Cine: ‘La casa de los abuelos’

Cine: ‘La casa de los abuelos’

De regreso a su casa, tras una larga jornada de trabajo, Mai (Nicole Theriault) tiene un accidente de coche, por lo que queda en coma y debe permanecer en el hospital. Mientras se recupera, su hija Pim (Sutatta Udomsilp) y su hijo Putt (Mac Nattapat Nimjirawat) se mudan a la casa de sus abuelos maternos (Keetapat Pongrue y Sompob Benjathikul), a quienes nunca habían visto. Cuando apenas comienzan a asimilar su nueva vida, los chicos descubren que un hoyo en la pared que deja ver la vivienda contigua no solo es un pequeño problema que pueda resolver el personal de la construcción.

En general, La casa de los abuelos (The Whole Truth/Tailandia/2021), dirigida por Wisit Sasanatieng, no es una mala idea. Tiene una premisa que, bien ejecutada, pudo haber funcionado como la cinta de terror que se anuncia. Contrario a eso, se mueve mejor como un drama familiar, al grado de parecer más un capítulo de La rosa de Guadalupe o Lo que callamos las mujeres, por esos conflictos que viven los adolescentes por la amenaza de la publicación de un video y la traición de los compañeros; el abrupto cambio de residencia, mientras la madre se recupera en la clínica; el estricto comportamiento del abuelo; y la cada vez más evidente demencia de la abuela.

El filme recién estrenado en Netflix tiene su mayor ventaja en las actuaciones. Si bien Theriault, Pongrue, Benjathikul y Nimjirawat no hacen un mal papel, Udomsilp sobresale por su naturalidad al ejecutar esos diferentes roles (hija, hermana, nieta, estudiante) en los que lleva la batuta. Otro punto a favor es el aspecto visual, en el que resaltan los elementos que diferencian a una vivienda de la otra, para mostrar particularidades de tiempo, y los efectos que delinean a esa pequeña vecina (que por momentos se asemeja a Sadako de El aro, 1998), responsable de los ruidos que perturban a la abuela y su nieto, principalmente.

Un problema de la película, escrita por Abishek J. Bajaj, es que el desarrollo de la historia se distrae y se pierde en subtramas que, más allá de ser buenas, malas, convenientes o no, las deja inconclusas o las termina inadecuadamente, como el maltrato que recibe Putt por parte de un compañero de escuela, para evitar que este suba a la red el video que grabó de su hermana cuando se bañaba en las regaderas del gimnasio; y el acoso que sufre ella por ese mismo chico, quien insiste en que salga con él, si no quiere verse desnuda en internet.

Otra situación a la que se dedica tiempo de más es a esa insistencia del abuelo en buscar justicia por su propia mano con el chico que, se supone, ocasionó el accidente que mantiene a su hija inconsciente. Se entiende que, por otro lado, le apura y preocupa pagar las cuentas pendientes por ese otro inconveniente de hace varios años, el cual provocó que Mai se alejara de la familia y que los hijos de ella no supieran de la existencia de sus abuelos.

Con una duración (innecesaria) de 125 minutos, La casa de los abuelos, se esfuerza en dar vueltas de tuerca para cambiar el sentido de su historia e interesar más a su público, pero la realidad es que se trata de una cinta predecible, que, lejos de sorprender, cae en lo absurdo e inverosímil. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 12 de diciembre de 2021 en la edición 985 del semanario Ríodoce.

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