Cine: ‘Cuidado con lo que deseas’

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Luego de una corrida comercial en plena reapertura de las salas de cine tras el confinamiento por el COVID-19, Cuidado con lo que deseas (México/2020), dirigida y escrita por Agustín Tapia, llega a la plataforma de Netflix como una cinta de terror que promete mucho, pero a medio camino se tambalea y se queda corta en su intención de asustar y provocar sorpresas.

Una cabaña junto a un lago, en medio del bosque, es el escenario para festejar los ocho años de Pamela (Valery Sais), a donde asisten sus padres Nuria (Fernanda Castillo), Bernardo (Juan Ríos) y su tío Esteban (Iván Arana), hermano del papá, quien adora a su sobrina y le regala un arlequín y un teatro de marionetas, el cual, además, sirve para representar y revelar los oscuros secretos de la familia y sus verdaderas intenciones en ese recóndito lugar.

Cuidado con lo que deseas comienza muy bien con esa secuencia realizada de manera precisa, en la que se ve una mano que sostiene un cuchillo a la vez que recorre una lujosa casa. La cinta, también, puede presumir de ese recurso original e interesante para desarrollar su premisa, específicamente, el muñeco Hellequin y el pequeño escenario de juguete que expone, mediante la puesta en escena, los pensamientos, deseos y maldades de los adultos.

Sin embargo, la película tiene sus fallas y no tarda mucho en evidenciarlas: arranca como una de terror y termina en un fallido suspenso que no lo salvan ni sus toques dramáticos ni fantásticos; la trama es tan predecible, que desde la primera escena en la que aparecen juntos los cuatro integrantes de la familia se puede deducir hacía dónde va y en qué acabará, y en caso de que quede alguna duda de eso, se resuelve muy pronto con el regalo que el tío Esteban le hace a Pamela.

Es evidente que el director tenía una buena idea, pero no la supo plasmar adecuadamente en el guion y mucho menos logró ejecutarla bien a la hora del rodaje, aun con todos los elementos a su favor, así sean repetitivos y estereotipados: la enorme casa y la cabaña alejada dispuestas a ser exploradas y explotadas para crear más tensión; el muñeco que, si bien tiene algo de Chucky, con más presencia, fuerza y precisión, pudo haber sido un quinto protagonista y no un personaje olvidado, en segundo plano, del que no se define si es capaz o no de hablar, y si es bueno o malo; y la música acorde al género.

Indiscutiblemente, los intérpretes son capaces de dar un mejor trabajo, pero no fueron bien dirigidos. Es grato ver a una Fernanda Castillo convincente, en un papel alejado de lo que comúnmente hace, pero está mayormente desaprovechada, al igual que el resto de elenco: Valery Sais es muy simpática y muestra muchas tablas para la actuación, no obstante deja ver su inexperiencia; Iván Arana alcanza tintes de manipulador malévolo al que se le puede creer su disfrazada bondad, aunque no todo el tiempo; y, si bien, Juan Ríos quiere ponerse al nivel de su consanguíneo, hace un mejor papel cuando se le ve de papá cariñoso, esposo complaciente y hermano cordial. Con todo, la película se sostiene hasta el final, así no quede en la memoria. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 13 de diciembre de 2020 en la edición 933 del semanario Ríodoce.

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