Entre 2018 y 2020 el tamaño de la pobreza en todo México subió 5 por ciento, pero en Sinaloa disminuyó un 9 por ciento.
Lo anterior prueba que es posible disminuir la pobreza, aquí y ahora, aún en los escenarios más difíciles y aunque la tendencia nacional sea de aumento.
Toda la información de este artículo tiene como fuente al Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, CONEVAL, que es un organismo del gobierno federal.
En 2018, el 31 por ciento de los sinaloenses tenía ingresos de menos de 3 mil 808 pesos mensuales en la zona urbana y 2 mil 698 en la zona rural.
Además de ello, estas personas tenían carencias en al menos tres de sus derechos sociales: educación, salud, vivienda, servicios básicos, seguridad social y alimentación.
En 2020, el 9 por ciento de la proporción de la pobreza en el estado (2.9 puntos porcentuales de los 31) dejó de padecer ese problema.
Si el actual gobierno estatal mantiene la tendencia de disminuir 4.5 por ciento cada año, en 2027 dejaría el porcentaje en 21,pero, si cumple su promesa de transformación, puede erradicar la pobreza.
Para cumplir la promesa de transformar la vida de los pobres, debe dotar de agua entubada a las cerca de 28 mil familias que no cuentan con ese servicio; construir drenaje para 50 mil 200 viviendas, proveer de electricidad a 1 mil 400 y equipar con 55 mil estufas ecológicas a todas las personas que usan leña para cocinar y no tienen salida para el humo que afecta sus pulmones.
Del mismo modo, debe construir 15 mil pisos firmes, 8 mil 114 techos firmes, 5 mil 285 muros firmes y 48 mil cuartos adicionales de forma de que puedan habitar una vivienda digna los 212 mil sinaloenses que ahora no la tienen.
Debe, asimismo, construir las aulas e implementar los programas de apoyo económico a las familias que lo requieran con el fin de que puedan acceder a la educación los 111 mil niños, adolescentes y jóvenes de entre 3 y 21 años que hoy no asisten a la escuela
Debe implementar una amplia movilización social para que salgan del rezago educativo las 81 mil personas que tienen entre 24 y 40 años y no cuentan con instrucción secundaria completa.
Otra meta que debe alcanzar es la de apoyar, para que completen la educación primaria, a los 305 mil sinaloenses mayores de 40 años que no cuentan con ella.
Debe desarrollar programas especiales para dar en forma oportuna y permanente, el acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad para su adecuado consumo y utilización biológica, a los 671 mil sinaloenses que no tienen una alimentación nutritiva y de calidad.
Otra tarea que deberá realizar es la incorporación a la seguridad social; servicio médico y pensión por cesantía y vejez; a629 mil sinaloenses que trabajan en la informalidad y que afecta, además, a 529 mil personas que dependen de ellos.
Un problema especial es el acceso a la salud de quienes vivimos en Sinaloa. En 2018, un millón 16 mil sinaloenses eran atendidos por el Seguro Popular según dijeron las propias personas. Dos años después, solo 689 mil eran atendidos por el INSABI. Perdieron acceso a la salud 327 mil de quienes antes lo tenían.
Son 595 mil habitantes de Sinaloa que no tienen atención médica de ningún tipo ni medicinas por parte ni de los ayuntamientos ni del gobierno estatal ni del gobierno federal.
Finalmente, el gobierno del Dr. Rubén Rocha deberá desarrollar programas de fortalecimiento productivo y/o transferencias económicas para que 1 millón 100 mil sinaloenses suban sus ingresos, al menos, para que puedan comprar la canasta alimentaria y de bienes y servicios.
CONEVAL y otros organismos oficiales registran casos exitosos para abatir las dimensiones de la pobreza.
La mayor disminución de la carencia de piso firme en Sinaloa sucedió entre 2008 y 2010, cuando dejó de afectar a 177 mil sinaloenses. El problema disminuyó de 219 mil a 42 mil personas en dos años, un récord nacional de reducción de este aspecto de la pobreza.
Es posible abatir la pobreza.
Es posible. Los casos exitosos demuestran que es real si se trabaja adecuadamente.
Es posible si se trabaja con base en una estrategia planificada y no simplemente administrando sin guía y haciendo acciones de tamaño insignificante.
Es posible si se implementan programas especiales para el estado y no simplemente se acompañan los programas federales que no están focalizados en los pobres.
Es posible si se convierte la lucha contra la pobreza en un movimiento de unidad social y no simplemente se estigmatiza a la sociedad civil.
Es posible, la evidencia lo dice.
Ojalá.
Artículo publicado el 14 de noviembre de 2021 en la edición 981 del semanario Ríodoce