Anuario 2020, Año Perdido

virus

“Los hombres conocen el presente.
El futuro lo conocen los dioses…
Pero del futuro, los sabios captan
Lo que se avecina”
Constantino Cavafis

 

Si algo será el año 2020 es inolvidable, la memoria será terca en la historia ante una fecha que marcó a la humanidad en este milenio. En esta primera parte del anuario de Ríodoce 2020 año perdido, reflejamos parte de la difícil cobertura periodística en medio de la pandemia.

El periodismo, como cualquier otro oficio, requirió también enclaustrarse, con la diferencia que el periodismo es tal sí va al contacto, a la cercanía con el testigo. Mostramos ocho escenas de este año que parece perdido, como si nada ocurriera y todo estuviera pasando, al mismo tiempo.

 

CUAUHTÉMOC CORTEZ. Primer contacto.

 

Desde Wuhan, China… (Escena 1)

Todo comenzó en Wuhan, China, algún día de 2019. Un año después hay más preguntas que respuestas: ¿fue un pangolín o un murciélago, de venta en un gigantesco mercado, quien pasó el virus a un humano?, ¿los contagios estaban antes de que se hiciera oficial?, ¿se respondió a tiempo a la emergencia sanitaria?

Hoy el virus y la enfermedad están en todo el mundo. Facturas que cobra la globalidad.

China notificó el último día del 2019 a la Organización Mundial de la Salud, OMS, sobre neumonías atípicas sin fallecimientos. A partir de ahí todo se precipitaría con una rapidez que asombra:

Para el 12 de enero se tenía la secuencia genética del virus causante de esas neumonías, y se le bautiza como SAR-COV-2. Está identificado, pero cómo enfrentar la enfermad aun hoy es un rompecabezas.

El coronavirus es uno más de muchos similares al causante del resfriado común que se conocen ancestralmente. Aparecen más o menos cada 10 años. Son cíclicos. Mortales. Ruidosos. Infunden terror. Siempre a su alrededor hay la duda si surgieron realmente, o solo se trata de un ardid farmacéutico para que un gran consorcio se vuelva rico en unas cuantas semanas.

 

WUHAN, CHINA. Un hospital COVID en diez días.

 

Justo un día después, 13 de enero, se confirma el primer caso oficial fuera de China, en Tailandia. Para entonces el gobierno chino, férreo en su control, imponía restricciones a la movilidad hasta la clausura de la provincia, que no es nada pequeña, unos 11 millones de habitantes: nadie entra, ni sale, luego circularían las imágenes con policías persiguiendo a posibles contagiados que se niegan a ir a los hospitales.

El calendario chino celebra el cambio de año en fecha distinta a occidente. El país se preparaba para la llegada del 2020, el año de la rata de metal. Durante dos semanas, la segunda de enero y la primera de febrero en nuestro calendario, se registra la más grande migración de la humanidad, millones de chinos regresan a sus lugares de origen o visitan a sus familias durante esos días.

Antes de que terminara enero, el coronavirus y la COVID estarían también en marcha con la propagación más poderosa de una enfermedad que se tenga registro en la historia. La peste bíblica a la que tanto miedo tiene la humanidad, no tardaría mucho en ser decretada.

Por aquellos días de febrero, cuando se veía lejana en México la amenaza, Ríodoce contactó a un joven sinaloense que vive en China. Se le envió un cuestionario para que narrara cómo es la vida en la emergencia que se desencadenó desde Wuhan, una provincia en el centro del país. Desde su departamento, entre el aburrimiento y una capa de incertidumbre, nos respondió con una serie de videos. Mientras el mundo ponía los ojos en China, Cuauhtémoc Cortez Barceló nos envía su diario, lo que enfrentan millones de chinos para contener la epidemia.
Muy pronto se entendería en su tierra natal lo que vivía Cuauhtémoc.

 

HOTEL LUCERNA. El primer registro.

 

De Italia a México, a Sinaloa (Escena 2)

China apantalló al mundo construyendo un hospital de mil camas en solo 10 días. Las imágenes en cámara rápida hacían ver fácil lo que no lo es. Y no solo construyeron uno, sino varios.

Mientras tanto en México…se componía una cumbia, y se volvía viral en redes, para burla de otros países que temblaban ante la llegada del virus.

Cuando México ríe con los memes y baila con la cumbia, el virus continúa su viaje a una velocidad impresionante. Hasta que ocurre lo inevitable: De China a Italia, de Italia a México, de México a Sinaloa, a Culiacán.

El 28 de febrero se anunció que el coronavirus ya estaba en México, dos hombres que llegaron vía aérea de Italia estaban contagiados: Uno de ellos tomó otro avión con destino a Culiacán. Al saberlo, no le permitieron salir del hotel donde se hospedó.

Sinaloa se convertía así en la primera entidad con contagios. Muy pronto se acabaron las risas, las burlas, estábamos en la pesadilla y ni cuenta nos dábamos.

Artículo publicado el 27 de diciembre de 2020 en la edición 935 del semanario Ríodoce.

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