Obesidad, un factor de riesgo para el cáncer de mama

CÁNCER DE MAMA. La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad después de la menopausia.

“Las mujeres posmenopáusicas obesas tienen un riesgo de hasta un 30 por ciento más de desarrollar cáncer de mama en comparación con una no obesa, que es de un 7 a 8 por ciento”

La obesidad está relacionada con una gran cantidad de neoplasias, entre los que se encuentra el cáncer de mama, el tumor maligno más frecuente y principal causa de muerte en mujeres a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El Cirujano Oncólogo, Joel Lucas Estrada, explica que el principal riesgo para el desarrollo de un cáncer de mama es el género, “el ser mujer, te da un riesgo mayor, según la estadística por cada 100 casos en mujeres hay uno en hombres”.
Señala que, “las mujeres posmenopáusicas obesas tienen un riesgo de hasta un 30 por ciento más de desarrollar cáncer de mama en comparación con una no obesa, que es de un 7 a 8 por ciento”.

Explica que “el riesgo con la obesidad es que se desarrollan cánceres hormono expresivos”, es decir “los que expresan receptores de hormonas”, y en las mujeres se debe a los altos niveles de estrógenos circulantes.

Una mujer posmenopáusica “con una obesidad central, tiene mayor riesgo para desarrollar cáncer de mama, porque en la grasa periférica hay conversión de hormonas para estrógenos”, añade.

“Como tiene mucho tejido graso, el riesgo se incrementa, porque hay mayor conversión estrogénica después de su menopausia, es decir, en el tejido graso se altera el eje insulina-leptina-adiponectina”.

Precisa que cuando una mujer posmenopáusica con obesidad desarrolla un cáncer de mama tiene un riesgo muy alto de morir por la enfermedad, frente a una mujer con normopeso “quizá un 10, un 15 o un 20 por ciento más”.

Otro factor que influye es la cuestión anatómica, “cuando busque ayuda médica la probabilidad de que la enfermedad esté más desarrollada es mayor que en una mujer delgada”, ya que “al tener una mama voluminosa si se trata de un tumor pequeño este no se puede palpar, lo cual hace difícil el diagnóstico precoz”.

Aumentando “el riesgo de que se extienda a los ganglios de la axila y del cuello, incluso la enfermedad se disemina a otra parte del cuerpo”.

Lucas señala que la recurrencia en la mujer con obesidad tras haber superado un cáncer de mama es mayor que en una mujer con normopeso, pues “continúa con ese estímulo estrogénico”.

Asimismo, aclara que “el efecto de la ‘grasita’ se acentúa para el riesgo en las mujeres posmenopáusicas, en mujeres jóvenes no ha sido algo concluyente que el tener obesidad les genere más riesgo”.

Explica que un hombre con obesidad también puede desarrollar cáncer de mama, ya que “la distribución de grasa se va al tejido fibroglandular, tiene también conversión estrogénica periférica, puede darle un cáncer sí, y más si tiene una mutación genética”.

La relación cuando se tiene una mutación genética hereditaria es que el cáncer de mama “aparece a una edad temprana, alrededor de los 20 años”, representando del 5 al 10 por ciento de los cánceres, de acuerdo con las OMS.

Por último, destaca que no hay un método para prevenir el cáncer de mama al 100 por ciento, pero existen ciertas medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de desarrollarlo.

“Un embarazo temprano, antes de los 30, protege en automático”, porque deja de menstruar, durante la menstruación las hormonas influyen en “el bombardeo estrogénico, lo que provoca ese estimulo constante”.

La lactancia materna prolongada es otro factor que protege, porque se deja de menstruar.

“El estilo de vida impacta en el desarrollo para muchos cánceres”, por lo que aconseja seguir la rutina de ejercicio recomendada por la OMS, que es “de 300 a 350 minutos por semana en intervalos de 30 minutos, una mujer que se ciñe a esa rutina de ejercicio disminuye el riesgo para el desarrollo de un cáncer de mama hasta un 20 por ciento”.

Existen otros métodos de prevención extremos, como la mastectomía profiláctica, que “consiste en quitar el tejido fibroglandular mamario”, sin embargo, “no confiere protección al 100 por ciento”.

Incluye también la ablación ovárica, “porque de ahí proviene el bombardeo estrogénico”, se trata de “una castración que puede ser quirúrgica, farmacológica o con radiaciones”, pero no protege a las mujeres con obesidad “por el estímulo estrogénico en la grasa periférica”.

Para un diagnóstico temprano es importante realizar chequeos constantes, “lo ideal es una mastografía acompañada por un ultrasonido mamario, a partir de los 40 años de edad”, así como la autoexploración.

Artículo publicado el 15 de mayo de 2022 en la edición 1007 del semanario Ríodoce.

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