímica de occidente (GPO) que pretende construir una planta de amoniaco en una reserva de humedales que impactaron rellenando un polígono de zona indudable y desecando los costados.

La condena era a grito abierto ¡Fuera GPO! ¡Fuera GPO! ¡Fuera GPO! Y también lanzaron arengas a favor de su líder, Felipe Montaño Valenzuela, ¡Todos somos Felipe! ¡Todos somos Felipe! ¡Todos somos Felipe! Este es un cobanaro de Ohuira, quien recientemente denunció que desde el Gobierno del Estado de Sinaloa lo amenazaron –lo que fue negado por el gobernador Rubén Rocha- y pretendieron corromperlo para que abandonara la lucha y vertiera opiniones a favor de los industriales.

El cobanaro se negó y esa mañana encabezaba, una vez más la marcha.

A medio trayecto, el contingente se topó circunstancialmente con la comitiva del alcalde, Gerardo Octavio Vargas Landeros, quien apresuró el paso para protegerse de la muchedumbre que ya lo rodeaba.

Nadie resultó herido en la trifulca verbal, y tras sitiar al munícipe, el grupo continuó con su marcha. Ya en el malecón se dispersaron. Algunos miembros ocuparon los asientos disponibles para presenciar el acto oficial del “Día de la Marina”.
Llegado ese momento, el contingente guardó la compostura. No hubo amenaza, aunque la policía, y piquetes de marinos y Guardia Nacional se dispersaron como buscando controlar a la masa.

Fueron minutos largos de discursos, “cebollazos”, cantadas y tocadas los que todos aguantaron.

Y cuando el alcalde se levantó de su asiento secundado por los marinos, las estrategias se aceleraron. Unos, los políticos, se amoscaron y sus guardaespaldas se avisparon. Mientras que los de ¡Aquí No! aguzaron sus sentidos.
Estos últimos formaron una pared humana rojiza blandiendo banderolas en el aire; los policías crearon un muro azul empuñando sus fusiles y sus rostros se tornaron fieros; y entre el cerco del malecón y un pasillo encementado, los marinos en uniforme de combate resguardan a sus mandos.

Los gritos retumbaron en el aire y parecían embravecer la mar. Los marinos no escucharon y con su paso flanquearon la entrada al abordaje de la patrulla oceánica “Álvarez”, desde donde se lanzaría la ofrenda floral a los marinos mercantes caídos, como es la tradición.

La gritería opacó al sonido ambiente mientras Vargas Landeros afirmaba que respetaba la protesta por ser un derecho ciudadano, pero no declinaba su interés por la planta de amoniaco. Y también precisaba que como autoridad municipal carecía de aprobación para que se iniciara con la construcción.

El calor de la ocasión incrementó la temperatura del ambiente y sólo disminuyó cuando dos remolcadores comenzaron a retirar del muelle de atraque al barco de los navales.

Ya tranquilizados, Felipe Montaño Valenzuela, el cobanaro rebelde a los intereses gubernamentales, aseguraba que estaban listos para continuar frenando la construcción de la planta de amoniaco, pues todo lo intentado por GPO había fracasado. Y que las dependencias federales les habían otorgado la razón a los yoremes.

Sin embargo, consideró que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el de Rubén Rocha Moya ya habían mostrado que estaban a favor de lo ilegal y por ello, la consulta indígena era inapropiada ante la proclividad a la manipulación de los hechos de ambos políticos.

Y la prueba más reciente es que ambos anunciaron que la consulta indígena se realizaría a finales de junio.

“Nosotros desmentimos eso porque aún están tres amparos sin sentencia definitiva. En tanto exista un solo juicio, la consulta no se hace, por lo que el plazo de junio es solo un invento de manipulación de Rocha Moya que habló desconociendo los casos”, precisó, Claudia Quintero Sandoval, miembro de la comunidad de Ohuira.

Montaño Adelantó que ya están en tratos con un abogado internacional para comenzar los juicios necesarios para frenar a Proman y su inversión en el sitio Ramsar.

“Si creen que la oposición a la planta de amoniaco está por terminar, prepárense para prolongar su espera. Ellos continuarán derrochando su dinero, que ya hubieran invertido en otro sitio, o fuera de la bahía, en mar abierto”, dijo.

Artículo publicado el 05 de junio de 2022 en la edición 1010 del semanario Ríodoce.

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