Todo está listo para que el gran show televisivo meteorológico de Miguel (Guillermo Francella) inicie, así no le agrade tanto que Mery (Laurita Fernández), una popular influencer, lo acompañe en su programa, sin precedente alguno y que se ha ganado a pulso por su credibilidad, avalada por más de 20 años de profetizar acertadamente el clima. Sin embargo, un mal pronóstico lo lleva a salir del aire, huir de la ciudad, reencontrarse con su hija (Romina Fernandes) y buscar la manera de que la gente le crea de nuevo.
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Con la amplia experiencia en series de televisión de Marcos Carnevale (Los protectores, 2022; Condicionados, 2012; Amas de casa desesperadas, 2006; Mujeres asesinas, 2005), no es casualidad que Granizo (Argentina/2022), su filme disponible en Netflix, se perciba como un producto hecho para esa poderosa caja que mantiene una férrea pelea con el cada vez más posicionado servicio Streaming (digital).
Como ya lo hizo en Corazón de León (2013), Carnevale le apuesta a la simpatía, frescura y talento de Francella para dar vida a su protagonista, y es que al experimentado actor (cazador de futbolistas talentosos en Rudo y Cursi, 2008) no le cuesta nada interpretar cualquier papel, porque de su capacidad histriónica no hay dudas, lo cual lo hace ir del drama a la comedia como pez en el agua, como sucede ahora, en esta ligera cinta que pretende hacer reír y, de repente, conmover un poco, aunque no lo logre tanto.
El problema principal de Granizo, no son las actuaciones que, en lo general, cumplen con la tarea, sobre todo para este tipo de películas que no profundizan ni innovan en ningún aspecto: uno de sus mayores inconvenientes son sus personajes estereotipados que no tienen mucho qué decir: el conductor de televisión que solo busca fama; el productor (Martín Seefeld) que nada más quiere puntos de rating; el asistente personal (Nicolás Scarpino) dedicado (¿enamorado?) al 100 por ciento a su jefe; la hija resentida con el papá que no la atendió lo suficiente y ahora ella le “paga con la misma moneda”; y la superficial influencer con la mente vacía, pero con millones de seguidores.
En congruencia con lo anterior, otra desventaja de la cinta escrita por Nicolás Giacobone y Fernando Balmayor es su historia plagada de lugares comunes y, por lo tanto, exageradamente predecible, con acciones que acaban, precisamente, en lo primero que se pensó: si a Miguel lo acompaña una chica popular en su programa, es obvio quien lo suplirá cuando él no cumpla con los niveles de audiencia; si la hija mayor recapacita y cede, ya se sabe qué pasará cuando invité a su padre a una comida especial, a la que no puede faltar; si se insiste en que el encargado del clima es “infalible”, de seguro, ahora que menos debería, falla; si el meteorólogo necesita reivindicarse y de “casualidad” se topa con uno realmente certero, pero desconocido, el regreso está garantizado; y así un largo etcétera.
La ventaja es que Carnevale (realizador de El fútbol o yo, 2017, refriteada en México como Eres mi pasión, 2018), se sabe la fórmula (usada, también, en su entrañable Elsa y Fred, 2005, con la extraordinaria China Zorrilla), para llegar a un público que busca entretenimiento sin esfuerzo, y es válido, más en estos complicados/incongruentes tiempos. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 03 de abril de 2022 en la edición 1001 del semanario Ríodoce.