Arriba otro proyecto petroquímico a la zona de Topolobampo

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Indígenas, recelosos de Alemania, guardan su opinión hasta ver el estudio de impacto ambiental

La etnia yoreme está recelosa de toda lo que hieda a Alemania. Para ellos, los bancos de desarrollo alemanes son sinónimos de corrupción. No hay argumento que los haga cambiar de opinión, pues anteceden a sus prejuicios las acciones intentadas por inversionistas para hacerlos cambiar de su rechazo a la aceptación a los proyectos petroquímicos.

“No es que nos opongamos al desarrollo, sino a que sean los alemanes los que quieran, insistentemente, invertir aquí. No tenemos una experiencia buena con ellos. Son corruptos y quieren instalarse aquí a toda costa, incluso, orrompiendo”, dijo uno de los indígenas que desde el público insistía en conocer a detalle la inversión.

José Luis Buitimea, uno de los líderes, afirmó: “Es lo que todos pensamos, que son corruptos. Y pues ya estamos ariscos. Ni modo, ellos, los alemanes, lo causaron. Quizá no sean malos, pero nos dejaron esa impresión”.

El caso salió a colación cuando los inversionistas, Rommel Gallo, Daniel Van Der Verdle, Tom Roche, y Francisco Galaz Beltrán, propietarios de la empresa Mexinol llegaron al centro ceremonial de Ohuira para presentar el proyecto de producción de metanol en terrenos cercanos a la comunidad, pero fuera de la bahía de Ohuira.

Los yoremes consideraron el proyecto una trampa de Proman, los inversionistas alemanes en Gas y Petroquímica de Occidente (GPO) que no ha logrado avanzar en el proyecto de construcción de una planta de fertilizantes en la bahía de Topolobampo por seis amparos que diversas comunidades han interpuesto ante los Juzgados de Distrito locales.

Aunque los promotores de Mexinol negaron que sea una inversión alemana netamente, sino de capital privado, reconocieron que el financiamiento para la construcción de las tres naves industriales sí será europeo.

Explicaron que Mexinol producirá 5 mil toneladas métricas de metanol (alcohol) de exportación en una planta que tendrá una inversión de 600 millones de dólares, fondeados por un banco alemán, y se construirá en un polígono de 100 hectáreas con vocación industrial en el Plan Director del Municipio de Ahome y está ubicada entre Paredones y Campo Estrada, a 6.5 kilómetros al sur de Los Mochis, a 7 kilómetros al norte de Topolobampo y 6.5 kilómetros de Lázaro Cárdenas.

El desarrollo del proyecto durará 40 meses y generará mil 700 empleos directos y un pico de 2 mil 900 puestos laborales. Esta tendrá 30 años de vida útil.

Van Der Verdle explicó que el metanol no es peligroso ni tóxico, y el nivel de explosividad es nulo, ligeramente inflamable y en caso de un derrame y combustión sólo se quemará el vapor porque el líquido se contendrá en diques.

Afirmó que el proyecto no tocarán la bahía de Topolobampo ni Ohuira porque no tomarán agua del mar ni la descargarán sobre él, sino que utilizarán las aguas residuales de la ciudad de Los Mochis que serán limpiadas para su uso industrial y los excedentes se retornaran a la laguna de oxidación para que 28 días después se descarguen al mar.

Las aguas extras a devolver estarán reducidas en nitrógeno y fósforo, elementos que favorecen la proliferación de algas en la bahía, utilizará gas natural como materia prima y tendrá tecnología alemana y europea para reducir las emisiones de dióxido de carbono al medio ambiente.

La contaminación auditiva será nula y las ondas electromagnéticas que afectan las señales de telefonía y de televisión, imperceptibles.

Galaz Beltrán, afirmó que en el proyecto, hay un solo inversionista mochitense que le ha apostado al desarrollo industrial, pero sin contaminar tierra agrícola, ni las bahías, protegiendo a la comunidad, para generar mejores empleos.

Gallo, Van Der Verdle, Roche y Galaz Beltrán, coincidieron en que el proyecto es franco y no oculta desventajas para la comunidad.

“No les vamos a esconder nada, ni ocultar nada, somos abiertos. Por eso venimos a dar la cara, verlos a ustedes, despejar dudas, invitamos a universidades y autoridades indígenas para que nos cuestionen, preguntan sus dudas, las despejan y tengan una decisión entorno al proyecto. No les vamos a mentir sobre los beneficios para los habitantes de las comunidades, ni los vamos a engañar con lo que se puede hacer en conjunto. Seremos colaboradores del desarrollo, pero sin mentiras. No venimos a eso”.

Ulises Pinzón Vázquez, activista del colectivo ¡Aquí No! dijo que hay reservas sobre la MIA para emitir una opinión, pero las consultas de tecnicismos están en marcha.

Felipe Montaño Valenzuela, cobanaro de Ohuira y una treintena de líderes indígenas del norte de Sinaloa recibieron a los inversionistas, escucharon la propuesta pero se reservaron emitir una opinión hasta analizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que en su versión pública ya contaban con ella.

Artículo publicado el 03 de octubre de 2021 en la edición 975 del semanario Ríodoce.

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