Sinaloa inicia, sin duda, una nueva etapa en su vida política. Inició, junto con el país entero, cuando Andrés Manuel López Obrador y Morena ganaron la presidencia de la republica y las mayorías legislativas en el Congreso de la Unión. Pero aquí el poder ejecutivo estaba todavía en manos del PRI y eso impedía hablar completamente de tiempos nuevos. Por eso es importante cada mensaje de los protagonistas, cada palabra, cada acto. Del gobernador electo pero también de los diputados locales que se han instalado ya en el palacio legislativo.
Falta conocer a plenitud la conformación del nuevo gabinete y entonces ya habrá elementos de sobra para avizorar hacia dónde iría la llamada “cuarta transformación” de la mano de un partido que estaba a punto de morir, el PAS y que el mismísimo gobernador electo se encargó de oxigenar al grado de que será, sin duda, un factor de gobierno no solo en la administración estatal, sino en muchos de los municipios, unos que ganó con sus candidatos, y otros en los que su apoyo fue importante para los triunfos de Morena. (Y hasta en los que no).
Rocha faltó, desde el principio de esta alianza, a un compromiso que había asumido para rescatar a la Universidad Autónoma de Sinaloa de un control que inició desde la propia rectoría de Héctor Melesio Cuen y siguió con Víctor Antonio Corrales Burgueño y luego con los ocho opacos años de Juan Eulogio Guerra. Rubén Rocha prefirió asegurar el triunfo a costa, lo sabía, de que no podría cumplir ese compromiso con los universitarios. Tuvo miedo de perder la elección porque esa posibilidad era muy grande si Cuen y el PAS hubiesen hecho alianza con el PRI. Ahora el PAS y Cuen están más fuertes que nunca y eso, los sinaloenses y los universitarios, se lo deben a Rocha.
Una pregunta que mucha gente se hace es cómo actuará Rubén Rocha respecto al presidente López Obrador. Porque los propios morenistas hay cosas que no aprueban de la gestión del tabasqueño. Y muchos aspectos de su estilo de gobernar, los pleitos diarios con todo el mundo, la doble moral que significa el discurso contra la corrupción cuando no tiene a nadie en la cárcel –salvo Rosario Robles y ya sabemos por qué.
Por lo pronto, Rocha Moya ya dijo que “renovará” la fiscalía estatal porque el perfil de Juan José Ríos Estavillo no encaja con su proyecto de gabinete. No importa para ello que al fiscal le falten por cubrir todavía cuatro años de encargo. Se habló con él y aceptó irse. ¿Qué a cambio? No lo sabemos, pero la forma en que Rocha decidió hacer el cambio va directamente contra el espíritu de la ley que le dio a este órgano “plena autonomía”. ¿A qué estamos asistiendo con esto? En primer lugar a que el próximo gobernador tendrá en la calle de enfrente a un “fiscal carnal”, cuando de lo que se trata con los organismos autónomos es que no le pidan permiso al gobernador para desarrollar sus funciones. Y en segundo lugar porque ya trascendió que no solo se está pensando en este cambio sino también en otros, como la Auditoría Superior de Sinaloa. Se argumentará que no ha respondido plenamente a sus funciones y se “acordará” con la titular, Emma Guadalupe Félix, su salida. Los diputados morenistas no la quisieron nunca porque afirmaban que respondía a los intereses del gobernador Quirino Ordaz y seguramente tenían razón. Pero ahora ellos quieren –ellos y Rocha si es verdad lo que ha trascendido–, una ASE también… “carnala”.
Aquí el tema es que la 4T sinaloense no tendrá ningún contrapeso en ninguna parte porque ha copado todos los poderes. El Ejecutivo sin duda, el Legislativo ni se diga y el Judicial con los cambios que vienen. Enrique Inzunza Cázarez irá a la secretaría general de gobierno y ya se perfila un hombre para que ocupe su lugar en el Supremo Tribunal de Justicia: Jesús Iván Chávez Rangel. Mientras, a través de Aída Inzunza, hermana de Enrique, controlarían el Tribunal Estatal Electoral. Carro completo.
Bola y cadena
NUESTRO SISTEMA PRESIDENCIAL, que permea hacia los estados respecto a la división de poderes está constituido por medio de contrapesos. Los poderes fueron creados en la Constitución y en las leyes para evitar los excesos del Príncipe. El Ejecutivo, por ejemplo, envía a la Cámara de Diputados un proyecto de Presupuesto y los diputados deciden qué sí y qué no. Para las controversias está el Poder Judicial. Durante décadas este sistema no funcionó porque todo lo decidía el presidente respaldado por un partido, el PRI. La “dictadura perfecta”, le llamó alguna vez Mario Vargas Llosa.
Sentido contrario
NO ES SANO PARA LA DEMOCRACIA que estos contrapesos se diluyan ni siquiera en proyectos que se esgrimen reivindicando la justicia social, la igualdad, la libertad, la honradez… Por el contrario, la democracia es más fuerte cuando estos poderes se ejercen con verdadera autonomía. Es verdad que debe existir armonía entre ellos teniendo como horizonte un proyecto, pero las tentaciones autoritarias no duermen. Durante décadas, por lo menos hasta José López Portillo, el PRI navegó con la bandera de la Revolución Mexicana, incluso hasta cuando sus gobiernos reprimieron movimientos obreros, campesinos y estudiantiles.
Humo negro
LA VENTAJA DE ESTE NUEVO escenario es que el principal protagonista, Rubén Rocha, no tendrá pretextos para no sacar adelante todo lo que ofreció en la campaña. Está obligado a realizar un gobierno enfocado a ayudar a los más pobres, a reactivar la economía, a generar inversión, a transparentar la administración, a desmontar las estructuras de corrupción que anidan en el Gobierno, a hacerles justicia a las mujeres y a los familiares de desaparecidos, a terminar con la impunidad y a reducir los índices delictivos…
Columna publicada el 03 de octubre de 2021 en la edición 975 del semanario Ríodoce.