Cuando los que mandan pierden la vergüenza,
los que obedecen pierden el respeto
George C. Lichtenberg, científico.
La política mexicana nunca dejará de sorprender sea por su cantiflerismo, las verdades a medias o mentiras completas, cuando sus agentes no recurren al engaño, la simulación.
Veamos algunas de estas manifestaciones en el reciente conflicto que se vivió en el cabildo de Mazatlán. Donde unos regidores variopintos, aguerridos, tutelados, decidieron tomar por asalto no el Palacio de Invierno, sino el Cabildo Municipal, porque el alcalde electo, no le cumplió a quien había puesto la marca electoral, pero, no los votos, para que le sufragaran.
No obstante, en un inusual espectáculo de alianzas, al grito de ¡Todos contra el Químico Benítez! y ¡Abajo el Químico!, estos regidores vergonzantes se constituyeron en cabildo y empezaron a repartirse los cargos y comisiones, sólo, que se les olvidó revisar la letra de la Constitución y la ley reglamentaria en materia municipal que expresamente señala que esas competencias son exclusivas del alcalde electo que sólo debe seguir el trámite de legitimación pidiendo aceptación de los miembros del Cabildo.
Y ahí estaban los regidores obedeciendo órdenes de Héctor Melesio Cuen y acudieron a Roberto Rodríguez, uno de los regidores morenistas, quien traicionando a su partido y sin sentido del ridículo, daba posesión a quienes serían en ese simulacro el Secretario, el Tesorero y el Oficial Mayor del Ayuntamiento, y que muy formalmente vestidos aceptarían el encargo constitucional.
Pero, el regidor Roberto Rodríguez es un improvisado en política si no, cómo explicar el desacierto que inmediatamente le señalaron distintos abogados o, peor, se puso de manifiesto que tras bambalinas alguien al que le estaban moviendo los hilos para que hiciera tremenda barbaridad, y ante esta anomalía, no faltó quién desde el trabajo reporteril le preguntara dos veces a bocajarro: ¿Usted es traidor a Morena? y, aquel en las dos ocasiones se le movió el piso y se agarró aire de la retórica institucional, diciendo que no, que era autónomo en sus decisiones y estaba para servir a los intereses de Mazatlán.
Me han dicho extraoficialmente que lo hacía porque si caía el Químico tenía la promesa de que él lo sustituiría en el encargo, como sucedió en 2001 con el alcalde efímero Jorge Rodríguez Pasos, pero el caso es distinto y esa hipótesis no se sostenía en los hechos.
Así que vaya manera de iniciar una carrera política, con ese tipo de claudicación a un personaje que, a la siguiente vez, ni lo va a saludar. A menos que en el ejercicio de sus traiciones —antes, me dicen, traicionó al PAN— terminó sumándose, como muchos, a las filas de Morena o mejor como lo ha mencionado en privado al rochismo de nueva hornada.
Y es que para algunos observadores fue tutorado desde el tercer Piso del Palacio de Gobierno y, aun así, quién quiere a alguien tan grouchesco, tan flexible, con sus principios ideológicos y escaso respeto a la voluntad de los votantes. El Químico Benítez es un personaje frecuentemente impresentable, pero tiene los votos que lo pusieron ahí y eso, con todo lo cuestionable de la elección, lo legitimó la autoridad electoral.
Y lo peor vino después, porque al polarizar y enturbiar el ambiente político del municipio, a él y al resto de los regidores “rebeldes” les llamaron dar un paso atrás en sus pretensiones rijosas, a guardar las armas de las leyes y reglamentos, abandonar la lucha mediática para entrar en un silencio penoso, vergonzoso, porque, era el tiempo de Héctor Melesio, y éste llegó acompañado del mismísimo gobernador y el secretario general de Gobierno, y los regidores ni siquiera fueron tomados en cuenta, porque simplemente importaban en la negociación como escenografía del juego democrático como lo sugeriría el propio gobernador. (Eso, la versión democrática del gobernador de “háganse a un lado” para que entre Cuen Ojeda da para otra colaboración).
Así, el Químico Benítez, decidió no seguir en el debate mediático con quienes no tenían la última palabra, que eran simples peones en la crisis institucional y, por tanto, sacrificables, se sentó con el gobernador, el secretario de gobierno y con quien, había declarado la guerra: Héctor Melesio Cuen y, primero, todos se tomaron la foto en La Fonda del Chalío del Paseo de Olas Altas y teniendo a Chalío Zamudio de testigo de honor acordaron ir más adelante al hotel boutique Casa Lucía, propiedad de los hermanos Juan José y Erick Arellano, aquellos empresarios que esperaron pacientemente y ganaron el affaire Nafta, lo que habrá de significar una merma a las finanzas municipales de 140 millones de pesos, y, por una buena razón, han hecho amistad con el alcalde Benítez.
Y vinieron, entonces, respuestas chuscas, cuando los reporteros preguntaron a estos políticos que si venían a arreglar la crisis política municipal.
“No intervendré en el conflicto que se vive en el gobierno municipal de Mazatlán y ya le pedí al secretario de gobierno que cheque el caso” —dijo,el gobernador Rubén Rocha, que,sin duda,estaba interviniendo a través de su subalterno.
“No estoy tratando la crisis de Mazatlán con el alcalde Luis Guillermo Benítez Torres” —aseveró también Héctor Melesio Cuen Ojeda, el secretario de salud y que estaba ahí sin duda como dirigente del PAS, para reclamar lo que considera suyo.
Y lo mismo, dijo el alcalde Benítez, aun cuando habían pasado horas conversando en La Fonda del Chalío y Casa Lucía.
Luego, ya en la tarde-noche del antepasado viernes, los que no venían arreglar el compromiso, seguramente estaban para ver lo del intercambio de regalos navideños, como bien lo escribe Felipe Guerrero habían acordado el reparto del botín.
Dice:
“Hubo arreglo. El abogado Rogelio Buelna, del PAS, será secretario del Ayuntamiento de Mazatlán; Tesorería y Oficialía Mayor para el alcalde. También para el PAS las direcciones de Ingresos y Egresos, Primer Oficial Mayor, Asuntos Jurídicos, Ecología e INDEM a dónde ir a Juan José Pacho”.
Y, claro, los regidores estrenarán sus asientos del Cabildo, a esperar que nueva cosa les mandan hacer para repetir el ridículo.
Pero, de vuelta una semana, resulta que siempre no y que sigue la estira y afloja por el control del poder municipal.
Cualquiera que sea el resultado de la negociación, quienes vivimos y pagamos impuestos en Mazatlán, debemos prepararnos para vivir una tensión permanente en los próximos tres años y eso significa que estos regidores y los que los tutelan, estarán permanentemente poniéndose piedras en el camino y eso no lo merecemos quienes esperamos un gobierno eficaz, no un botín, en constante disputa.
Al tiempo.
Artículo publicado el 14 de noviembre de 2021 en la edición 981 del semanario Ríodoce.