Leí los ingredientes de este producto casi por accidente. Estaba cerca de la cafetera y un compañero me pidió de favor que revisara un bote de este producto para ver si todavía servía ya que se había quedado sin refrigerar desde el día anterior; él quería prepararse un café cremoso, pues no es de café negro.
A simple vista me pareció que no había problema, los productos lácteos que no se refrigeran tienden a “hinchar” el envase pero este se veía normal. Y efectivamente, no olía mal, pero tampoco a lácteo. Le di vuelta y leí. Mi conclusión fue que el producto no contenía nada que se pudriera, no por lo menos en dos o tres días sin refrigeración. Se lo dije. Al revisar la información del envase pude ver que puede durar hasta 14 días en refrigeración después de abierto. Otra señal de la poca vida que hay en el producto.
Para la industria, una de las mayores ventajas de este tipo de productos es que tienen una muy prolongada vida de anaquel y son más económicos de producir, por lo que en el mercado suelen estar por debajo del precio de las cremas líquidas originales, esas que son de base láctea.
La percepción de que este producto es crema proveniente de la leche es común, la realidad es que ni la versión líquida ni la de polvo son cremas: son imitaciones, o sustitutos, como la misma industria los promueve. Y sí, son más económicos, pero menos sanos que lo natural.
Envase
El envase es una botella tetra brik con taparrosca. Su capacidad es de 530 gramos. La tapa es roja y contrasta con el verde esmeralda que cubre a la botella entera. La cara frontal muestra un rosario de palabras que describe al producto en sí en la parte superior izquierda, a la derecha de este, dos sellos de la Secretaría de Salud: exceso de azúcares y exceso de grasas saturadas. Aquí la regulación es inconsistente, ya que los excesos en azúcares y grasas saturadas se traducen en exceso de calorías, por lo que debería contar con esa leyenda también.
Del centro hacia abajo del envase se encuentra la parte ilustrada, en esta se muestra una taza de café ligeramente espumada y que se supone es la forma en que se vería un café aderezado con Coffee Mate. Al pie de la misma taza, se ven un par de hojas de trébol, que junto con el verde de la botella son un símbolo del orgullo irlandés, detalles que amenizan el nombre de la versión: crema irlandesa.
Ingredientes
Esta versión de Coffee Mate es elaborada con 11 ingredientes, siendo agua, azúcar y aceite vegetal, los tres de más alto contenido. El resto del listado es el siguiente: caseinato de sodio, fosfato hidrogenado dipotásico, mono y diglicéridos, esteres de glicerol de ácidos grasos de diacetil tartárico, celulosa microcristalina, carregenina, carboximetil celulosa y saborizante artificial.
Este listado es evidencia de que el producto es una imitación química de crema para café y que lo que contiene no es más que una mezcla de aditivos, emulsionados en una solución grasa y azucarada que, aunque es libre de lactosa, pues no contiene leche, no es recomendable para su consumo.
Sustitutos, no la mejor opción
La leche es una emulsión de agua, grasa y azúcares, básicamente. Los sustitutos de crema líquidos, también. La diferencia es que la grasa del sustituto es vegetal y su azúcar es de caña o de maíz, no lactosa. “Si tomas sustitutos de crema porque eres intolerante a la lactosa, o no quieres consumir leche, son una buena opción. Pero si tomas sustitutos de crema porque quieres consumir menos grasa, no todos son buena opción, ya que algunos tienen más grasa que la leche”, afirmó la Profeco el año pasado.
En este caso, no hay leche en el producto, solo algunos derivados de la caseína, que poco tienen de leche. Y sí, contiene grasa, mucha grasa, y de la mala. La tapa arterias, la inflamatoria. Y también una gran cantidad de azúcar, casi 30 gramos por cada 100. Al final, sustituir crema de leche por Coffee Mate buscando mejorar la salud, es como cambiar al pícher ganador y que le den de palos al relevista.
Artículo publicado el 8 de noviembre de 2020 en la edición 928 del semanario Ríodoce.