Teresa Margolles y la resignificación de la muerte

Teresa Margolles y la resignificación de la muerte

La artista nacida en Culiacán ha trabajado con el tema de la muerte para recordar que son ausencias que duelen

Teresa Margolles ha logrado construir una trayectoria sólida a nivel internacional con una obra visual poderosa, incisiva, profunda, relacionada con la violencia que se vive en México.

Ha recogido de las escenas violentas cristales que pertenecieron a un automóvil impactado por balas y de las morgues, fluidos de sangre y agua para resignificar la muerte. Con ellas ha desarrollado joyas, bancas, frases, que pueden parecer crudas, pero en realidad está dando vida más allá de la ausencia.

Difícilmente podría ser de otra manera, como artista está directamente influenciada por la tierra en la que nació y en donde tuvo sus primeros acercamientos a los talleres de fotografía de la Escuela de Artes José Limón, primero como una afición.

Al paso de los años optó por ampliar sus estudios en la Ciudad de México, aunque no precisamente fueron en arte, para 1990 ya se había diplomado en Medicina Forense, en el Servicio Mexicano Forense y cinco años después egresó de la Universidad Nacional Autónoma de México de la carrera de Ciencias de la Comunicación.

De manera paralela fundó junto a otros creadores el colectivo Semefo, que irrumpió la escena del arte con una consigna: no callar que la muerte no fuera sólo un paso, experimentado con cuerpos de animales y del hombre mismo.
Buscaron darle seguimiento al cuerpo muerto para comprender su dimensión social. Estar en la línea de dos dimensiones: aquella que la une con los familiares que viven la pérdida, y la que provoca el dolor y la ausencia. Recoger la memoria.

Desde entonces, la artista, empezó a llevar consigo la muerte violenta, la que es inherente a la vida diaria en Sinaloa y se extiende cada vez más a otros territorios. Lo ha hecho desde una morgue donde ha realizado una investigación, que le ha permitido adentrarse a la realidad, a la presencia y ausencia del cuerpo, el vacío y el hueco que deja una persona muerta.

La morgue, el termómetro

En la morgue constató que ese es el termómetro de la sociedad, de lo que pasa en las calles. Como ejemplo está Guadalajara, en donde se topó con los altos índices de suicidio; la Ciudad de México, con una cantidad de cuerpos que no son reclamados; Culiacán, con la frecuencia de personas asesinadas.

“Se cree que la muerte, es un tema exclusivo para el periódico y que el arte no tiene cabida, es un reclamo que siempre me hacen, me preguntan ¿por qué meterse con el cuerpo de una persona asesinada? ¿por qué llenar de sangre los museos?, siempre digo que es importante discutir de esto desde términos artísticos, el arte puede estar dentro de la sociedad, no solo para la contemplación, el adorno, decorar casas de ricos, sino para discutir lo que está pasando en la sociedad”, señaló Margolles.

Adentrarse a su obra resulta un recorrido por lo que inevitablemente se ha convertido en una cotidianidad en el país, pero está ahí el arte de Margolles para mantenerlo presente, día a día como las notas de los diarios que recuerdan las muertes y su memoria.

ESCULTURA SOBRE VIOLENCIA. Discutir el contexto.

A pesar de que no ha estado muchos años en Culiacán, se siente ligadísima; aunque no haya un Malverde en su obra está hablando de esto, pero también de Brasil, Guatemala, Alemania.

En 2011 trabajó en el proyecto de arte contemporáneo del Jardín Botánico de Culiacán, en el que propuso seis bancas realizadas con cemento mezclado con agua utilizada para lavar cuerpos de personas asesinadas.

Invita a recostarse en ellas para hablar de la vida, esa vida con la que se resignifica a la muerte misma, una idea constante en su obra, empapada de silencio, pero también de voces de los deudos que lloran, del dolor, de la memoria, la pérdida.

“No hago piezas para hacer polémica, no es la intención. Hago piezas para reflexionar; el país necesita una reflexión colectiva, es importante. Mi trabajo tiene qué ver con el vacío y la pérdida. Son mil 800 asesinatos en el año y eso se traduce a mil 800 familias destrozadas, ¿por qué no podríamos hablar de eso?. Mi obra es un chiste comparado con lo real, el arte es un rasguño a la pared, al grado de que finalmente no puedes hacer nada, es un chiste rasgar en un lugar que no lo ve nadie, finalmente terminamos en una profunda tristeza”, afirmó Margolles.

La vida y la muerte

En 2009, Margolles fue la representante de México en la Muestra Internacional de Arte de la Bienal de Venecia, con la instalación ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, en la que a través de piezas, incluyendo audios, imágenes y acciones buscó colocar a los espectadores frente a la realidad que lacera la vida diaria en estados como Sinaloa: la violencia y sus efectos.

A esta temática Margolles, suma la escultura que a partir de 2024 exhibirá en la Plaza de Trafalgar, en el centro de Londres. Serán 850 rostros de personas transgénero de todo el mundo.

Artículo publicado el 15 de agosto de 2021 en la edición 968 del semanario Ríodoce.

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