Incendio en el albergue El Buen Samaritano deja sin hogar a adultos mayores

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Restauran el lugar a marchas forzadas; apoyan el DIF y el Banco de Alimentos

Hay un hombre recostado sobre un catre bajo la sombra de un árbol. Un par de perros le hacen compañía. Está sobre la acera de la calle. Alrededor, bolsas con ropa, cubetas vacías y una cobija tendida como haciendo una división, una pared. Es uno de los adultos mayores que quedaron sin techo luego del incendio del albergue del Buen Samaritano.

Junto al hombre, otros más se encuentran en la misma situación. Recién desayunaron, el alimento no les ha faltado. Tampoco el agua y de manera constante reciben apoyos por parte de la ciudadanía. El problema ahora es que quedaron desamparados, el albergue quedó reducido a cenizas y algunos duermen sobre la acera de la calle.

El sitio estaba en riesgo constante debido a los materiales con que algunos cuartos estaban construidos. Sin embargo, el fuego solo consumió eso y no hubo herido alguno ni grandes cosas qué lamentar. Así lo explica Luis Alfonso Ochoa, el pastor fundador del sitio que desde hace alrededor de 20 años da refugio a personas en situación de calle, sobre todo, adultos mayores.

“Las pérdidas materiales que tuvimos era puro material de lámina de cartón y de madera, todo era provisional, vamos a decir. Ya habíamos estado trabajando sobre un proceso de mejora, queríamos quitar todo eso para evitar precisamente un hecho como el que pasó y que pusiera en riesgo la integridad de las personas”, explicó.

Basilio sigue como uno de los encargados. Ahí está resguardando las pocas cosas que quedaron de pie tras el incendio ocurrido poco después del mediodía del lunes 25 de abril. Pero no están solos. La misma ciudadanía ha ido donando cosas para volver a levantar el lugar, y esta vez, mejorarlo.

“Ahorita estamos abogando por la construcción de un techo térmico liviano para poder cerrar el proyecto y poder reanudar actividades lo antes posible, porque las personas que están en los albergues temporales están batallando también para tenerlas, no tenían previsto tener a tantas personas que llegaran al mismo tiempo, ahora tenemos una población de casi 60 personas”, dijo.

Estas personas están albergadas en el DIF Estatal, sin embargo muchos decidieron quedarse en lo que consideran su hogar, el Buen Samaritano.

“Hay los planes de un proyecto de mejora para no levantar casitas de madera y de lámina de cartón y de lona, y reestructurar todo de tal manera que quede un proyecto integral donde se incluya lo que está construido y viendo la necesidad que tenemos”, añadió.

El alimento fresco no ha faltado. Las personas que donan lo hacen a través del Banco de Alimentos, institución que ha sido puntal en brindar comida a los más necesitados y cuya labor se ha incrementado durante la pandemia por el COVID-19.

Desde hace alrededor de 2 años cada semana y de manera ininterrumpida, personal del Banco de Alimentos acude al sitio a llevar despensas, y ahora, con el apoyo de la gente, crearon un inventario de enseres para donarse al albergue.

“Actualmente estamos apoyando a los dos puntos donde se encuentran resguardados los adultos mayores, el refugio que se quemó que actualmente alberga 15 personas refugiadas, estamos brindando apoyo constantemente, cabe destacar que en el refugio el Buen Samaritano punto tenemos dos años apoyando de manera ininterrumpida cada semana”, explicó Daniel Tapia Sánchez, director del Banco de Alimentos.

“En el tema del DIF estamos apoyando cada semana con alimento que nos han pedido para atender la necesidad puntual de alimento y apoyado con necesidades como sillas de ruedas, acabamos de donar cuatro sillas de ruedas, estamos entregando colchonetas, camas, que la gente afortunadamente nos ha donado y a espera de que concluyan las instalaciones nuevas del Buen Samaritano para apoyarlas también en lo relacionado”, añadió.

Estas nuevas instalaciones a las que se refiere Tapia Sánchez son un plan para erigir un mejor sitio que sirva para guarecer a personas en situación de calle. Al respecto, Luis Alfonso Ochoa explicó que se encuentran trabajando con los arquitectos Francisco Monárrez y Karla Montero para incluir las pequeñas construcciones que ya tienen y así poder reanudar actividades lo antes posible.

“Estamos trabajando a marcha forzada restaurando el lugar, las áreas que están construidas, precisamente con la intención de ingresar a estas personas a esas áreas. El DIF del Estado tiene en sus albergues a unos adultos mayores pero otros han estado durmiendo afuera”, señaló.

“Tengo una carta compromiso con Protección Civil de no iniciar actividades hasta que las condiciones sean las adecuadas para solicitarles nos permitan reanudar actividades con las personas que están ahí, no vamos a traernos más hasta que no tengamos las construcciones y para eso necesitamos rapidez, si nos empantanamos con lo del terreno que si se va a ir, va a volar, pues necesitamos ahorita acción y necesitamos construir”, añadió.

Pero todo eso son trámites. La necesidad no conoce de esas cosas. Además, la temporada de lluvias acecha y con las aguas viene también el calor, y todos esos adultos mayores necesitarán un sitio donde guarecerse.

Después de más de dos años de problemas graves con la pandemia, ahora tienen que sortear un nuevo obstáculo. El Buen Samaritano, a pesar de todo, buscará levantarse de cero.

Artículo publicado el 08 de mayo de 2022 en la edición 1006 del semanario Ríodoce.

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