El cambio en algunas formas fue notorio. La toma de protesta al gobernador Rubén Rocha Moya no se pareció en nada a lo que habíamos visto durante décadas en Sinaloa, con las decenas de gobiernos priistas y el de Mario López Valdez, emanado de una coalición opositora al PRI. Los empresarios, quienes históricamente habían ocupado las primeras filas de la sala de sesiones, fueron enviados a la parte de arriba. Allá estuvieron Eleovigildo Carranza y Carlos Berdegué, hasta donde tuvo que acercarse Quirino Ordaz para saludarlos de mano, ya en las últimas horas de su mandato. Las familias de algunos de los desaparecidos ahora estuvieron en primera fila. “De eso se trata, de que se vea el cambio”, habría dicho Rocha cuando le dieron a conocer el acomodo. Entre los invitados estuvieron muchos universitarios que lo acompañaron todos estos años. Ausente la clase política tradicional, nadie la extrañó.
Pocas veces se vio un acompañamiento como el que tuvo Rubén Rocha en la sesión solemne del Congreso del Estado, donde estuvieron hasta sus nietos como en un día de recreo. Llamaron la atención los senadores Mario Zamora, que debió sentirse como pez fuera del agua. Y Ricardo Monreal, al que llamó “mi líder”. Y también muchos diputados federales, encabezados por Ignacio Mier, líder de la bancada morenista. Del senador Américo Villarreal dijo que le debía un pedazo de su triunfo, pues fue delegado de Morena en Sinaloa durante la campaña y que si se lanza por Tamaulipas el próximo año, le pagará el favor. Lo que no dijo es cómo lo haría, pues él no podrá moverse mucho de Sinaloa. Tal vez fue un desliz, pero igual y no.
A Ignacio Mier lo llamó “mi brother” sin que hubiera necesidad. Mier es como un hijo putativo de Manuel Bartlett. Se formó con él y hacen mancuernas desde hace décadas. Tuvo injerencia en todos los estados en la elección pasada al grado de que hacía y deshacía listas de candidatos. Y ahora dirige los destinos de la cámara baja. De los siete acuerdos que Rocha tomó con el presidente y que anunció el domingo, tal vez el más novedoso sea la basificación de los trabajadores del sector salud, sobre todo por el tráfico de plazas que hay y que se ha denunciado desde hace muchos años. Que van a terminar las presas Picachos y Santamaría, pues eso que lo crea el que quiera creerlo, pues lo han prometido ya varios gobernadores y hasta de banderas les han servido en sus campañas.
Si Rocha tiene voluntad para cambiar cosas, le harán falta muchos elementos más para lograrlo. Las inercias son muy fuertes y pueden descarrilar aspiraciones por más legítimas y urgentes que sean. En la integración del gabinete se vieron esas inercias porque lo conformó a partir del vicio de tomar en cuenta tanto a los cuates como a las cuotas. Nadie lo presionó, ha dicho el gobernador, y puede ser así, pero no era necesario que lo hicieran si sabe leer el momento y su circunstancia. Eso sí, para todo tiene una explicación. Si se le pregunta por qué debe estar Melesio Cuen en el gabinete, dice que “por un asunto de gobernabilidad”. Claro, y Horacio Lora es subsecretario de educación básica porque es maestro de primaria… y así.
Prometer que con el nuevo gobierno se acabará la corrupción puede ser muy vendible pero tampoco es una promesa nueva. Y en la mayoría de los casos ha resultado hasta peor. Al primero que se le escuchó esta arenga fue a Francisco Labastida hace 35 años, cuando llegó de CDMX a buscar la gubernatura. Era el contexto ideal para enarbolar una bandera así, pues el gobernador era Antonio Toledo Corro, de pútrida historia. Malova hizo lo mismo y construyó su campaña a punta de periodicazos contra Jesús Vizcarra, basado en lo que había pasado en el sexenio de Jesús Aguilar, pero al final resultó peor que cualquiera de los que le antecedieron en el tercer piso.
Bola y cadena
SI RUBÉN ROCHA QUIERE REALMENTE acabar con la corrupción lo primero que tiene que hacer es transparentar todos los procesos administrativos. Empezando por la nómina, quiénes trabajan en las diferentes secretarías, direcciones, paraestatales, etc., percepciones, bonos, compensaciones… Pero esto es solo una parte, la otra está en cómo se gasta el dinero, porqué, dónde. Andrés Manuel López Obrador ha hecho cosas importantes en este rubro del gobierno, aunque la mayor parte de la obra y de las compras se estén realizando sin licitación. No creo que el gobernador deba copiar este esquema, por el contrario. Vigilar el uso y gasto del dinero público debe ser una tarea de su gobierno, al margen de que lo mismo se haga desde las instancias auditoras estatal y federal, y desde la sociedad.
Sentido contrario
AL MENCIONAR A MELESIO CUEN en su discurso del domingo, dijo Rocha que ya va a dejar la dirigencia del PAS. Es secretario de Salud y se supone que no debe caer en un conflicto de intereses. Pero cinco días después es el mismo gobernador el que lo sienta con el Químico Benítez para resolver el conflicto que hay por el reparto de las posiciones en el Ayuntamiento de Mazatlán. Nada que ver con Salud, por cierto.
Humo negro
RUBÉN ROCHA CITÓ DOS LÍNEAS DE Pablo Neruda en su discurso del domingo y dijo que solo hacerlo le enchinaba la piel. Neruda estuvo en Mazatlán a principios de los años 40 del siglo pasado, cuando fue nombrado cónsul general de Chile en nuestro país. Le encantaba pasearse en barco. Era tal su amor al mar, que los pisos de sus casas son de madera y tienen todos una pequeña inclinación porque el poeta quería tener la sensación de que andaba en un barco. El verso completo, que aparece en Canto general, en un poema dedicado a los puertos, es este: Topolobampo, apenas trazado en las orillas de la dulce y desnuda California marina Mazatlán estrellado, puerto de noche, escucho las olas que golpean tu pobreza y tus constelaciones.
Artículo publicado el 07 de noviembre de 2021 en la edición 980 del semanario Ríodoce.
